Desesperación de Draupadi. Octubre 2024

Inspirada en las vejaciones que sufrió la reina Daupadi, esposa de los cinco pándavas por los chatrias Kuru (textos védicos indios del Mahábharata, s. III a.C.). Dimensiones aproximadas de la envolvente, 20x20x40cms. Peso 8,45k.

Técnica, características y dimensiones: ejecución mediante esfera tallada en mecanizado de pieza de aluminio magnesio, superficie desbastada y pulido manual, diámetro 115mm. Alambres, aluminio magnesio. Base y varilla soporte, acero inoxidable.

 

Fotografías, Gabriel Campuzano

La sala entera estaba inmersa en un terrible silencio. Vidura suspirando agitadamente, se sentó con la cabeza entre sus manos mirando al suelo como sui estuviera pidiendo perdón a la madre tierra por la gran injusticia que se había cometido. Bhisma y los demás estaban consternados y confusos.

[…] [Duryodhana] —En verdad, éste es el día más feliz de mi vida, y lo debo a ti, solamente a ti, mi querido tío. —Duryodhana luego dijo—: Vidura, tío mío, ahora Draypadi es nuestra esclava, ve y tráela ante nuestra presencia y que habite en los aposentos reservados para los criados. Debe empezar a familiarizarse con sus nuevas obligaciones. […]

[Vidura] […] —No les provoques. Draypadi no es esclava tuya y no debe ser insultada; Yudhisthira no tenía derecho a apostarla, ya nada le pertenecía una vez perdida su misma vida. No cabe la menor duda de esto. Quizá no te gusten mis palabras y creas que no actúo como un buen consejero. Pero no es así. Únicamente te estoy advirtiendo contra la terrible ira de los pandavas. […]

No hay nadie más ciego que aquél que no desea ver, ni nadie más sordo que quien se niega a escuchar. […]

[Duryodhana] —Ya hemos escuchado demasiado a este pobre hombre que no sabe hablar de otra cosa. —Y girando la vista miró a uno de sus siervos de la corte al que llamó ante su presencia y en mitad de todos los sabios, ancianos y hombres justos, le dijo—: Pratikami, ve a los aposentos de las mujeres y dile a la esclava Draypadi que ahora nos pertenece y que requerimos su presencia, pues el príncipe kuru, su amo y señor, quiere que se apersone en la corte. […]

El sirviente se dirigió a los apartamentos de las reinas y dijo a Draypadi:

[Pratikami] —Draypadi, ahora eres esclava de Duryodhana, pues tu marido Yudhisthira, obsesionado por el juego, ha apostado tu persona y ha perdido en este juego con los kurus. Duryodhana, tu amo y señor, desea que vayas a la corte. […]

Sin embargo, Draypadi no desistía de su postura y le dijo:

—Regresa de nuevo a la corte y pregúntale a mi marido qué es lo que debo hacer, le obedeceré a él y a nadie más.

El sirviente volvió y llevó este mensaje a Yudhisthira quien agachando la cabeza dijo: —Dile que quiero que venga y consulte con los ancianos si lo que hice estuvo bien o fue un error. […]

[Duryodhana] —Dussasana, parece que este sirviente te tiene miedo. Debes ir tú a los aposentos de las mujeres y traer a Draypadi a la corte ¿Qué puede hacerte ella? Ahora es nuestra esclava.

El joven hermano del príncipe se levantó, se dirigió hacia las estancias de las reinas. Entró y se quedó de pie riéndose ante Draypadi. Luego dijo:

—¡Vamos, ven!, nuestro príncipe Duryodhana te ha ganado en el juego. Ya no tienes porqué temer a tus amados maridos. Puedes venir sin ninguna vacilación. Lo justo ahora es que centres tus ojos de loto en el monarca de los kurus.

Al oír esto, Draypadi saltó de su asiento como si algo le hubiese picado. Dussasana se divertía contemplando la situación y riéndose a carcajadas le decía:

—No seas tan recatada, después de todo, nosotros somos primos de tus maridos.

Ella le miró con una expresión salvaje en sus ojos y salió corriendo hacia los aposentos de Gandhari. Dussasana enfurecido corrió tras ella, hasta que logró cogerla por sus largos cabellos negros. Esto era algo terrible, pues sus cabellos habían sido purificados por las aguas sagradas, durante la celebración del Rajasuya. La atrapó agarrándola por el pelo, sin saber que, estaba tocando una serpiente que con toda seguridad le causaría la muerte. […]

Eres nuestra esclava, la esclava del príncipe Duryodhana, pues él te ha ganado en un juego de dados. Tu marido Yudhisthira te uso a ti como apuesta y perdió, y ahora quiere que vengas a la corte, para que consultes con los ancianos este sutil asunto. En cuanto a mí, fue el rey quien me ordenó que te llevara a la corte: si te niegas a ir te llevaré a rastras.

Draypadi, arrastrada por el pelo, con el vestido empapado por las lágrimas y desaliñado por el duro trato de que era objeto, hizo su entrada en la corte. […] pp. 202 a 205. T I

Capítulo XII. Draypady, esclava de Duryodhana

MAHABARATA. El mayor poema épico de la India. autor Vyasa.

 

Editorial EDICOMUNICACIÓN. Barcelona 2006

Víctor Díaz López
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