Aurangabad – Ajanta – Ellora – Mumbai
A las 8:45 cruzábamos el río Bhima, afluente del Krishna y frontera natural entre los Estados de Karnataka y Maharastra. En mi mente quedarán para mucho tiempo recuerdos inolvidables de las ciudades Badami y Bijapur. En éste nuevo Estado permaneceremos nuestros últimos días en la India, dos jornadas. Primeramente visitaremos la ciudad de Aurangabad, donde pernoctaremos, ciudad que será la base en las próximas visitas que realizaremos a las cuevas de Ellora y Ajanta, para terminar marchando en tren a Mumbai, capital del estado federal. Pero eso será mañana, hoy nos toca todo el día en carretera.
Fue el líder marata Chhatrapati Shivaji (1627-1680) quien al vencer a los mogoles que dominaban gran parte de la India, otorgó entidad social y política a este País, gobernando sobre el Deccán y la India Occidental. Aún hoy día este dirigente es muy apreciado por los habitantes de Maharashtra, a los que además de darle su independencia, les hizo sentir importantes. A mediados del siglo dieciocho, el estado quedó en manos de una sucesión ministros conocidos como los “peshwas” que tras gobernar hasta 1819 entregan el poder a los británicos, después de la tercera guerra anglo-maratha. Tras la independencia se unen al estado de Gujarat para forma el gran estado de Mumbai del que se vuelven a separar en 1860 excluyendo a las áreas de habla gujarati. Samyukta Maharashtra Samiti exigió la unificación de todas las regiones de habla marathi bajo un mismo estado, el 1 de mayo de 1960, el Día de Maharashtra.
Es el segundo Estado más poblado de la India después de Uttar Pradesh y tercero en superficie. Es bañado por el mar Arábigo al Este, al Norte limita con los estados de Gujarat y Madhya Pradesh, al Sur con Karnataka, y Andhra Pradesh y al Este con Chhattisgarh. Su población se acerca a los 100 millones de habitantes, con una densidad de 320 por kilómetro cuadrado, el 42% se acumulan en las ciudades. Su nivel de alfabetización es muy alto, siendo el marathi la lengua oficial. La mayoría son hindúes, Ganesha es la deidad más popular, seguido de Krishna en el avatar de Vithal. El Islam es la segunda religión con más de 9 millones, el 10% de la población, la mayoría sunitas. En menor medida, jainistas, budistas y cristianos, católicos y protestantes y algunos zoroastrianos. Es el estado más rico del país con el 15% de su producción industrial y el 13% de su PIB, también emplea a un importante sector de la población, el 64% en la producción agrícola. La ciudad de Mumbai es la capital institucional y financiera del estado federal, albergando las sedes de los principales bancos, instituciones financieras y compañías de seguros en la India. Su puerto, astilleros y aeropuerto son los más importantes y activos del país.
El trayecto fue un tanto accidentado en cuanto a las perdidas de ruta. Nuestro conductor es natural de Tamil Nandu y allí las señalizaciones en las carreteras escasean, por lo que aquí, no se desenvuelve tan bien como nos han tenido acostumbrado. En Solapur tuvimos que deshacer el camino recorrido al equivocar la dirección prevista. Lo mismo ocurrió en Yermala, donde fueron más de cinco kilómetros los que se hicieron en dirección a Naldurg y que luego hubo que deshacer. Almorzamos en un restaurante vegetariano a las afueras de Beed, para llegar a Aurangabad a las 7:00pm, ya anochecido. Hemos quedado alojados en un magnífico hotel, el Rama Internacional, uno de los mejores de todo el viaje, sin lugar a dudas. Durante el trayecto he observado como de costumbre todo lo que nos rodea. He fijado la mirada en la carretera, en su tráfico. Muchos camiones, la mayoría, antiguos y destartalados, varios volcados en las márgenes, seguramente siniestrados tras accidentes. Los camioneros se reúnen en zonas especialmente habilitadas para ellos, se asean en enormes pilones, se lavan y bañan de arriba abajo, en calzoncillos en medio de la carretera, sin ningún pudor. Los campos son hermosos, seguimos sin ver arrozales, parece que definitivamente han desaparecido. El cocotero se ha transformado de productivo en ornamental, ahora marca caminos y parcelas, aquellas plantaciones masivas de Kerala y Karnataka han quedado definitivamente atrás. Predomina el maíz y cerca de nuestro destino son muchas las plantaciones de algodón. La tierra que vemos desde que salimos de Bijapur es de tonos oscuros, casi negra, presiento que es riquísima y entre ésta y la lluvia de los monzones, provocan que todos los espacios libres se tornen verdes. Inmensas praderas salpicadas de acacias, vemos por primera vez grandes plantaciones de naranjos. Trabajan hombres y mujeres, innumerables cebús, cabras y ovejas pacen placidamente, las imágenes de estos campos son envidiables.
Continuamos haciendo kilómetros y kilómetros atravesando el Deccán. A veces aparecen pequeñas ondulaciones, pequeñas colinas y oteros, también surcos de agua, riachuelos que recogen la gran cantidad de agua llovediza en escorrentías, charcas, lagunas y lagos. He visto muchas vacas y búfalos de agua en este trayecto, los cebús macho son utilizados como animales de carga y tiro, en unos rudimentarios arados, en el que aun perduran las rejas de madera. Cuernos largísimos (los más viejos) en forma de grandes dagas o como los mástiles de arpas, todos pintados, los colores preferidos, azul y naranja, en algunos casos estos cambian, dos o tres, combinando el verde con el azul, o tricolores como las banderas de España, rojo amarillo y rojo o la India, naranja blanco y verde. Todo un espectáculo que se acompaña por el continuo traqueteo del bus y es adornado por el más que delicioso pink floyd en mi pequeño apple.
AURANGABAD
Amanecemos en Aurangabad, ciudad fundada haya por el 1610 por Malik Ambar. El Primer Ministro de Murtaza Nizam Shah de Ahmadnagar, la llamo Khadki. Se convirtió rápidamente en una urbe populosa e imponente. A Malik lo sucedio su hijo Fateh Khan, quien le cambió el nombre a Fatehnagar. Cuando en 1653 el príncipe Aurangzeb (1618.1707) fue nombrado virrey del Deccán le cambió el nombre al definitivo Aurangabad o "construido por el trono". En 1720 el general de Aurangzeb, Nizam-ul-Mulk Asif Jah funda su propia dinastía en el Deccán, estableciendo aqui su capital. Posteriormente, forma parte del estado de Hyderabad Nizam hasta que éste se incorpora a la Unión India, para en 1956 formar parte del recién creado estado de Hyderabad. Al final, en 1960 se incorpora a Maharashtra.
Es un importante centro turístico, principal base para todos aquellos que se acercan a esta región con objeto de visitar las famosas cuevas Patrimonio de la Humanidad de Ajanta y Ellora, ambas relativamente cercas. No obstante, no hay que perderse uno de sus monumentos históricos más visitado, el mausoleo de Bibi Ka Maqbara. También es conocida por ser una de las ciudades que más rápidamente ha crecido en el mundo.
AJANTA
Esta mañana temprano hemos salido rumbo a Ajanta, queda a unos 105 kilómetros. El trayecto en autobús nos ha supuesto dos horas, en el que como de costumbre, Manu tira de sus apuntes y nos informa de nuestro objetivo. En este caso son unas nociones generales sobre la arquitectura que se realiza vaciando de la roca con el objetivo de obtener espacios arquitectónicos con el cincelado de la piedra natural. Queda ya muy lejos cuando tuvimos el primer contacto con esta manera de entender el arte, en los Pancha Rathas de Mamallapuram, al principio del viaje. Encontraremos dos técnicas en estas cuevas. Una consiste en el tallado al aire libre, en Ajanta quizás se encuentra el ejemplo más importante de todos, el templo Kailash, que veremos mañana y que fue el procedimiento utilizado en los Rathas. La segunda técnica consiste en el vaciado interior de la roca madre, como ocurre en los templos-cueva, ambos se han desarrollado paralelamente en el tiempo. En toda la India se conocen más de 1.500 de estas estructuras, siendo el lugar del mundo en donde más se ha utilizado este procedimiento, en su inmensa mayoría con carácter religioso. Las más antiguas datan del siglo III aC, son las cuevas Barabar en el estado de Bihar. Otro importante grupo de templos y monasterios budistas lo podemos encontrar al Oeste de la Meseta del Deccán, datados en el siglo II antes de Cristo. Por su puesto, también son muy importantes, las Ajanta y Ellora que veremos hoy y mañana. Para ampliar aún más el placer de observar estas maravillas, nos podríamos acercar a Bhaja, Karla, Bedse y Kanheri, todas las excavaciones que allí se encuentran son de los siglos primero y segundo antes de nuestra era.
Ha sido el carácter místico de estas religiones el que empuja a sus seguidores a vivir en cuevas y grutas naturales. En lugares lejos de las ciudades, en laderas rocosas, donde han desarrollado una vida monástica y ascética. Por su relación con los comerciantes y su situación estratégica en distintas rutas comerciales, también sirvieron de hospedaje, de los restos encontrados en sus interiores, se interpreta una importante relación entre monjes, comerciantes y gobernantes, estos últimos protegían y financiaban las excavaciones. Muchas de estas construcciones se encuentran muy bien conservadas, al ser abandonadas, la naturaleza las ha ocultado, siendo así, menos vulnerables al vandalismo. Las residencias de los monjes eran las Viharas y los santuarios para el culto religioso donde se congregaban los devotos, las Chaityas. Disponían generalmente de una cámara interior o garbhagriha, en otros casos eran rectangulares, con un ábside circular presidido por una estupa esta sala era rodeada por una galería, creando un recorrido deambulatorio, el pradakshina. El techo del espacio principal se excavaba simulando una bóveda de cañón o chandrashalas, término utilizado para describir el arco de herradura que conforma el techo. Este mismo elemento decorativo es utilizado en la fachada exterior y es conocido como gavaksha.
El patrocinio de gobernantes y mercaderes propició que estos templos y monasterios estuviesen cada vez más enriquecidos, abundando magnificas tallas y hermosos frescos en sus cámaras interiores. Muy interesante ha resultado la explicación que nos ha dado Manu acerca de cómo confeccionaban los frescos que veremos. Estas pinturas a las que también se las denominan “temperas”, tenían un proceso de elaboración muy complejo. Se comenzaba con la preparación de la superficie de piedra, dejándola rugosa, a continuación se daban dos capas base, la segunda más fina que la primera, con pasta que se obtenía de la mezcla de barro con harina de arroz y gravilla fina. Cuando éstas fraguaban se dibujaba el boceto con las imágenes que se deseaban obtener, se utilizaba “sinambar”, la savia roja del drago, especie arbórea de la que hoy solo quedan ejemplares en Canarias y Yemen y, que por aquella época podían encontrarse en la India, hoy esquilmados por el uso de su savia, a que le adjudican propiedades medicinales. Después se aplicaban los pigmentos de los distintos colores, obtenidos en base a tierras, cenizas, cales, lapislázuli, etc. eran mezclados con gomas arábigas, para que se adhiriesen a la pared. Finalmente se barnizaba todo el resultado para dar lustre.
Nuestro objetivo es visitar las 27 cuevas budistas datadas entre los siglos II antes de Cristo a VI de nuestra era, constatándose como el período con mayor actividad constructora, el reinado de Harisena, de la dinastía Vakataka, entre 460 y 478. Aquí encontraremos las primeras instituciones monásticas que surgieron en la India y que decayeron justo cuando se construyeron las cuevas de Allora, que visitaremos mañana. Cuando ocurrió el declive estas fueron literalmente absorbidas por la naturaleza que rodea su enclave, hasta que fueron redescubiertas por pura casualidad el 28 de abril de 1819. En la cueva 10, en una pilastra queda constancia del propio oficial británico John Smit, quien topa con ella al adentrarse en el espesor de la vegetación mientras cazaba.
Se enclavan en el borde de la meseta del Deccán, en una ladera escarpada de uno de los tantos barrancos de las colinas de Sahyadri, en un cañón rocoso, al borde de un meandro del río Waghore, formando una media luna convexa. Para acceder a ellas hay que descender por la colina hasta una pequeña explanada donde actualmente se construye un centro de interpretación, con el fin de que en un futuro cercano, se visiten una replica de las cuevas y así proteger tan importante patrimonio. El estado de conservación es aceptable, aunque si han sufrido mucho sus fantásticos frescos, aún quedan algunos, no en todas las cuevas, motivo por el cual está prohibido el uso del flash en las cámaras fotográficas. Cinco de ellas son chaityas o santuarios en los que se venera la estupa o relicario, que según dicen contiene un pelo de Buda en su interior. Las restantes veinticinco son viharas o monasterios donde vivían y oraban los monjes budistas. Vihara originalmente significó refugio, lugar de descanso, aquel utilizado como residencia fija durante la estación de las grandes lluvias del monzón por los primeros monjes budistas. Según el concepto moderno de budismo, comprende una sala de meditación rodeada de celdas a las que se accede desde una galería o claustro, generalmente poseen alguna representación de Buda. Las primeras, hacia el siglo II aC, debieron ser sencillas construcciones de leños o de bambú, quedando fijada la forma genérica con las celdas de meditación, o pequeñas cámaras, en torno a un espacio central. Se consideran las cuevas de Ajanta como formas trogloditas.
El recinto que gestiona este patrimonio lo realiza de una forma un tanto peculiar. Cuando se llega en autobús al centro de interpretación hay que abonar el uso de unos aseos, se utilicen o no. A partir de aquí y prácticamente hasta la salida se produce el acoso brutal de los vendedores de un zoco, de paso obligado hasta el acceso a las cuevas. Persisten insistentemente para que se acceda a sus correspondientes puestecillos y se le adquieran los variados productos que ofertan, generalmente artesanía de poca calidad. He llegado a comprar en una de estas operaciones de acoso cinco pequeños elefantes tallados en esteatita de dos colores, no están mal por dos mil rupias, quizás lo he hecho por un comentario de Manu en el autobús, pidiendo clemencia y paciencia para con estas gentes, que lo único que hacen es buscarse la vida, lógicamente.
Acordamos que la visita la realizaría cada uno a su aire, dada la densidad del conjunto y la apreciación personal que cada uno pudiera hacer del mismo. Quedamos a las 2:00 en el acceso para la vuelta. Existe un ancho paseo flanqueado por una gigantesca pared rocosa en donde se encuentran talladas todas las cuevas, al otro lado y con bastante inclinación queda el cauce del río. Al final de este recorrido hay un pequeño salto de agua, al que ellos llaman cascada y que hemos visitado cruzando unos puentes metálicos, que hacen accesible la otra cara del desfiladero y otro camino. También se puede visitar un mirador en lo alto de la colina y desde donde se disfrutan de unas vistas globales de las cuevas que quedan justo en frente. Esta opción no la aborde por mero cansancio y dolor de pies. Aunque ninguno de los templos ni monasterios se encuentran en uso, todo el recorrido se realiza obligatoriamente descalzo, por respeto.
En general todas las cuevas tienen una estructura similar. Las que corresponden a monasterios están presididas por unos porches, en el interior encontramos una gran sala hipóstila rodeada por una galería perimetral a la que dan las distintas celdas, todo por supuesto excavado o tallado en la roca madre. Se trata una piedra amorfa y granular de no mucha calidad y dureza. En el eje de los accesos suele encontrarse una capilla, casi todas, presididas por estatuas de Buda en sus distintos estados contemplativos. Las cuatro cuevas del tipo santuario, configuran una única sala con un peristilo que termina en forma de herradura y en cuyo centro se sitúa la estupa. El techo es una bóveda de cañón terminada en una semi esfera con nervaduras que imitan arcos de carga. La cueva 24, en construcción sirve o da testimonio del proceso del vaciado interior, de cómo se van configurando estas piezas. Si estuviese acabada, sería la mayor. Las pinturas realizadas en las paredes de la cueva número 1, “la tentación del Buda” y “la embajada persa” se ejecutaron cuando los reyes Chalukyas establecidos en Badami gobernaban en Karnataka. A continuación acompaño la información de las cuevas que me resultaron más interesantes. La he extraído de los paneles informativos situados en sus accesos y se encuentran firmadas por © Archaeological Survey office, Aurangabad Circle.
CUEVA 1. Este es uno de los mejores monasterios Mahayana, generosamente adornado de Ajanta (35,7 x 27,6 m). Se compone de patio, terraza y una sala de hipóstila, el santuario tiene dos Bodhisattvas en postura de predicación a cada lado y cinco discípulos, lo que sugiere simbólicamente ser el primer sermón de Buda en Sarnath. El marco de la puerta y pilares estaban maravillosamente tallados. Cada centímetro de esta cueva estuvo pintado originalmente, hasta algunos pilares excepcionalmente no esculpidos. En el techo hay pinturas con representaciones geométricas, flora y fauna, dando la impresión de que una decoración shanmiyana estuvo debajo anteriormente. En las paredes aparecen otras relacionadas sobre todo con los cuentos de Jatakas y escenas relacionadas con la vida de Buda. La cueva contiene algunas de las obras maestras del mundo de la pintura Padmapani y Vajrapani.
CUEVA 2. Este monasterio Mahayana (35,7 x 21,6 m) es uno de los mejores de Ajanta. En análisis paleográficos se data entre los siglos sexto y séptimo. Se compone de una terraza, una sala hipóstila, una antesala, santuario con dos capillas y un grupo de celdas. El santuario está consagrado a Buda, flanqueado por bodhisattvas y ninfas celestiales. Tiene otros dos menores, uno al Oeste para los dioses de la prosperidad Shankhanidhi y Padmanidhi y otro enfrentado, al Este para los dioses símbolo de la maternidad Hariti y Panchika. Los enormes pilares y marcos de las puertas están muy elaborados y decorados con pinturas. Es famoso por sus abundantes pinturas, en la sala, antesala, terrazas y capillas. Entre éstas se encuentran algunos de los diseños circulares, más finos y con contrastantes de colores, todavía conservan su brillo y lustre. Las paredes del santuario y la antecámara están pintadas con figuras innumerables de Buda, mientras que las de las salas tienen ilustraciones de los nacimientos anteriores del buda hombre, de los cuentos conocidos como Jatakas.
CUEVA 4. Este es el monasterio más grande, planificado en una escala grandiosa, nunca fue terminado. El estudio paleográfico de la inscripción de la imagen de Buda que aparece en el pedestal, menciona que es un regalo de una persona llamada Mathura y lo data en el siglo sexto. Consta de una terraza, una sala de hipóstila (bajo columnas), lugar sagrado con una antecámara y una serie de capillas sin terminar. El santuario alberga una colosal imagen de Buda en posición de predicación, flanqueado por bodhissattvas (buda en su vida anterior o ser un iluminado) y ninfas celestiales flotando por encima. Sus paredes y antecámara están decorados con figuras gigantescas de Buda en favor de pose. Las jambas y los marcos de las ventanas también están delicadamente tallados con diseños, a veces con pequeñas figuras de Buda. Las paredes de la galería contiene el panel de la Letanía de Avalokiteshvara (oraciones del iluminado que mira al Mundo). Era una creencia que éstas serían un alivio inmediato a una persona que lucha en tiempos difíciles. El techo de la sala conserva una característica geológica única de flujo de lava viscosa. La cueva fue pintada una vez quedando restos de los que pudo haber sido.
CUEVA 6. Este es el único monasterio de dos pisos en Ajanta, famoso por la combinación de la pintura y la escultura. En la inscripción pintada en la pared de la sala superior, se menciona que fue un regalo del monje Taranakirttana. Según estudios paleográficos se data en el siglo quinto. Los dos pisos constan de una terraza, una sala de hipóstila, un santuario con una antecámara, capillas y celdas. En el santuario hay un Buda en un trono de leones en posición de predicación, flanqueado por bodhisattvas y ninfas celestiales portando guirnaldas y espantamoscas. Las jambas están profusamente talladas y pintadas. La planta baja está decorada con hermosas pinturas de Buda, y escenas relacionadas con su vida. En la planta superior hay figuras de Buda bellamente esculpidas, bodhisattvas y nagajaras, todos destacan por su sobria elegancia, gracia, serenidad, dignidad y el suave y sensible modelado.
CUEVA 9. Es la más antigua chaityagriha perteneciente a la secta budista de Hinayana, ésta datada en el siglo uno. Es de planta rectangular, pero el diseño del ábside es semicircular. La chaitya (18,28 x 18,04 m), con su equilibrada fachada, se divide en una nave, un ábside y pasillos marcados por una columnata de 23 pilares. La bóveda de la nave y el ábside estaban decorados originalmente con vigas falsas de madera. En el centro del ábside se encuentra una estupa lisa esférica sobre una alta base cilíndrica. La fachada está decorada con una hermosa ventana y figuras de Buda. Dentro de la chaitya se observan dos capas de pintura. La inferior data de la segunda mitad del siglo primero antes de Cristo y la superior de los siglos quinto a sexto dC. Los pilares y techos están decorados con pinturas de Buda y grupos de devotos, algunos procesionando hacia la estupa, etc.
CUEVA 10. Esta es la primera chaityagriha (30,5 x 12,2 m) construida en Ajanta, pertenece a la secta budista Hinayana. Según las inscripciones de la cueva fue excavada con los donativos del monje Vasisthiputra Katahadi, Kanahaka o Bahada Dharmadeva, mientras que las pinturas proceden de aportaciones de diversos devotos. La arquitectura predominante es la de imitación a la madera. Según las pruebas paleográficas se data alrededor del siglo segundo dC. La chaitya se compone de una nave flanqueada por dos pasillos separados por una columnata de 39 pilastras, rematada por un ábside y una estupa semiesférica al final de éste, que pasa por ser el más grande en Ajanta. La importancia de esta cueva se encuentra en la conservación de las muestras de pinturas rupestres tempranas, que pertenecen a dos épocas distintas, la anterior datada en el siglo 2 aC y la segunda del siglo cuarto. Pilares, techos y paredes están pintados con temas budistas, diseños textos Jatakas, pero nada sustancial ha sobrevivido.
CUEVA 16. La más grande (19,5 x 22,25 x 4,6 m) y sin duda el monasterio de los mejores y más interesantes de Ajanta, famoso por pinturas que narran los diferentes episodios de la vida de Buda. Una inscripción encontrada en la pared de la galería, registra la donación de esta cueva por Varahadeva, ministro del rey Vakataka Harisma (475-500 dC). Consta de terraza, sala hipóstila, santuario, capillas y celdas. El santuario tiene un deambulatorio y un Buda en postura de predicación en un trono de leones flanqueado por bodhisattvas y ninfas celestiales portando guirnaldas y espantamoscas. Las pilastras son altas y desprovistas de cualquier talla, pero se cree contenían bonitas pinturas. Budas, anteriores a su nacimiento, representaciones de cuentos Jakatas artística e ingeniosamente dibujados en las paredes. Los techos están llenos de diseños florales, fauna y geométricos, dando la impresión del aleteo Shamiyama. Contiene obras maestras de la pintura como la muerte de la princesa, la predicción de Asia, la conversión de Nanda, el sueño de Maha, el milagro de Sravasti o Kheer Sujata. Algunas de las pinturas también tienen inscripciones.
CUEVA 17. Es uno de los mejores monasterios Mahayana, conocido por su gran cantidad de cuentos Jakatas. Una inscripción Brahmi en la pared del patio registra la excavación de esta cueva por una donación del príncipe feudal Vakataka del Rey Harisema (475-500). También se conoce la cueva monasterio como del zodiaco a partir de una pieza circular, una rueda gigante pintada en la pared de terraza. Consta de terraza, sala hipóstila, santuario con antecámara, capillas y celdas. En el santuario hay una imagen enorme de Buda rodeado por bodhisattvas y ninfas celestiales flotando por encima de ellos. La cueva tiene algunas de las pinturas más bien conservadas de la Edad Vahataka. 20 pilares octogonales en su mayoría pintados y desprovistos de talla, conforman la sala. El marco de la puerta está ricamente tallado y pintado. El dintel de la puerta principal contiene siete budas mortales a solas con el futuro Buda "Maytreya".
CUEVA 19. Esta pequeña chaitygriha es considerada como uno de los ejemplares más perfectos del arte budista en la India. La fachada y el interior están exquisitamente decorados, en una combinación de proporciones elegantes y con gran riqueza de detalles. Una inscripción data esta cueva en el siglo quinto siendo un príncipe feudal Vakataka del rey Harisena su generoso donante. Se compone de un pequeño y elegante pórtico, una terraza y una sala con capillas. La sala del ábside se divide en una nave, el ábside y una galería separada por 17 columnas. La estupa votiva sobre un alto y elaborado tambor se sitúa contra la cúpula globular del ábside. Los pilares y la estupa están tallados con figuras de Buda y otros motivos. Las paredes laterales están adornadas con innumerables figuras de buda, mientras que el techo está lleno de motivos florales, en las que se entrelazan hábilmente animales, aves y figuras humanas. La capilla contiene un panel de Nagaraja con su consorte, conocida por su serenidad y la dignidad real.
CUEVA 20. Es un pequeño monasterio sin terminar Mahayana, contiene una inscripción fragmentaria brahmi en la pilastra una terraza. El análisis paleográfico de esta inscripción registra su donación por Upendra en el siglo quinto. El monasterio consta de terraza, sala de procesión, santuario con antecámara y las celdas. Los pilares y marcos de las puertas están ricamente tallados. Se le asigna a un importante escultor un panel con las tallas de Buda en posición de predicación acompañado por bodhisattvas y ninfas celestiales más siete budas mortales seguidos de asistentes.
CUEVA 21. Este hermoso monasterio está excavado en un nivel superior, data del siglo sexto y consta de una galería columnada, un santuario con antesala y celdas. 12 enormes pilares sostienen el techo de la sala donde los detalles de la flora, fauna, figuras celestiales y fieles están tallados con gran detalle. En los marcos de puertas y ventanas también encontramos tallas con diseños hermosos y esculturas. El santuario alberga un Buda sentado en la postura predicación flanqueado por bodhisattvas y figuras celestiales portando espantamoscas. También podemos contemplar pinturas que representan a Buda predicando a una congregación.
CUEVA 24. Se trata de un monasterio donde las filas de la segunda excavación están incompletas. Las obras se detuvieron antes de su finalización. Del análisis de su arquitectura y diseño podemos datarla en el siglo séptimo. Los pilares están profusamente tallados, con jarrones, follaje y medallones. Los marcos de puerta y ventanas también están tallados. Únicamente se terminó la terraza y los porches sobre pilares levantado a ambos lados. La sala sin terminar nos da una idea de su distribución. El patio y la terraza contienen las imágenes de Buda con batidores bodhisattvas y figuras celestiales flotando por encima.
AURANGABAD
Aunque habíamos quedado a las dos horas, ya a la una había más de uno esperando, poco a poco fueron llegando todos. Después de recorrer el sufrido mercadillo a la inversa acompañado por multitud de vendedores, que incluso se metieron en el autobús lanzadera, el que nos acercaría al centro de interpretación a dos kilómetros, iniciamos el regreso en nuestro vehículo. A las tres iniciamos el regreso.
Sobre las seis y ya de vuelta en Aurangabad se plantea la posibilidad de visitar el Mausoleo de Bibi-Qa-Maqbara. En un principio parece que prevalece la idea de la piscina del hotel. No obstante en el trayecto de regreso, aprovechando que el bus pasaría bastante cerca del mausoleo, algunos hemos pedido quedarnos, pero al parar, veo que todos bajamos. Tomamos unos rickshaws para un último tramo, íbamos todos en fila india. El conductor que dirigía la pequeña caravana nos paseo por todas las tripas de esta sucia ciudad, por sus mercados y sus muchos puestecillos. Hizo varios amagos de parar en varias tiendas de su conveniencia, desviándose descaradamente de la ruta, no consentimos bajarnos hasta el destino solicitado. Al final, después incluso de pasar por algunas calles hasta dos veces, llegamos a este precioso monumento también conocido como la Tumba de la Virgen.
Fue construido en 1660 por el príncipe y emperador mogol Shah Azam, hijo de Aurangzeb para dar sepultura a los restos de su madre, Rabia Durrani, primera esposa del emperador. Pretendía que compitiese en grandiosidad con el Taj Mahal del Norte, pero en los reinos del Sur, llegando incluso a conocerse como por el Taj del Deccán, aunque ya estaba arruinado después de construir el famoso mausoleo de Agra, es bastante más humilde. Las limitaciones presupuestarias (7 millones de rupias frente a 32) lo avocan a una obvia penuria en la comparación, que en absoluto le resta belleza, aunque lo llamen el Taj Majal pobre. Representa la transición de la ostentosa arquitectura de Akbar y Shah Jahan a la rigurosa de los mogoles.
Se encuentra en las afueras de la ciudad, al Norte, en una parcela rectangular 400x250m, orientada Norte Sur según su directriz mayor, es rodeado por un muro, que en su intersección con los cuatro ejes cardinales los rompe con sus puertas. El mausoleo se eleva sobre una plataforma de tan solo 55x55m flanqueada por cuatro minaretes en sus esquinas. El edificio principal, en el que destaca la tumba con los restos de la reina madre, está cubierto con cúpula acebollada sobre pechinas y muros de base octogonal. La estructura compositiva, incluso en su acceso y jardines, es muy similar al del monumento que copia, difiere de éste en su menor escala y en el uso del mortero de cal como terminación frente al mármol que reviste el de Agra. Sólo se uso tan noble piedra en los dos metros del zócalo de su basamento y en algunas de sus celosías. El monumento se encontraba bastante animado, visitantes nativos hacían multitud de fotos con sus móviles para inmortalizar tales momentos. Impresionante son sus cuidados jardines de trazado ortogonal. Destacan dos grandes estanques lineales marcando sus ejes y ocho fuentes en el cruce de los caminos entre parterres.
A las siete ya estábamos de vuelta. He dedicado la tarde a descargar las fotos, increíblemente en siete días he hecho siete mil, habrá que seleccionar, si no su visionado será un castigo. He cenado en el restaurante del hotel, transcribo notas y recuerdos. Mañana visitaremos, nada más nos levantemos Ellora, por la tarde noche cogeremos el tren rumbo Mumbai.
ELLORA
Hoy hemos dedicado toda una mañana larga a visitar las cuevas de Ellora, esas que fueron construidas justo después del declive de las de Ajanta. Se sitúan a unos 35 kilómetros de nuestra base en Aurangabad, trayecto que hemos cumplimentado en más o menos una hora, el mismo tiempo hemos empleado en la vuelta. A las diez menos algo ya estábamos en el control de acceso, de acuerdo con Manu acordamos que allí mismo nos veríamos a las tres, nuevamente cada uno iría por su cuenta. Yo he optado por ir solo, a mi propio ritmo, aunque me he ido cruzando con el resto de compañeros.
Este grupo de Cuevas fueron excavadas bajo la dinastía Rashtrakuta en las colinas Charanandri, más suave que la de Sahyadri. Doce son budistas (números 1 a 12), 17 hinduistas (13-29) y cinco son templos jainistas (30-34), representan el símbolo de la armonía entre las distintas religiones que coexistían en la India en esa época. Inicialmente se pensó que las cuevas budistas fueron las primeras en excavarse durante los siglos V y VIII, las cuevas 1 a 5 entre los años 400 a600 y de la 6 12, hasta el siglo octavo, pero los arqueólogos han datado varias cuevas hinduistas que preceden a las anteriores. Es significativo el esfuerzo de los tallistas en dar a la piedra la apariencia de elementos de madera. Pero entre todas, destaca sin duda alguna el templo Kailasha, con el número 16, semejante a una edificación exenta, independiente, rodeada de pequeños santuarios rupestres excavados en la misma roca madre. Comenzó a excavarse en siglo octavo por el rey Krishna I, desde arriba hacia abajo, en una escarpada de la ladera de roca basáltica de unos 100 metros, en una única pieza. A continuación, igual que hice con Ajanta, acompaño la información de las cuevas que más me interesaron, nuevamente extraída de los paneles situados en sus accesos y firmados por © Archaeological Survey office, Aurangabad Circle.
CUEVA 16. El gran templo Kailasha es una gran talla aislada sobre una roca monolítica, excavada de arriba hacia abajo y del exterior al interior. Se dice que varias generaciones trabajaron en él y que su terminación duró más de 200 años. Fue proyectado y comenzado bajo el reinado de Dantidurga Rastrakuta (735-757) y el principal impulsor fue el rey Rastrakuta Dantidurga (757-773). Los trabajos artísticos se llevaron a cabo en varias fases, extendiéndose durante muchos reinados de los Gobernantes Rastrakuta. Esta cueva es conocida por los locales como Kailasha, la morada de Siva, deidad patrona del templo y residente de la capilla principal, del templo de Nandi, y presente en la puerta de entrada, el claustro y capillas subsidiarias de alrededor. El templo está ricamente tallado, en nichos, pilastras, ventanas y cornisas. Decorado con gigantescas imágenes de deidades, parejas amorosas, frisos con escenas épicas con diseños de fauna, floral y geométricos. Existen evidencias de que su terminación fue en yeso y pintura, renovado en los siglos 9 a 11. Las diferentes esculturas talladas en el templo no están allí por casualidad, sino por un diseño deliberado, cada una tiene un significado y un propósito. Los dos elefantes y las columnas de soporte de la Victoria en el patio, reflejan el poder y anuncian la supremacía de los Rashtrakutas. Las figuras de Sankha-Nidhi, Padma-Nidhi y el panel de Gajalaxmi en el patio, símbolizan la prosperidad. Mientras la diosa Ganga, Yamuna, Sarasvati, simbolizan la pureza, la devoción y el conocimiento, respectivamente. Los grandes animales, apoyo de la superestructura del templo demuestran la gran importancia dada al mundo animal en la mitología hindú. El complejo está rodeado por un pasillo levantado con pilares, decorado con grandes paneles de historias mitológicas. El templo principal se llama Rang-Mahal (Palacio-pintado), ya que después de su finalización, fue revocado y pintado, tiene planta rectangular. Los 7 metros altura del zócalo están decorado con elefantes de tamaño natural y animales mitológicos ilustrando las dos grandes epopeyas, el Ramayana y el Mahabharata. El templo principal tiene dos mandapa, la de Vayda y la de Nandi, una sala hipóstila, una antecámara y pequeño santuario rodeado por cinco capillas auxiliares (Panchayatana). Los techos del santuario, antesala y el salón tienen dos rosetas en las pechinas, con la diosa Anna-purna-y Siva danzante, respectivamente. Todo decorado con hermosas pinturas. El templo de Lankeshvara, tallado en el corredor Norte, está dedicado a Siva. Consta de un vestíbulo con columnas, antesala y un lugar sagrado santuario de Nandi. En el zócalo lateral hay un friso con parejas amorosas talladas en bajo relieve. Los pilares y las paredes están decorados con una serie de paneles muy interesantes. El santuario tiene un lingam sagrado y en la pared de su fondo está esculpida en bajo relieve, Maheshmurthi.
Creo que no debería de considerarse cueva como tal Templo de Kailasa, ya que se trata de una edificación obtenida en el esculpido de la roca, de la que tuvieron que extraer ingentes cantidades de piedra. Representa la morada de Siva en el monte Kailasha en el Himalaya. Lo recorrí sin querer dejar atrás ningún sitio por escudriñar. Son impresionantes los espacios obtenidos por el vaciado de la piedra, las posibilidades que aporta este procedimiento para obtener grandes vanos libres, que eran imposibles con la arquitectura arquitrábica. Tan sólo en la enorme galería o claustro perimetral que en forma de U abraza al templo principal, se adivina que nos encontramos dentro de un espacio conseguido del tallado de la ladera de base basáltica. En una piedra no metamórfica, la falta de compresión de sus partículas la asemejan a un aglomerado, lo que no favorece precisamente su conservación. Sus innumerables y preciosas tallas, entre las que destacan paneles que representan escenas del Ramayana y Mahabarata, así como las aventuras de Krishna, se encuentran bastante erosionadas. Dediqué bastante tiempo en la contemplación y disfruté de esta obra, terminando su visionado interior lo recorrí por fuera, por el corte superior de la excavación, en la colina.
A continuación tomé el camino de la derecha donde se encontraban las cuevas budistas. Las visité todas, del 1 al 15. Aunque no dispongan de restos pictóricos, quizás por que fueron excavadas en una ladera de un perfil más suave, si presentan una concepción espacial mucho más rica que las anteriores. La cueva 10 es una chaitya o capilla budista, quizás la más bella de todas, especial lugar de recogimiento y meditación. Las cuevas 11 y 12 son grandes estructuras de varias plantas, de dos y tres pisos, que disponen de un espacio de ingreso a modo de patio o plaza bastante interesante.
CUEVA 1. Monasterio budista datado alrededor del siglo sexto. Austero y simple, consta de una sala de procesión con ocho celdas, carece de representación escultórica. Es posible que esta excavación fuese la residencia de los canteros y más tarde fuese utilizada por los monjes budistas.
CUEVA 2. Monasterio budista (27,60 x20, 10m) datado alrededor del siglo octavo. Se compone de una terraza partida, una sala hipóstila con galerías laterales y santuario flanqueado por celdas. El monasterio está decorado tanto interna como externamente con esculturas de Buda en diversas posturas y otras deidades del panteón budista. La puerta de la sala y santuario están custodiadas por grandes figuras de Bodhhisattvas. Cuenta con doce columnas talladas, que le confieren un aspecto majestuoso. Las galerías laterales y las paredes están decoradas con distintas imágenes del panteón budista. En el santuario hay una imagen de Buda en la postura predicación sobre un trono de león asistido por bajorrelieves de Bodhhisattvas.
CUEVA 5. Se trata de un monasterio budista muy grande e impresionante (53,28 x36, 63m) fechado alrededor del siglo séptimo. Una sala oblonga con celdas, dos capillas laterales, una antecámara y santuario son los principales componentes de su arquitectura. Los enormes pilares de la sala están decorados con pinturas, parece haber sido utilizado por los monjes como salón de actos, comedor y también para la realización de rituales. El santuario alberga una imagen de Buda en la postura de predicación, custodiada por dos grandes Bodhisattvas.
CUEVA 10. De dos pisos, esta catedral-monasterio budista o chaityagriha, estilísticamente sólo se encuentra en Ellora. Está datada en el siglo séptimo. Es una hermosa creación de los artistas, que han copiado las construcciones de la arquitectura contemporánea de madera de las cuevas. La característica más notable es la galería de música (planta superior) y la hermosa fachada tallada, decorada con una serie de frisos de animales, parejas y una ventana de bellos tallados, que le permite la entrada de luz a la cueva. Se compone de un gran patio con una doble hilera de celdas a ambos lados del ábside y la sala de pilares en una plataforma elevada. El amplio salón del ábside cuenta con 30 pilares dispuestos en la nave alargada. El objeto de culto es una imagen sentada de Buda en predicación, flanqueado por dos Bodhisattvas y parejas celestiales, todos tallados adosados a la estupa. También hay paneles decorados con Buda y Bodhisattvas. La bóveda de crucería crea efecto de eco en la sala, cuando una persona de pie en un extremo de las columnas de la nave crea algún sonido. A la planta superior se accede por un tramo de escalones tallados en la pared lateral de la galería. Es posible que a partir de ella se escuchase música de fondo, proporcionada por los monjes al cantar mantras. Los asientos importantes pueden haber sido utilizados por los visitantes durante la asistencia a las oraciones.
CUEVA 14. Conocida localmente como "Ravan Ki Khai" debido a la escultura de Ravana sacudiendo el Kailasha, tema popular en Ellora. Este templo (13,60 x8, 69m) fue dedicado probablemente al culto Shakti. Las paredes laterales de la sala tienen varias celdas que contienen las composiciones escultóricas de la mitología hindú. El santuario está separado de la pared posterior por un pasaje que lo circunvala con una apertura a una sala hipóstila. La puerta del santuario está flanqueada por portadores de espantamoscas, grandes guardianes y diosas del río. Los paneles están tallados con temática Vaishnava en un lado y de Siva en la armonía en el otro, que muestran religiosidad. La pared de la sala también contiene un panel de siete-divinas-madres. El énfasis en divinidades femeninas sugiere prevalencia de culto de Sakti.
A partir de aquí y tras volver a pasar frente al templo de Kailasha, recorrí desde la 16 hasta la 29, donde comienzan las cuevas hinduistas. Similares a las de Ajanta, a excepción de los patios de ingreso que disponen en sus entradas. El camino se encuentra interrumpido en la cueva 28, que pasa cercano a un riachuelo que inicia su recorrido en un bonito salto de agua. Hay que deshacerlo hacia el templo y recorrer una pequeña carretera que lleva al resto de las cuevas algo más alejadas. Al borde de éste, que es como una estrecha cinta asfaltada, se encuentra una pequeña represa que embalsa las aguas del río, observé como varios muchachos se bañaban en calzoncillos. Me crucé con Manu, iba con el que he supuesto era un guía local, al que conocerá de anteriores visitas, seguramente estará supervisando el que nadie se haya extraviado. Llegué a la cueva 29 la de Dumar-lena, la última hinduista, supone una transición entre los modelos de cuevas y los templos más elaborados arquitectónicamente. Su concepción espacial me pareció riquísima, dos grandes patios interiores excavados en la mole de la ladera dotan al interior del templo de una luz tangencial que baña sus paredes de piedra.
CUEVA 21. Conocida por los locales como "Rameshvara" está dedicada a Shiva. Fue excavada en el siglo séptimo sobre una plataforma elevada. Tiene un patio y un salón con pilares esculpidos a ambos lados del santuario que contiene en su interior Sivalinga. En medio hay una plataforma con un enorme Nandi, está decorada con figuras de dioses y diosas. Los pilares y pilastras de la hermosa fachada están ricamente tallados. En el exterior del muro hay un largo friso con elefantes y parejas amorosas, tallados con gran belleza y rica imaginación. Los paneles de la diosa Ganga ejecutados fuera de la cueva son realmente una obra maestra del arte Ellora. El marco de la puerta está finamente tallado con decoración floral, custodiada por enormes figuras y capillas esculpidas, que suponen la principal atracción de esta cueva. En las capillas hay una serie de figuras de dioses y diosas de la mitología hindú, que revelan aspectos religiosos y sociales de la antigua India.
GRUPO DE CUEVAS DE GANESH. Este grupo se sitúa en la cima de la colina, en la margen derecha del arroyo. Se conoce como Grupo Ganesh por una grande y hermosa figura del dios elefante. Son 19 cuevas, la mayoría, dedicadas a Siva. Su excavación se realizó durante los siglos octavo y noveno, principalmente de una sola planta, con santuario, antesala y sala, rara vez con columnas. Algunas de ellas están pintadas con temas de la mitológica hindú. Los principales colores utilizados son el blanco, verde y azul. Una serie de éstas contienen Sivalinga y la escultura de Maheshmuri en la pared posterior. Porteros guardan las entradas de estas cuevas.
CUEVA 33. Templo-cueva que se conoce como Jagganatha Sabbha o Tribunal de Jagannatha (el señor del mundo), dedicada a la secta jainista de Digambara, data de los siglos 10 y 11. Se desarrolla en dos pisos, la planta baja consta de una terraza, una sala de columnas, y santuario con antecámara. La terraza decorada con esculturas de Matanga y Siddhaika. Mientras que la pared de la sala, con esculturas de deidades jainistas, tiene un santuario con Mahavira en el trono de león en la pose de meditación. Detrás de éste hay una pequeña celda con un agujero cuadrado en el suelo, tal vez para ocultar los objetos de valor. Los diseños de los pilares son sorprendentes, se distinguen por su perfecta y meticulosa precisión en sus acabados. La planta superior consta de una sala flanqueada por capillas, con doce grandes columnas decoradas y un santuario en la pared posterior. Está decorada con paneles de Tirthankara, hermosas tallas y pinturas en sus paredes.
Aún me quedaban las cuevas jainistas, cinco en total, también eran interesantes, pero el cansancio ya hacia mella. Emprendí el camino de vuelta y hallé a Manu y su acompañante dándose un baño en la represa. Ya había decidido que lo haría, el día volvía a ser caluroso, un sol castigador propiciaba el chapuzón, y donde fueras has lo que vieras, y dicho y hecho, me quedé en calzoncillos y me di un esplendido baño, quizás solo fuesen diez minutos, porque la hora de la partida ya se acercaba.
Reemprendí el regreso al lugar acordado. Caminaba sólo y en mi cabeza daban vuelta las imágenes de las cuevas de hoy y de ayer. Pensaba en el enorme esfuerzo de la excavación y vaciado de la roca, en como habría de ser tal planificación para que aquellos majestuosos espacios resultasen tan perfectos. Devido a mi formación, entiendo la construcción de abajo a arriba (por lo menos las de aquellas épocas), de los cimientos a las cubiertas. ¿Deberíamos llamar a esto arquitectura? Siempre la he concebido como la obtención del espacio mediante la ingeniería, mediante los sistemas estructurales y, aquí estos no existen, ¿se tratará solo de escultura? ¿Para que sirven los pilares si no sostienen nada? ¿Y las bóvedas de las chaitya?, tampoco sostienen nada, todo parece formar parte de un escenario arquitectónico. A lo largo del viaje, he comprobado que estos pueblos únicamente han utilizado arquitectura arquitrábica, pilares y vigas horizontales. No fue hasta la llegada de los sultanatos, cuando aparece el arco y la bóveda. Pienso que estás arquitecturas imitan las técnicas occidentales y musulmanas del arco, pero no llegan a entender su funcionamiento.
Imbuido en estos pensamientos llegué cerca de la puerta del recinto, donde un grupo de grandes ejemplares de monos langures, merodeaban a los visitantes en busca de cualquier alimento que robar. A una vendedora ambulante le compré unos plátanos, pronto estaba cercado por un grupo de estos animales, a los que di tan preciado fruto, que de todas formas, era para ellos. Se peleaban por la fruta y en el barullo aproveché para hacerles unas fotos desde bastante cerca.
A las tres, según lo acordado iniciamos la vuelta al hotel, al que hemos llegado a las cuatro, ya solo queda la espera y traslado a la estación de trenes Rd Station situada en el extremo Sur de la ciudad. Quemamos el tiempo como pudimos, dando vueltas, fumando, charlando, y departiendo en una cena prolongada que realizamos en grupo, hasta que al fin dieron las 9:30. Cargamos el equipaje en el bus, en el que nos esperaban chofer y maletero, ansiosos de realizar el último trayecto y, descansar.
AURANGABAD
Ya teníamos la propina reunida para estos abnegados trabajadores. Nadie se quería ofrecer y ser el encargado en dárselas. Entonces se me ocurrió que podíamos hacer un acto simpático y cariñoso con estos dos hombres que nos han acompañado durante tanto tiempo. Una compañera tenia el sobre, le dije que yo me encargaba de decirles unas palabras, que ella se encargara de traducirlas al catalán, que el vasco lo hiciera en eusquera y que la catalana que hablaba también inglés, que lo tradujera en el único idioma que ellos conocerían. A todos les gusto la idea. También pedí la colaboración de los dos FOC (fotógrafos obsesivos compulsivos). Llegamos a la estación y Manu se acerco a las taquillas para cerrar la compra de los billetes, era el momento. Nos salimos todos fuera, delante del bus, ellos dos a la cabeza, los rodeamos y comencé a hablar, “que estábamos allí reunidos para agradecerles la dedicación y amabilidad que habían tenido con el grupo y que con todo el cariño del mundo le entregábamos aquel pequeño y humilde regalo”, el acto resultó entrañable, nos hicimos una foto de grupo y la despedida culminó de una manera muy elegante.
Entramos todos en la estación acarreando nuestros propios equipajes. Las horas previas resultaran un tanto desconcertantes. El pacense y la catalana, avezados viajeros que han utilizado el tren en el Norte de la India nos habrían las carnes, amenazan con la suciedad, el acoso de nativos, pulgas, chinches, cucarachas, y mosquitos, lo pintaban todo nefasto. Para colmo, también Manu nos da la noticia, quizás la más relevante de todas. Esta previsto que mañana se falle por el Tribunal Supremo de Uttar Pradesh, el conflicto entre los hinduistas y musulmanes de Ayodhya. Desconocedores de tal historia le pedimos más detalles. Nos cuenta que este conflicto fue incendiado definitivamente en 1992, hace ya dieciocho años, cuando el 6 de diciembre los extremistas hindús, derriban de forma violenta la mezquita de Babri Masjid, construida en 1520 por Babur, primer emperador mogol de la India, en un lugar sagrado para ellos. Según las creencias tradicionales de los otros implicados, allí habría nacido Rama, sexto avatar de Vishnú y libertador del demonio Ravana, pretendiendo edificar en su lugar un templo que honrara la historia de su dios, usurpada por 500 años de historia por la mezquita. Con anterioridad intentó resolverse el conflicto, en 1950 el Tribunal Superior de Allahabad ordenó la partición del lugar sagrado, pero este fallo fue rechazado por ambos grupos, y como es obvio, no sirvió de nada. La realidad es que está nueva sentencia, que pretende ser la última, coincide con los inicios de los Juegos de la Commonwealth, y se teme, que nuevamente no convenza a las partes y lo peor, que se produzcan disturbios, incluso mencionó incidencias posibles en el vuelo de regreso.
No se si serian “serpientes de verano”, lo cierto es que el tren que salió con algo más de media hora de retraso y no era ni tan sucio, ni tenia bichos. No es que estuviésemos en la gloria, pero…. Partimos de Aurangabad a las 12:09, en la media noche.
MUMBAI
La noche ha sido pasable, porque aunque me avisaron, que en la litera de arriba del pasillo que me tocó, me helaría de frío, he pasado más bien calor. Me he despertado varias veces, el camastro un poco duro y estrecho, como el pasillo, pero he dormido. Cuando entramos ya había bastante pasaje dentro, la inmensa mayoría ya dormía, todos indios, aunque con nosotros se subieron otras dos turistas más. A las siete de la mañana, ya de día, llegamos a la estación, casi ni me di cuenta de que estábamos ya en Mumbai, con el retraso pensé que llegaríamos más tarde, fui el último en bajar. Cogimos un autobús que nos llevó al hotel, desayunamos y nos duchamos, teníamos el día libre, para que cada cual hiciese lo que quisiese.
Determiné pasear siguiendo la guía, el hotel esta muy cerca de la Puerta de la India. Pero quizás lo primero sería hablar algo de Mumbai, el Bombay de Mecano. Aunque como siempre, en dos días de visita, lo que se tiene de una ciudad es una impresión, que podrá ser o no acertada, pero siempre será una gota en un crisol. Colonial y con sabor occidental en sus calles y edificios, tráfico y bullicio, pero India en sus gentes, sus costumbres y sus cuervos que acuden a los restos de desperdicios y basuras a darse un verdadero festín, como en otras ciudades visitadas. No se si extrañamente, pero no hay vacas, ni cabras, ni cerdos, pero si muchas palomas, que pelean con cuervos y pequeñas rapaces de color pardo, seguramente cernícalos, por este cielo azul y los muchos árboles y tejados que configuran su suelo. Calles anchas y ortogonales, amplias aceras y mucho tráfico, autobuses y taxis e igual que las vacas tampoco hay rickshaw, eso es lo que tan solo he percibido en dos días, en un pequeño hotel situado en el barrio de Colada, distrito callejero situado al Sur de la península más meridional de la ciudad, donde muchos de sus puestos callejeros, mercados, tiendas de bebidas y hoteles comparten el espacio urbano con las viejas mansiones abandonadas y los elegantes edificios neogóticos decorados con elementos de la arquitectura indo sarracena. Aún así, todo parece ordenado y abarcable.
Cedida por los sultanes de Gujarat a Portugal en el siglo XIV fue bautizada como Bom Basi. Pasó a dominio de Inglaterra en 1665 para que tres años más tarde la arrendaran por una mísera cantidad de dinero a la Compañía de las Indias Orientales, que la rebautizaron con el nombre de Bombay. Prospera como puerto comercial, aquí se traslada la presidencia de las CIO en el siglo XIX, en el que se aborda el ambicioso proyecto de unir todas las islas configurándose la península actual, ganándole al mar un 60% de su superficie. Importante en el movimiento de independencia de la Nación India, Mahatma Gandhi, asiduo visitante, lanzo aquí la campaña “dejad la India” en 1942. Tras la independencia la ciudad fue en 1960 capital del Estado de Bombay, dividida por problemas lingüísticos de Maharashtra (actualmente capital Mumbai) y Gujarat, tras la ascendencia al poder del Partido Hindú Shiva Sena o Ejercito de Siva. En 1985 las tensiones entre comunidades religiosas han ido en aumento. Disturbios y revueltas con cientos de muertos y atentados han salpicado la ciudad hasta nuestros días. Con India independiente, en 1996 pasa a llamarse Mumbai, nombre original marati de la diosa Mumba, venerada por los primeros habitantes koli. La influencia del partido Shiva Sena ha propiciado el cambio de los nombres coloniales de la ciudad, el más significativo, el cambio de Príncipe de Gales por Chhatrapati Shivaji gran líder marata. Actualmente la población se encuentra cercana a los 17 millones de habitantes. Comparte tres idiomas, marati, hindi y guajarati, aunque en general la gente tiene un aceptable dominio del inglés, idioma oficial en todo el país.
Primer día en Mumbai, según Manu, libre para comprar y que cada uno se lo organice como quiera. Primero se duchó mi compañero mientras yo desayunaba, después me tocó a mi, lo necesitaba después de la larga noche en tren, permanecí un buen rato debajo del chorro de agua fría. Esta ciudad es calurosa y sofocante, ya acostumbro a llevar una pequeña toallita, la requisé en uno de los hoteles por los que hemos pasado y la llevo siempre que salgo, llego a exprimirla varias veces y es importante el sudor que escurre.
El hotel se sitúa en la calle Garden Rd, entre la calle comercial Colaba Cauceway y el paseo del malecón P J Ramchandani Marg. Siguiendo la guía tenia muy fácil acercarme al primer lugar que visitar, la tan afamada “Puerta de la India”. A modo de arco de triunfo preside con carácter ceremonial la entrada desde el Puerto de la ciudad a la India de sus colonizadores. Fue construida siguiendo el gusto imperante, el estilo neorrenacentista con inspiración en la arquitectura oriental del Gujarat del siglo dieciséis, utilizando las piedras de basalto de Maharashtra. Se compone de tres arcos y bóvedas de cañón rematados por pequeños minaretes, fue construida en 1924 para conmemorar la visita del rey Jorge V de Inglaterra. Del lado de la ciudad preside la gran plaza de Apollo Bunder utilizada en las paradas militares. Son numerosos los turistas nacionales que vienen a este afamado lugar para retratarse con la Puerta de fondo. También muchos mendigos solicitan las dávidas a los visitantes, en especial de los turistas occidentales, posiblemente vistos como símbolo de riqueza. Hacía un calor terrible, el sol quemaba y el sudor ya empapaba mi camisa. Una mujer con un crío me perseguía pidiéndome insistentemente limosna, después leche y arroz, no llevaba monedas, un billete pequeño y la sensación de angustia y desasosiego me desesperaban, huyo cobardemente y me siento mal, es terrible que sólo cuando ésta, desespera en su intento se marcha, me sienta aliviado. Que duro e injusto es el contraste del tercer y primer mundo.
Aún era muy temprano, recorrí la calle Chhatrapati Shivaji Marg desde la Puerta hasta la Plaza Regal Circle pasando al lado de los cuarteles de la policía majarata. La plaza es enorme, un vació urbano al que confluyen las calles más importantes de Colada. Continué por la Avenida Mahatma Gandhi, a su derecha se encuentra el Museo Príncipe de Gales, renombrado Chhatrapati Shivaji Maharaj Vastu Sangrahalaya, presidido por unos enormes jardines, adosado a su cerramiento multitud de puestecillos de venta de comida y otras bagatelas. Me hubiese gustado entrar, pero comprobar que el acceso a los nativos cuesta 10 rupias y a los turistas 300, me irritaba sobre manera, además, quizás a estas alturas del viaje me encuentro bastante saturado de arte, así que pase de largo. Desde la calle disfruto del paisaje urbano, destacaban los pináculos de las edificaciones neogóticas de la Universidad, con su fastuosa torre del Reloj Rajabai. Me desvié con el objetivo de admirarlo de cerca, la calle desemboca en un impresionante parque, el Oval Maidan, con una gran explanada de césped rodeada de árboles y vallado, estas praderas son conocidas con el nombre de maidanos y son utilizadas por los jóvenes que practican el deporte nacional, “el críquet”.
La Universidad es un complejo de varios edificios que se sitúan en el interior de una gran parcela ajardinada, en su estilo neogótico destaca su profusa decoración islámica, en sus paramentos ejecutados con fábricas de piedra y ladrillo, sobresalen las arcadas lobuladas y unas imponentes escaleras de caracol en torreones exteriores. La torre del reloj es muy elegante. Quise acceder al recinto pero sus desagradables guardianes me lo impidieron, ni siquiera, hacer alguna foto desde el interior de sus jardines. Comencé bordeando la manzana, contemplando la hilera de estos edificios que fueron diseñados por el arquitecto ingles Gilbert Scott, el mismo que proyecto la estación de trenes de Sant Pancraus de Londres.
Al girar por la calle University Rd se podía contemplar el edificio del Tribunal Supremo. En esos instantes se producía el acceso a las instalaciones de los empleados del sistema judicial, jueces, abogados y administrativos, hacían cola, seguramente esperando los rigurosos controles de acceso. Aunque no es un edificio de una arquitectura tan brillante como la Universidad, sigue los postulados de los neologismos compositivos del siglo diecinueve y de la arquitectura colonial. En este caso se inspira en los castillos germánicos, entre sus tallas destacan la de un mono tuerto que juguetea con las balanzas de la justicia, tampoco pude acceder a su interior.
Seguí caminando por aquellas calles ordenadas y bien proporcionadas, producto de un urbanismo colonial de trazas europeas. Las aceras salpicadas de pequeños chiringuitos y mendigos, algún borracho dormía la mona acostado literalmente en medio del pavimento. Volví de nuevo a la avenida de Mahatma Gandhi donde los edificios de Elphaiustone Collage sigue realzando la monumentalidad de la que otrora seria una bella Bombay. Continué hasta llegar de nuevo a la plaza Royal Circle, en su esquina Noroeste, en el comienzo de la calle Madame Cama Rd se encontraba la Galería Nacional de arte Moderno, me acerqué y observé que el coste de la entrada no era tan abusiva. Es un edificio colonial restaurado en base a su vaciado, al que se le ha introducido una estructura moderna de salas semicirculares de pequeño tamaño, una obra discreta que no está mal del todo. Las obras expuestas son todas de artistas indios, de los cuales no conocía ninguno, me parecieron bastante decentes, alguna interesante. Después de tanto calor como el padecido en la calle, el disfrute del arte moderno –todo pintura a excepción de dos esculturas en hierro y otras dos en mármol– durante algo más de una hora en este local climatizado hizo que la visita fuese más que recomendable.
La mañana iba avanzando, el sol cada vez más arriba y el sudor empapando la camiseta. Decidí volver de nuevo a la Puerta de la India, esta vez daría una vuelta sin el castigo de tener que hacer fotos. Después de pasarla y observar el bullicio que por allí campaba, pensé que ¿por qué no me acercaba al hotel Taj Majal? Aunque el acceso estaba bien custodiado, era obvio que con el aspecto de giri que tengo, hasta me abrieron la puerta. Me senté en su enorme hall, con grandes alfombras y esplendidos sillones, pensé que como se acercara un camarero y me dijese que quisiera tomar, me iba a costar una fortuna, nada más mirar el tipo de huésped que utiliza tan magnificas instalaciones, pero, ni se fijaron. Decidí curiosear un poco, me adentré por una gran galería en cuyos laterales se encontraban todas las tiendas elitistas del viejo continente, me detuve en una vitrina donde se exponían fotos y firmas con afamados visitantes, reconocí entre otras las de Ravi Shankar y John Lennon. Seguí la incursión, me desvié por un pasillo que me llevó directamente a la piscina, ya os podéis imaginar, me di la vuelta y salí de allí rápidamente.
Cansado como estaba me acerqué a mi humilde hotel, no quedaba muy lejos; me duché y bajé a almorzar en su restaurante, no estaba mal de precio, aunque me escamaba que no hubiese nadie. Tomé arroz brillani, patatas fritas con tomate, una cerveza y café de postre. Subí a disfrutar de una siesta. Cuando me desperté, pensé en dar una vuelta y ver si compraba algo. Desde el hotel quedaba muy cerca la avenida Colaba Causaway, cuya prolongación hasta la plaza de Regal Circle cambia a Shahib Bhagat Sing Marg Rd, en sus aceras existen bastantes puestecillos y frente a estos multitud de tiendas que forman un corredor que a veces resulta insufrible. Continué hasta la plaza de Apollo Bunder frente a la Puerta de la India, ya era el atardecer y la zona estaba concurridísima, preparaban una parada militar. Por doquier había una cantidad ingente de soldados de la etnia sijs, con sus características melenas recogidas en turbantes y sus espesas barbas, preparaban un escenario, distribuían sillas para asistentes, toda esta área se encontraba acordonada. Por allí me encontré a los vascos, esperamos juntos un rato por si ocurría algo digno de presenciar. Al final, no compré nada.
Esa misma noche sería la última que dormiríamos en la India, así que quedamos todos en ir a cenar, Manu se encargaría de reservar un local. Quedamos a las 8:00, poco a poco, todos nos íbamos reuniendo en el hall y en la puerta del hotel. Mi compañero apareció con sus mejores galas parecía una personalidad del mundo budista, su impoluta imagen invitaba a hacerle reverencias, para la ocasión se había puesto un pantalón bombacho de hilo blanco, una camisa naranja larga sin cuello, con un enorme pañuelo a juego rodeando su garganta, la cabeza perfectamente afeitada. Estábamos ya todos cuando llegó Manu, e iniciamos a pie el trayecto que nos separaba del Indigo, un restaurante bastante pijo situado en un callejón de Mandik Rd a espaldas de hotel Taj Majal por el que pasaríamos a la vuelta. La cena resultó carísima, allí parecían encontrarse todos los niños de bien de Mumbai. El vasco traía consigo una sorpresa, una botella de güisqui que había reservado durante todo el viaje para esta ocasión, desagradable fue cuando se acercó el responsable del local, y nos indicó que no la abriésemos allí, lo que hicimos a hurtadillas con algún que otro mal gesto de los camareros. Tardaron mucho en servirnos y salidos cerca de las 10:30, paseando y charlando a cerca del estupendo viaje que está llegando a su fin, regresamos al hotel. Nos despedimos y nos recogimos todos en nuestras respectivas habitaciones.
No se que extraña circunstancia me provocó que no me durmiese como en tantas otras noches precedentes, ni siquiera los chupitos de JB servían de anestésico. De pronto se me ocurrió: ¿por qué no daba una vuelta por la ciudad a esas horas?, no lo había hecho antes y ahora podría ser la ocasión. Mi compañero ya dormía, me vestí sin apenas hacer ruido, salí de la habitación con la llave en el bolsillo, en el hall me topé con un vigilante, no quedaba nadie en recepción. La calle estaba vacía, me encaminé hacia el paseo marítimo, el Apollo Bunder frente al mar Arábico hasta alcanzar la plaza del mismo nombre, apenas unos jóvenes se encontraban charlando apoyados en el pequeño muro que separa el acerado del batiente mar. La plaza, vacía, sólo unos operarios del servicio municipal de limpieza, paseaba y justo cuando intentaba encender un cigarrillo, se me acerca un militar con un subfusil colgado en bandolera. Me expulsaba de la plaza, no daba crédito, pese a que le dije que solo quería fumar un cigarrillo, me volvió a conminar enérgicamente para que me fuera, terminé obedeciendo como perro con el rabo entre las piernas. A partir de ese desagradable encuentro comencé a sentirme intranquilo, así que decidí regresar al hotel, volví por el mismo camino, fumé en la puerta de mi destino y subí, ya si que pude dormir, el pacense no se enteró de nada.
Amanece en Mumbai, nuestro último día en la India, me pregunto si volveré de nuevo y cuando. Esta mañana Manu nos ha preparado un atractivo recorrido a pie, del que dice, no olvidaremos. Hemos comenzado a caminar temprano, huyéndole a la calor. A las ocho iniciábamos el trayecto en dirección a Colaba Causaway, torcimos a la izquierda al llegar a Best Marg y de aquí tomamos dirección a la Universidad, primero por Cooperage Rd para continuar por Karmaveer Bhaurao Patil Marg. En fila india, unos tras otros seguíamos al guía por la acera derecha, llegamos primero a la Universidad y después al Tribunal Supremo, en la margen de frente quedan los espacios libres del Maidan Oval. Era temprano, muchas madres llevan a sus hijos perfectamente uniformados al colegio, otras perecen dirigirse al mercado y algún que otro borracho aún pernocta tendido a sus anchas en el suelo. En las esquinas de la Universidad con el Supremo topamos con sendos puestos de control militar, garitas confeccionadas con sacos de arena y dos soldados excesivamente armados. De Karmaveer desembocamos en Veer Nariman Rd por la que continuamos a su derecha, hasta llegar a la plaza de Horniman Circle Garden, una gran rotonda ajardinada y arbolada. Antes nos habíamos cruzado y dejado atrás la catedral anglicana de Sant Tomás, construida por los colonos ingleses en 1718. En la rotonda nos desviamos por Homji St hasta el cruce con Sir Pherozeshah Mehta Rd, girando a izquierda y después derecha, 50 metros para iniciar un último tramo por Perin Nariman St hasta la plaza Bhatia Udyan, que preside la principal estación de trenes de la ciudad, la Chhatrapati Shivaji antiguamente conocida como la Estación Victoria.
No quisiera dejar pasar que en la última calle, estrecha y concurrida, nos tropezamos con la única vaca que hemos visto en Mumbai. Al principio y casi en medio se encuentra un pequeño templete o capilla de los seguidores de la minoritaria religión monoteísta de Zoroastro (Zaratustra). Según las estadísticas, esta ciudad acoge la comunidad más importante y ortodoxa de la India. Observamos como uno de sus seguidores con el torso desnudo blandía un látigo y se movía a un extraño compás.
Cuando desembocamos en la plaza, allí estaba, majestuosa y cerrando la perspectiva del camino que traíamos, la impresionante y añeja Estación Victoria, antiguo nombre con el que aún se la conoce, el que se le dio cuando fueron concluidas las obras en honor de la reina emperatriz de la India en 1887. Ahora es la Chhatrapati Shivaji Terminus, bautizada en 1996 por el entonces Ministro de Transportes, Suresh Kalmadcomo, que la renombra en honor del maharaj Chhatrapati, fundador del imperio Maratha. El edificio, que ocupa una parcela de cerca de tres hectáreas, se compone de tres grandes naves cada una de tres plantas, sus cubiertas son de teja roja a dos aguas. Su trazado tiene forma de U, con un gran patio abierto a fachada cerrado por una verja muy recargada, dando frente al maidan de Azd Holy Day. Fue proyectada por el arquitecto británico Fredrick Williams Stevens, que trabajó exclusivamente para el gobierno colonial. Tardo 10 años en construirse, desde 1878 hasta el día de año nuevo de 1882 que entra en funcionamiento. Su arquitectura es de estilo neogótico, mezclando el leguaje victoriano europeo traído por los británicos, con decoraciones hinduistas e islámicas aportadas por los maestros nativos que la ejecutaron. En su cargada composición destacan las cúpulas y torreones que rematan sus esquinas y ejes, sus contrafuertes, agujas, rosetones y vidrieras. Su fachada se ejecuta como la de casi todos los edificios coloniales de esa época, utilizando unas piezas pequeñas de piedra de color arena, a modo de ladrillos, y molduras y columnas en otras piedras de colores blancos y grises de naturaleza caliza. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el 2004.
La estación sólo la vimos por fuera, me hubiese gustado contemplar las grandes cerchas que cubren las naves apeadero, pero me debía a la disciplina del grupo. En su lateral tomamos unos taxis que nos llevarían hasta el acceso al templo de Mahalaxmi. Bordeamos la bahía de Back, contemplamos las playas de Chowpatty y cruzamos el barrio de la colina Cumballa Hill al Sur de la ciudad, en total creo que serían unos siete kilómetros.
El templo está dedicado a tres deidades, Mahalakshmi es la principal, figura sobresaliente del texto hindú Devi Mahatmyam, en el que se describe la victoria de la diosa Durga sobre el demonio Mahishasura (Mahalakshmi), las otras divinidades son Mahakali y Mahasaraswthi. Fue construido en 1831 por Dhakji Dadaji, un rico comerciante hindú, cuyo origen se relaciona supuestamente con la construcción de la Vellard Hornby, uno de los pasos elevados que enlaza las islas de Mumbai. Al parecer, después de que varios muros de contención, aquellos que construían para sostener las tierras y protegerlas de los embates del mar, se derrumbaran. El jefe de máquinas, un tal Pathare, soñó que en el mar había una estatua de Devi, se organizó su búsqueda en las proximidades de la isla de Worli, una de las primeras en unirse a la plataforma continental. Cuentan que recuperaron la talla, construyéndose un templo para ella. Los trabajos del acueducto de Vellard se pudieron completar sin problemas.
Los taxis no nos pudieron dejar en la puerta, así que tuvimos aún que andar otro poco más. Al final de una calle, donde el trasiego de gentes nos avisaba de la cercanía de este templo, dimos con él. Desde el punto de vista arquitectónico no es muy interesante, aunque es considerado por sus devotos, como uno de los más famosos de toda la ciudad. Tras un pórtico que da la bienvenida, comenzamos a subir unas escaleras para acceder a un último tramo en rampa lleno de pequeñas tiendas donde se podían adquirir guirnaldas de flores y frutas para ofrendas, también otras golosinas. Allí, a la entrada del recinto religioso nos tuvimos que descalzar; extraño me resultó que a la capilla se accediese a través de un torno, quizás debido a colas que hoy no presenciábamos. Se contemplaban en unas pequeñas urnas las figuras de las deidades, talladas en basalto negro contrastan con sus ropajes de vivos colores. Antes de la salida, nos acercamos a espalda del templo, da a una playa pedregosa, tremendamente sucia. No muy lejos, en unas pequeñas barcazas unos hombres pescaban con caña.
Volvimos a calzarnos y emprendimos el regreso, dirección a una de las estaciones de trenes de la ciudad, la de Mahalaxmi, para coger un cercanías que nos aproximaría a Colaba. Comenzamos a andar por Bhulabhai Desai Marg, antes de desviarnos por Keshav Rao Marg, cuyo cruce está en la misma costa de Worli. Tuvimos la ocasión de contemplar a lo lejos, la pequeña carretera de algo menos de un kilómetro, que conocida por Draga, une la ciudad con un pequeño islote, su tránsito depende de las mareas, ya que queda sumergida en el mar cuando es alta. A lo lejos vemos la mezquita y mausoleo de Haji Ali Dargah, construido en 1431 para alojar la tumba de Haji Ali Sayed, rico comerciante musulmán. Según cuenta la leyenda, al morir su ataúd fue tirado al mar de Arabia y llegó flotando a ese islote en la India, el mausoleo perpetúa su memoria. El actual edificio ha sido reconstruido en el presente siglo reproduciendo los gustos de la arquitectura islámica india. Aunque lo vimos a lo lejos, contemplamos el brillo de sus revestimientos exteriores de mármoles blancos, nos dice Manu que procedentes de Marrana y Rajasthan, el mismo lugar del que se extrajeron las piedras con que se construyó el Taj Mahal, su impresionante alminar de 26 metros que destaca sobre el resto de la construcción.
El recorrido por esta parte de la ciudad nos deparaba una mezcla de paisajes urbanos considerables, desde la miseria de los slum, a los altos bloques de oficinas de nueva generación o a las redes ferroviarias como fronteras de la marginación. Al llegar al paso elevado sobre las vías, Bapurao Jagtap, nos desviamos para ver los tendederos de Dhabi Ghat. En una enorme parcela situada frente a la estación de Mahalaxmi. Desde ese otero contemplábamos a vista de pájaro unos enormes lavaderos con sus correspondientes tendederos, aparecían colgadas una enorme cantidad de coladas agrupadas por colores, sabanas azules, blancas, uniformes, de hoteles, hospitales y colegios, bajo el abrasador sol de Mumbai. Estos están regentados por los Dhabi, casta que se especializa en el lavado de ropa, la propia palabra se deriva de “dhona”, que en hindi significa lavar. También se pueden ver en el norte de India, en Gujarat y Maharashtra. Recogen la ropa sucia de las casas o negocios puerta a puerta y después de un día o dos, la devuelven limpia, a veces almidonada y planchada. Cada dhobi marca las prendas para identificarlas, la pueden lavar ellos mismos o subcontratar a otros. Es singular el método que utilizan para colgar la ropa en los cordeles, no utilizan pinzas, estos son trenzados y cuelgan la ropa mediante pequeños pellizcos en las trenzas de los cordeles. Son los precursores de los modernos profesionales de la limpieza en seco en el subcontinente indio.
Serian las doce cuando partimos definitivamente para la estación. Manu se encargó de comprar los tickets mientras esperábamos en el andén. Subimos en uno de esos viejos trenes azules que circulan por toda la India, con sus escasos asientos y ventiladores en los techos, las puertas siempre abiertas. En una de ellas me quedé para recibir el aire fresco que se producía en al traqueteo, además disfrutaba contemplando la dispersión de la ciudad, el contraste de zonas ricas y pobres, de casitas, chabolas y bloques de viejos pisos mezclados con suntuosas oficinas. Fue curioso comprobar como los vagones se distribuían por sexos, en uno los hombres y en otros las mujeres. El trayecto no fue muy largo, al rato nos apeábamos en la estación de trenes de Churchgate.
Churchgate es famosa por el trasiego de los dabbawala cargando sobre sus cabezas esas pequeñas estructurillas metálicas que contienen de 15 a 20 canastos con almuerzos. De hecho, la palabra significa literalmente, “repartidor de cajas de almuerzo”. Pertenecen a una industria de servicios que es única en Mumbai, cuyo trabajo se basa en la recogida de la comida recién cocinada en cestas desde los domicilios de los trabajadores, principalmente de oficinas, hoy día muchas proceden de empresas de comida preparada. La transportan a los lugares de trabajo y posteriormente devuelven las cestas vacías a sus orígenes. La dabba es la cesta, usualmente una gran lata cilíndrica de hojalata o aluminio, parecida a una fiambrera. Este servicio que data de hace más de cien años y está integrado totalmente en la cultura de la ciudad. Su origen se remonta al rechazo de los colonos ingleses a la comida local, éstos requerían de un servicio que se las trajeran desde sus domicilios. Hoy día, con más de 125 años disfruta de los avances tecnológicos, las reservas se realizan mediante SMS o internet. Ocasionalmente la gente se comunicaba con sus hogares poniendo mensajes en los recipientes vacíos, circunstancia que ha cambiado ante la mayor accesibilidad de los medios de comunicación instantáneos. Son más de 175.000 las cestas de almuerzo manejadas cada día por unos 4.500 ó 5.000 dabbawalas, con un coste mínimo y una puntualidad perfecta. Un simple código de colores sirve como doble identificador, tanto para el contenido como del destino. Conocen a sus clientes personalmente y se mueven con confianza por zonas que dominan a la perfección. Es impresionante verlos cruzar las puertas de la estación a toda velocidad y admirar con que majestuoso equilibrio sostienen sus cestas.
La estación queda muy cerca del Maidan Oval, se hablaba de ir a comer a algún sitio. Me encontraba cansado y quería ir a ducharme y relajarme un rato, había pasado bastante calor y aunque estaba a un rato andando, decidí ir caminando. El día anterior nos dijeron que el hotel disponía de un pequeño restaurante en la novena planta desde donde se podían disfrutar de buenas vistas, fue mi opción. Al llegar, no había nadie, hice unas fotos desde la terraza, se veían las azoteas del barrio de Colaba, en una de ellas una pareja de pequeños milanos acicalaban sus plumas. En dirección al puerto, se divisaban grandes cargueros acercándose a sus atraques y como no la imponente Puerta de la India hacia el Norte. Me tomé unas cervezas y un plato de arroz con pollo, un café de postre; me fumé un cigarrillo como colofón y me fui a dormir una merecida siesta. Antes de subir ya me había duchado y refrescado.
Sobre las cinco estaba de nuevo en la calle me quedaban algunas rupias que gastar y además quería comprar algo en aquella tienda hippie y pija de la que tanto había hablado Manu, en “Fab India”, que se encontraba cerca de la Universidad, a la espalda del museo Príncipe de Gales, muy cerca de donde había estado ayer. Quería comprar un pantalón con la blusa larga, con el pañuelo y velo caído hacia atrás que usa la mujer, el “salvar kamis” o “pujaba dress”, no hay que confundir con la faldilla que usan los hombres y que se recogen cuando tienen calor por encima de la rodilla y que se llama “lungui”. No tardé mucho en llegar, es una tienda moderna tipo boutique, con bastante gente comprando y curioseando. Terminé comprando dos salvar kamis.
Ya me quedaban pocas horas y pensé volver a ver por última vez la Puerta de la India y que al pasar estaba tan concurrida como ayer. De regreso, encontré frente al Old Taj Majal a varios coches de caballos, recuerdan a las carretas de la cabalgata de los Reyes Magos, forrados en su totalidad, incluso la ruedas con chapas plateadas, decorados con flores y globos de colores, algunos con sombrillas y otros con capotas; ofrecen pequeños paseos a los turistas principalmente nacionales, aunque a mi también me invitaron a subir. Llegaba la hora de la partida y regresé al hotel a repasar y preparar la maleta asegurándome eliminar todo lo inservible para reducir peso, lo mismo hacia mi compañero que tuvo que comprar una bolsa para meter todas las piezas de bronce que había ido adquiriendo a lo largo del viaje.
A las diez subíamos al autobús para realizar el ultimo trayecto hasta el aeropuerto, a los doce embarcábamos en Mumbai rumbo a Paris, Barcelona y Sevilla.