recorriendo la planicie,

buscando el amanecer un día de abril

2016

Después de hallar este artículo con el que me identificaba y, sentir la satisfacción de no encontrarme sólo, quise compartir con Luis una serie de reflexiones provocadas por su lectura y, aunque él, se posicionó al otro lado del grupo renuente «Pienso que en todo caso, dentro del uso racional y responsable, se trata siempre de sacar utilidad a la tecnología, pero es lamentable la forma en que los móviles han absorbido por completo el tiempo libre de muchas personas... Estamos enganchados.» se produjo un intenso debate.

¡Uso racional y responsable!, seguro que de ti lo espero, pero, has observado en un trayecto de metro o cercanías cuantas personas se dedican a observar o deleitarse con las del sexo opuesto (¿?), o cuantas miran por la ventanilla para ver cómo nos alejamos de la urbe y aparecen los primeros olivos cuyas copas vibran con los rayos del sol. Muchas no, la mayoría clava su vista en las pantallas de sus modernos o no menos modernos ifones, aipad o sansun. Conversaciones, la mayor de las veces triviales, chistes malos, cualquier motivo se lleva a la pantalla, fotos, muchas fotos, de todo, familiares, amigos haciendo el ganso, tías güenas o políticos ridiculizados, da igual el signo, + o -.

Lo cierto es que tu reflexión me lleva a esta otra, y aunque parezca que no tienen nada en común, si lo tienen, ambas son antítesis, como los móviles modernos o como los que usamos los insumisos:

Lo cierto es que tu reflexión me lleva a esta otra, y aunque parezca que no tienen nada en común, si lo tienen, ambas son antítesis, como los móviles modernos o como los que usamos los insumisos:

Alguna que otra vez os he contado que me gusta levantarme los sábados y domingos al amanecer, de noche para caminar. Repito una y otra vez el mismo camino e increíblemente no me canso. Tal vez será por qué cada vez pienso algo distinto, La luna abre la senda una vez he abandonado las últimas farolas del extra radio. Parcelaciones ilegales, nadie pulula por las calles. Cuando algún coche se cruza, rara vez ocurre, su ocupante suele mirar extrañado al caminante, que hará este tío por aquí y a estas horas. La música de mi mp3, los Lps de Pink Floyd que me han acompañado toda la vida se disuelven lentamente, canción a canción, al amanecer. Llego a oler la humedad que sube de las hierbas al cielo al mínimo calor de la aurora, la diosa Eos, la de los dedos de rosa, la que me despide alzando a Helios con sus poderosos brazos y que tan hermosamente fueron descritas por el poeta griego de Mimnermo de Colofón o Esmirna, haya por el segundo tercio del siglo VII antes de cristo.

Son muchas las veces que absorto en los pensamientos que aparecen súbitamente en mi cabeza, seguramente llamados por el subconsciente, olvido hasta por donde marcho. Pienso y pienso, repaso multitudes de circunstancias, algunas del pasado, otras de radiante actualidad, de la familia, del trabajo, oníricas o reales. Siempre que llego, me alegro tremendamente de haber disfrutado de todo ese tiempo, dispuesto a repetir.

Días atrás decidí llevarme la cámara y captar imágenes de los territorios por los que discurro. El tiempo crítico de las dos horas de la caminata al amanecer dan muchas posibilidades, muchas inenarrables, colores, temperaturas, ruidos y sonidos, humedades, e incluso cansancio. Adjunto un collage que he compuesto para deleitarme con los contrastes.

Al sol tocole en suerte labor cotidiana

y nunca le llega descanso alguno,

ni a él ni a sus caballos, una vez que Aurora, la de rosados dedos,

a Océano abandona para subir al cielo.

Pues a él un amable lecho cóncavo,

por las manos de Hefesto en oro precioso labrado,

por el mar lo transporta con sus alas sobre la superficie de las aguas,

mientras duerme plácidamente, desde la región de las Hespérides

hasta la tierra de los Etíopes,

donde su carro veloz y sus caballos están detenidos,

hasta que llega la Aurora, hija del amanecer.

Allí monta en su carro el hijo de Hiperión.

Fragmento perteneciente al poema Nanno:

El relato mítico en la elegía (Frag 5 Gentili-Prato)

Extraído del libro «Antología de la lírica griega arcaica»,

edición de Emilio Suárez de la Torre, publicado por Editorial Cátedra

Víctor Díaz López
Calle Botica 4
41701 Dos Hermanas

 

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