IIIb. MADHYA PRADESH

SHIVPURI, GWALIOR, DATIA, ORCHHA y KHAJURAHO

 

Septiembre de 2013

el río Betwa desde el Palacio de Jahangir

ORCHHA

 

Hace tan sólo 15 kilómetros que dejamos Datia, circunvalamos Jhansi la por la nacional NH76 (de Allahabad en Uttar Pradesh a Pindwara en Rajastán) que dejamos para desviarnos por la National Highway 12A (de Jhansi a Simga en Chhattisgarh), después de otros quince hemos descargado nuestros equipajes en el agradable “Resort Amar Mahall” en la pequeña y agradable población de Orchha, dicen que tiene algo más de 10.000 habitantes, pero la verdad es que ni siquiera se nota y su enclave a orillas del río Betwa es envidiable, en fin, que en total han sido 45 kilómetros. Eran pocos los kilómetros que faltaban, también eran pocos los datos históricos que se aportan de esta ciudad en mis notas, así que me daba tiempo a leerlos.

 

Aunque siempre se atribuye la fundación de la ciudad en el año 1501 al maharajá Rudra Pratap Singh, de la etnia Bundela y del clan de los Chattari de la región Bundelkhand, quien convirtiéndose en el primer rey de Orchha desde 1501 a1531 fuera el constructor del Fuerte. Es cierto que algún tipo de asentamiento previo tuvo que haber. Se sabe que el Imperio Gurjara Pratihara, dinastía que gobernó gran parte del Norte de la India entre los siglos VI a XI y que tuvo durante los años 836 a 910 su mayor apogeo, prosperidad y poder, llegando a rivalizar con el Imperio Gupta por los dominios de gran parte de territorios en el Norte de la India, fue Mihira Bhoja I (836-885) uno de los gobernantes más importantes del siglo nueve en el subcontinente indio quien estableció la capital de su imperio en Kannauj, en el vecino estado de Uttar, gran devoto de Vishnú, mandó construir muchos templos en su honor, entre ellos el de Teli Mandir en Gwalior o el templo de Chaturbhuj que visitaremos en Orchha, es este una prueba de que la población del imperio Pratihara tuvo que residir por aquí, aunque desapareciera posteriormente como parece que fue.

 

Otros vestigios podrían apoyarse en los primeros Bundelas, ya que antes de establecerse definitivamente a orillas del Betwa, seguidores del maharajá Hemkaran (Pancham Singh Bundela) se asientan al Sur de la cordillera de Vindhya, en Mahauni, recibiendo el apoyo militar de guerreros de otros clanes rajputs, entre ellos de los “Ahirs” o, los “Paramaras” y “Chauhans” que en el siglo XIV apoyan a Sahanpal Bundela en la conquista del Fuerte Garhkundar de los Khangar a unos 70km al Sur de Orchha.

nuestro Resort en Orchha el Amar Mahal

Pero será Rudra Pratap bajo cuyo reinado entre 1501 y 1531 se funda el estado y la actual ciudad. Su nieto el rajá Vir Singh Deo trasladó la capital bundela a Jhansi durante el siglo XVII dejando a su hijo primogénito Indrajit Singh en Orchha y otro de sus hijos con su mismo nombre lo envía a Datia donde le construye precisamente el palacio de donde venimos. Este Rajá adquirió un tremendo poder al asesinar en 1602 a Abul Fazal, visir de Akbar en un complot tramado por su hijo el príncipe Salim, a la postre su sucesor, el emperador mogol Jahangir, quien termino asesinándolo para anexionarse Orchha a sus ya extensos dominios. La historia la ciudad continuará ligada a los mogoles y posteriormente al imperio británico, pero ya nunca más tendrá el esplendor que tuvo con los Bundelas.

 

Volvían a quedar aún kilómetros suficientes para que Marco nuevamente como hace dos días y antes de entrar en Gwalior nos introducía al hinduismo, tomaba de nuevo el micrófono y sus apuntes y girándose nos comenta que la introducción del otro día quedaría huérfana si no nos hablase de los dos grandes textos de la épica india, que intentaría ser breve, ya que se percató que para alguno aquellos textos eran tan dulces como una nana. Comenzaría con el Mahabarata o “la gran India en sánscrito”. Leía:

 

Se tiene muy poca certeza de cuando aparecen los que dicen 100.000 versos que después de loscuentos tibetanos de Gesar son el segundo texto trabajo literario más extenso creado por el hombre. Pese a ser un poema épico-mitológico, los hinduistas creen que en él se encuentra el origen de la India y que es vital para su propia religión. Al comienzo realiza una descripción mitológica del planeta, de sus océanos, los de agua salada y dulce, los de leche y mantequilla, y de sus territorios y gentes para terminar centrándose en el valle del Indo, el Bhárata Varsha y como no, en las guerras y vicisitudes que protagonizan los reinos de los Kauravas y Pándavas. También el propio texto recoge que un familiar común a ambas dinastías, el abuelo y mítico escritor Vyasa será quien por mandato del Dios más importante de la trimurti, el creador del universo, Brahmá quien descendió a la tierra para encomendarle tan noble tarea, ordenó a Ganesh, hijo de Shiva que le ayudase ante el miedo de que el hombre no tuviese memoria para recordar tantos versos; por aquellos años, el tercer milenio antes de cristo el hombre no sabia escribir. Y es que en los mismos versos se sitúa la fecha de los hechos narrados, la guerra entre Kauravas y Pándavas, que dicen acaba cuando comienza el kali-iugá, fechado en el siglo sexto por un astrónomo indio en el año 3102 aC. El kali-juga corresponde a la aparición del malvado demonio de piel negra Kali la noche en que los guerreros pelean sin parar, sin detenerse a orar, matándose hasta el amanecer.

 

Y es que como las grandes epopeyas de la humanidad, como la Odisea o la Eneida atribuidas a Homero en el siglo VIII aC, también fueron trasmitidas mediante la tradición oral durante generaciones, siendo muchas veces inciertos los autores que obviamente se idealizan. La tradición de los poemas épicos, también anónimos, continúa en la Edad Media, los cantares de Roldán en el siglo XI en Francia, el mío Cid en España en el XII o el de los Nibelungos en la Alemania del siglo XIII. O, la obra maestra de la literatura portuguesa del Renacimiento en el dieciséis, Os lusiadas, escrita en verso Luís de Camões. Por mucha memoria que tuviesen los recitadores, parece lógico que en cada elocución se añadiesen matices propios, ensoñaciones de los propios poetas que de tanto recitar harían suya la historia. Pensemos que a razón de 2 segundos por verso, en los 100.000 se tardarían unas 56 horas, ¡en recitado continuo! Pasarían más de 2500 años hasta una primera trascripción, que algunas hipótesis la sitúan entre los siglos V a III aC años en los que vivieron Buda y el emperador Asoka, si bien los primeros textos materiales que se conservan son del siglo VI de nuestra era, en escritura “brahmi”, lengua que dará origen al sánscrito, posiblemente en hoja de palma. De todas formas se cree que la pérdida de información debida a la transmisión oral ha sido mínima.

 

Y aunque aún faltarán unos días para la cena de despedida, la emocionada visión que nos daba Marco de estos textos, me llevó a elegir una elegante publicación que encontré en el aeropuerto de Varanasi, camino de Delhi, una colección de versos extraídos del Mahabarata y que tantísimo le gustó y nos agradeció. Salvando este inciso, él no se quedó en el Mahabarata, terminó lo que sería su segunda disertación sobre el hinduismo con el Ramayana o el “viaje de Rama”. Este quizás sea uno de los textos más populares de la India y en los países vecinos hacia el Sureste. Donde nosotros solo vemos una bella historia épica, ellos encuentran las enseñazas que guían sus vidas en sánscrito.

 

Y continuó con su relato cuan poeta de la mejor tradición oral, apasionadamente escuchábamos. Resulta que Dásharatha, rey de Aiodhiá, tiene tres esposas y cuatro hijos. Rama es el mayor, hijo de Kauśalya. Bharata es hijo de Kaikeyi. Los otros dos son gemelos, Lakshmana y Satrughna. Rama y Bharata son azules. En Mithila, una ciudad cercana, vive la hermosa Sita. Cuando llega el momento de esposarse su padre le plantea una prueba a los pretendientes: los príncipes deberán ser capaces de encordar un arco gigante. Nadie pudo siquiera levantar el arco como Rama, que no solo lo alzó sino que además lo partió. Así fue como Sita eligió a Rama como esposo, ante las miradas de decepción de los demás aspirantes.

 

El rey Dásharatha decide dejar el trono a su hijo mayor Rama y retirarse al bosque. Todos están de acuerdo con la decisión excepto la madre de Bharata, que pretende que sea éste quien gobierne como años atrás le prometió su esposo. El rey corona a su segundo hijo y destierra a Rama al bosque, con él se marchan Sita y Lakshmana, su hermano, y resulta que son muy felices. Un día cuando una princesa del mal o rakshasa intenta seducir a Rama su hermano la hiere y ésta huye en busca de su también hermano el rey demonio de (Sri) Lanka, Rávana, al que le menciona la existencia de la princesa. El demonio busca a Sita y la rapta, pero ella se niega a convertirse en su esposa. Rama desespera al no encontrar a su amada. Hánuman y su ejército de monos se ofrece para buscarla. El dios mono encuentra a Sita y vuelve para organizar su captura. Entre todos construyen el puente que une la India con su “perla”, derrotan a Rávana y rescatan a Sita. Felices vuelven a Aiodhiá, a su tierra y con su pueblo, donde Rama es reconocido como el verdadero rey.

 

Pero no todo podía ser gloria, Sita es acusada de adulterio con el demonio y, pese a demostrar su inocencia es desterrada terminando sus días en la ermita del sabio Valmiki, allí nacen sus dos hijos gemelos, Lava y Kusha, educados por el sabio quien ensaña a los niños a cantar el Ramayana. Un día, en una ceremonia coincide Valmiki con el rey a quienes sus hijos le cantan la bella historia de su vida, cuando los versos narran el exilio de su madre, Rama llora y aunque parece que llegaría la reconciliación cuando aparece Sita el rey vuelve a repudiarla, ella se suicida en presencia de todos. Que bella historia la de la tradición oral india que recogió en verso el poeta Valmiki entre los siglos V y III aC. Como en el Mahabharata, el narrador también forma parte de la misma historia.

los famosos Chhatris o Cenotafios de Orchha

Casi sin percatarme entrábamos en esta ciudad que parece más un pueblo, el hotel se encuentra en el borde Sur, donde se agrupan los tres establecimientos más modernos del sector, frente tenemos el “Betwa Retreat” y un poco más adelante el lujoso “Orchha Resort”, aunque el nuestro nada tiene que envidiarles, los tres están muy cerca de los cenotafios, nosotros a escasos 200 metros, unos de ellos moja sus cimientos en el río. El Amar ocupa una parcela alargada separada por unos cuidados jardines delanteros y sus aparcamientos de la calle de acceso que más bien parece una carretera. Es una construcción baja, de una planta, que se ordena en tres grandes patios entorno a los cuales se organizan las distintas dependencias y habitaciones. La recepción y las salas de apoyo, el comedor y restaurante, etc. quedan en la facha exterior. El primer patio central, hacia el interior se vuelcan a un jardín más bajo de la galería circundante y al que se baja desde unas escalerillas, podríamos pensar que se inspira en el bagh mughal, aunque a mi me recuerda a los tipos árabes de nuestra Andalucía.

 

Caminando hacia el Norte llegamos a nuestro apartamento, pasamos aun segundo gran patio en cuyo centro se encuentra una pequeña y soleada piscina, las habitaciones se agrupan de dos en dos en unos pequeños patios separados del principal por unas escaleras y una puerta, igual que en el anterior, las zonas de estancia quedan más altas. Éstas son esplendidas, además de un gran baño la estancia alcanza más de los veinte metros, tiene una tarima elevada con unos cojines bastante atractiva, en el porche delantero con una mesita y unos sillones tipo jardín pasamos buenos momentos. El último patio, en el lado opuesto, mira a los cenotafios, están aún acondicionándolo, las vistas de los chatris y el río al fondo ha sido una agradable sorpresa.

 

Soltamos las maletas y nos refrescamos, la cercanía de la piscina provocó que rápidamente y casi sin darnos cuenta estuviésemos chapoteando en el agua, aunque no suelen estar muy frías, la sensación de relax es obvia. Al rato paso Marco, y mientras charlábamos cruzó un empleado, el dijo −voy a pedirme algo de comer y aquí mismo me lo tomaré− nos pareció estupenda su iniciativa y aprovechamos la oportunidad de un buen traductor y nos pedimos un sándwich vegetal y una hamburguesa con un par de frías kingfisher, y así le recalcamos −two very cold kingfisher− después del baño vino una siesta. Francisca no estaba por la labor de patear el terreno, así que le dije que descansaría un ratillo y a continuación me iría a ver los cenotafios. Apenas conocía aún nada de esta ciudad, si acaso lo que había leído para informarme de Datia y su relación desde antaño con la etnia de bravos guerreros de los bundelas.

los dos chhatris abandonados a orillas del Betwa

No tarde mucho en salir, eran las tres y media y no había nadie por la calle, baje la cuesta que dejaba atrás al Betwa Retreat para topar con el acceso del Orchha Resort, dejándolo el camino se convertía en terrizo, a la derecha quedaba una parcela cuadrada dividida en cuadrantes algo desfigurados y tres cenotafios, dos cercanos al camino y otro próximo al cerramiento trasero, estos eran unos muros de piedra con apariencia de nuevos, de algo más de un metro de altura y con unas pequeñas cancelas para el acceso a su interior. A continuación y en otra parcela, en este caso un cuadrado regular dividido en cuatro praderas y dos de estas a su vez en dos mitades más pequeñas, eran ocupadas en este caso por cinco chatris, los de mayor tamaño. Este otro conjunto también quedaba rodeado por un muro algo mayor que el anterior, en esta cerca aparecía un acceso custodiado por un portero, cuando quise entrar me solicitó el ticket, con gestos le indiqué que no tenía, me indicó que las entradas se adquirían en el hotel OR, me acerqué pero no conseguí acceder y, aunque me quedase sin entrar no creo que me importase en exceso.

 

Cerca, mojando sus cimientos en el Betwa, parecía como si quisiese lavarse los pies, se encontraba otro, quizás el mayor de todos, una lástima, descabezado, había perdido su gran bóveda apepinada central aquella que recuerda tanto a las sikhara de los templos y las otras cuatro más pequeñas inspiradas en el estilo persa, que rematan sus esquinas. No obstante, su aspecto abandonado invitaba a entrar, allí si que disfruté correteándolo, escudriñando todas y cada una de sus salas, asomándome por cada uno de sus huecos, desde sus terrazas, del incipiente atardecer y de las magnificas vistas del río. A su lado había un ultimo más pequeño y cuatro restos que podrían ser los entablamentos de los chatris que me faltan, la verdad es que no estoy seguro y de no ser, ¿donde estarán?, pero si fuese así, con los que he contado anteriormente, 3 + 5 + 2 y los 4 restos, serían supuestamente los 14 mausoleos que fueron construidos en los siglos 16 y 17 para rendir tributo a los reyes y majarás Bundela, número que mencionan tanto la Lonely como otros folletos que he consultado.

el aseo a orillas de Betwa

Pero no estaría mal que antes de continuar narrando mi visita relatase, aunque sea sucintamente lo que es un Chhatri, como por aquí llaman a nuestros cenotafios; tienen una diferencia fundamental con las tumbas o quizás con los Mausoleos por su escala y singularidad, aunque ambos se erigen para recordar la memoria de un difunto. La diferencia estriba en la ausencia de restos, y es claro y evidente, ya que los hinduistas queman a sus difuntos y vierten sus cenizas en las aguas del Ganges o en su defecto de aquellos afluentes que en teoría terminarán llevándolos al río sagrado como es el caso del Betwa. Incluso el origen de la palabra castellana, “cenotafio” es muy interesante, ya que etimológicamente deriva del vocablo griego kenostaphos, kenos significa “vacío” y taphos, “tumba”, aquí se les conoce como chhatris, nombre que también se le da a los pequeños pabellones que suelen rematar las esquinas de las cubiertas, como aquellos tantos que vimos los primeros en el Fuerte Rojo de Delhi y que me han llamado la atención a lo largo del viaje por ir apareciendo reiteradamente en tantos y tantos otros monumentos.

 

El calor y el pavimento terrizo del camino, apenas nadie, una mujer haciendo la colada y seguro que sus dos zagales chapoteando, el mayor en calzoncillos y el más pequeño tan sólo con una guitilla en su cintura, subiendo y bajando escalones de las gradas del ”Ghat Kanchan” saliendo y entrando en el agua, seguramente el mismo lugar en el que antaño incineraran a sus soberanos. A lo lejos detecto a otras gentes, parecen varones, algunos se bañan o asean, otros simplemente miran. No muy lejos de allí, sobre una roca que emergía del suelo y protegido del sol por una retorcida acacia, había dos pequeños Shiva lingam, los acompañaban un solitario Nandi y bastantes manchas de ghee reseco de quien sabe que ofrendas, las sensaciones eran intensas. Ya sentía curiosidad por acceder al interior de un monumento funerario, el que quedaba más cerca del ghat, era el pequeño, pero una gran cantidad de abejas me retuvo.

Tiene dos plantas que se alzan sobre una plataforma, calculo que de metro y medio con una única escalera al eje de la fachada enfrentada al mayor de enfrente, lo remata una cubierta estriada que carece de remate, lo que le da un aspecto rechoncho. Su planta es de 10x10 metros, construido en muros de mampuesto de piedra, sus fachadas evidencian una única cámara rodeada de gruesos muros en los que se escamoteara la casi seguro que estrecha escalera, La fachada tiene un hueco por lado y planta, los inferiores puertas y los superiores ventanales, poseen una profusa decoración de hornacinas, nichos y pilastras que evidencian una influencia persa y mogol. Un vuelo de piedra realiza la transición al entablamento de la bóveda, esta no esta resuelta con una cúpula apepinada o sikhara, es semi esférica y unos nervios curvos le dan una textura un tanto especial. Continué hacia uno de los mayores de todos, que con al abandono y la ausencia de gente pensé que podía explorar con total libertad, y así fue.

los maleza absorbe a lo dos chhatris abandonados

Las hierbas lo rodeaban, aproveché un derrumbamiento en el basamento por el que pude subirme en él. En planta tiene 24x24m su estructura compositiva es muy clara y salvando las distancias me recuerda a la plantas de la villa Rotonda de Andrea Palladio. Ocupa la totalidad del cuadrado, se ordena en torno a una sala principal cuadrada cubierta con una bóveda vaída sobre un pequeño tambor octogonal de transición entre las cuatro pechinas de múltiples aristas que nacen de las esquinas de los muros. En la sala de planta baja, en el centro dos cubos chatos de piedra, el mayor de mas o menos un metro de lado soporta otro menor de unos 50cms, no alcanzo a saber si son ellos en sí significan algo o simplemente son un pedestal para sostener algún objeto más valioso hoy desaparecido. Tanto aquí como a la sala de la planta superior se accede por los cuatro extremos de sus ejes, desde otras cuatro dependencias, en este caso rectangulares y cubiertas con bóvedas de cañón aristadas en su clave, en las esquinas quedan cuatro salas cuadradas de dimensiones correspondientes a lado menor de las anteriores y que suponen la base de las cuatro pequeñas torres, que en tercera planta flanquearían a la sikhara de mucha mayor altura. Aunque en este chhatri estos cuatro elementos de la cubierta se han perdido es fácil adivinar como fueron mirando simplemente desde la terraza a los que tenemos en frente, en mucho mejor estado de conservación. Las vistas desde mi atalaya eran magnificas, así que con éstas y con el recorrido que pude realizar por el interior, pude mitigar perfectamente no haber podido acceder al grupo custodiado. Baje por las estrechas escaleras que escamoteadas en los gruesos muros que habían permitido asomarme a otros huecos por donde tuve una envidiable vista del río y de la isla donde los Bundelas construyeron su Fuerte, hacía el Este la jungla, el “Santuario de la Vida Salvaje de Orchha”. Aunque estaban oscuras, resbaladizas y llenas de mierda, no me importó, recorrer aquellos espacios tan ordenados, místicos y con tantos años como nuestro Renacimiento, era un verdadero placer.

 

Salí por el Sur, buscando un camino de cuya existencia me había percatado desde arriba y que rodeaba los demás cenotafios por el exterior. Cuando que gire para darle un vistazo observe que este chatri tenia una singularidad añadida, sus fachadas aunque bastante deterioradas eran mas ciegas que en el resto, tan sólo tenia tres puertas y ventanas en cada una de sus fachadas y en las dos plantas principales; porqué no se si lo habré dicho, al igual que en las villas de Paladio, la composición es de una rigurosa simetría en los dos ejes cartesianos, lo cierto y volviendo a las fachadas es que los paramentos ciegos poseían una decoración mural de hornacinas terminadas en arcos apuntados estructuradas en tres franjas por planta, como aquellas que en los jardines del Fuerte Rojo eran utilizadas para la colocación de velas e iluminar los estanques.

el camino trasero que bordea al conjunto principal de Orchha

El camino terrizo bordeaba la parcela de los cinco chatris pegado al muro de su cerramiento cuando al girar por la calle que separa los dos grupos de cenotafios encontré la puerta de acceso donde se encontraba el vigilante, aunque hice un baldío intento por visitarlos, no me preocupó en exceso, así que regresé al Amar Mahal, Francisca disfrutaba de la piscina después de una reparadora siesta, le comenté que como aún quedaba luz me acercaría a ver el templo de Chaturbhuj, que según la guía no quedaba muy lejos.

el maidan, el templo de Chaturbhuj y el Palacio Raja Mahal al fondo

Salí del hotel por la carretera dirección Norte, a unos 100 metros, cuando acaba el Amar Mahal aparece a la derecha una calle que, cuesta abajo desemboca en la NH12A en su travesía por el pueblo y que discurre paralela al brazo Oeste del río que bordea la isla del Fuerte, será el camino que tomaremos en próximas incursiones. Hacía delante me encuentro con un páramo reseco a la izquierda y una tapia que encierra unmaidan de tierra, este es el nombre que reciben los campos de entrenamiento o simplemente donde como en este caso juegan los chavales del pueblo al críquet, aunque dispone de unas torretas de iluminación y unos vestuarios para una practica más reglada quizás. Calculo que tarde no más de 10 minutos en llegar al templo, al que tuve que rodear para buscar la puerta principal de acceso.

la trasera del templo de Chaturbhuj

La historia de esta magnifica edificación, el templo de Chaturbhuj es muy intensa. En las crónicas delImperio Gurjara Pratihara, aquella extinta dinastía que gobernó gran parte del Norte de la India durante los siglos VI a XI y que tuvo su mayor apogeo, prosperidad y poder entre los años 836 a 910, cuando incluso llega a rivalizar con el Imperio Gupta por estos dominios, se cuenta que cuando la capital de los Gurjara estuvo en Kannauj en el vecino estado de Uttar, a escasos 250 kilómetros y Mihira Bhoja I (836-885) un príncipe devoto de Vishnú, uno de los gobernantes más importantes del siglo nueve en todo el subcontinente indio; pues que casualidad, que fuera durante su reinado cuando se mandó construir muchos templos en honor a Vishnú, y entre ellos, el Teli Mandir en Gwalior o éste de Chaturbhuj, aquí precisamente en Orchha. Se fecha en el año 875 un templo, que por su estilo parece no ser éste, máxime cuando se cuenta que fue mandado a construir por la majarani de Orchha Ganesh Kunwar para dedicado a su dios Rama, mientras ella se encontraba de viaje en peregrinación a Ayodhya, la ciudad de su deidad, su esposo el rajá Madhukar Shah lo consagró a Vishnú en su avatar con cuatro brazos de Chaturbhuj.

aspecto basilical del templo de Chaturbhuj

Aunque venia de los cenotafios, que me habían parecido esplendidos, cuando llegué a la parte trasera, al ábside del Sancta Sanctórum que ya desde lejos imponía por la esbelta sikhara que lo coronaba, no dude que esta construcción sería mejor aún si cabe. Responde a las que denominan pancharhata, por su desarrollo en cinco pliegues por cara. Ya había tenido la oportunidad de contemplar los grandes templos del Sur, estos que parecen pequeñas ciudades y aunque sus puertas de acceso o gopurams y sus vimanam, equivalentes a estos sikharas, llegan a ser incluso mucho más altos, la complejidad, compacidad y delicadeza que presenta este templo, cuyo trazado en planta curiosamente es una cruz latina, es imponente, ese tufillo a una cualquiera de nuestras iglesias, se evidencia aún más en su interior completamente blanco, lo que propicia que esta arquitectura me resulte aún mucho más próxima.

 

El templo tiene dos accesos principales enfrentados en los extremos de lo que podríamos considerar su nave menor. No los llamo portadas porque los pasos se confunden y mezclan con filas de huecos de lo que podrían ser plantas, pero que son unos corredores que discurren por el interior de los gruesos muros de su piel y que permiten a medida que se va ascendiendo asomarse al exterior e interior a distintas alturas. Un tercera entrada se sitúa en el extremo Este de la nave mayor, hacia el amanecer, en su extremo opuesto, al Oeste se sitúa el sanctorum.

el Palacio Raja Mahal desde Chaturbhuj

El exterior se encuentra estucado con cal y únicamente existen huecos en los frentes correspondientes a los accesos, el resto es ciego o con algunos pequeños huecos salteados. En los paramentos se distinguen unas bandas de molduras de piedra que se agrupan en dos paños de tres en tres y uno último que se ciñe al sector de nave, desde el crucero al ábside. Su altura total calculo que podría alcanzar un máximo de 30 metros, que es realzada aún más por la plataforma en la que se asienta y que al acceder por la parte trasera se disimula con una rampa de tierra, al entablamento se adosa una escalinata en el lateral que mira al Ram Raja. Las listas horizontales de los paramentos se van quebrando con los pliegues de las distintas sikharas de la cubierta que parecen prolongarse hasta el suelo. El resultado es esplendido, mucho más interesante que toda la arquitectura mogol o rajput vista hasta ahora, aquí parecen fusionarse elegantemente los estilos de la arquitectura dravidiana del Sur con elementos propios del Norte, tanto vernáculos como de procedencia persa y que pienso han ido evolucionado hacia el mogol; obviamente este templo hinduista se fecha ambiguamente durante el reinado de Akbar entre 1556-1612, mandado a construir por la reina Ganeshi Bai, esposa del emperador bundela Shah Madhukar.

 

Cuando entré quede sorprendido por aquel espacio catedralicio tan blanco, iluminado por ventanas lobuladas de ascendencia persa, vacío, sin ningún vestigio de culto alguno. Tres personas, un anciano con largas barbas y pelo descuidado blanco tocaba un instrumento de percusión parecido a una pequeña calabaza se encontraba en una pequeña dependencia anexa a lo que podría ser el altar, dos jóvenes, de algo más de la veintena, uno de ellos salía apenas llegue, el otro, que decía ser el hijo del hombre mayor, no paraba de hablarme, se empeñaba en que subiera a las cubiertas. Pensé, ¡por qué no!, seguro que le sacaría buen partido, aunque tuviese que darle, como por otra parte sería justo una propina, motivo más que seguro por el cual estaba allí.

 

Nos metimos por una pequeña puerta que daba a un corredor oscuro, mi acompañante me iba indicando el recorrido por los pasajes y escalerillas que discurren como venas por los gruesos muros de Chaturbhuj, el iba provisto de una pequeña linterna, subíamos grupos de escalones, girábamos y nos asomábamos al interior de la nave, el discurrir por la piel de aquel lugar sagrado era una experiencia que no había tenido nunca, íbamos los dos solos, alguna vez lo he comentado con alguien y me ha recriminado ¡que valor!, la verdad es que prefiero pensar en una bondad general del ser humano. En fin, seguía subiendo, cuando aparecíamos por uno de sus múltiples miradores, mi joven acompañante me marcaba el encuadre para realizar las mejores fotos, y bien que las tenía controladas; desde la mayoría de las ventanas se obtenían diversas vistas del Palacio Raja Mahal. Por fin llegamos a las cubiertas, una terraza plana de bordes libres sobre la segunda línea de molduras, desde allí se veía tan cerca, casi todas se podían tocar, desde la esbelta sikhara del ábside a otras cinco más, las cuatro más pequeñas, de tres pliegues o trirathas que flanquean los dos accesos laterales de los extremos de la nave menor, bueno cuatro no tres, una ha desaparecido, otra grande precede a la mayor y alineada con esta una última bóveda semi esférica en la intersección de las dos naves del crucero.

caída de Sol desde las cubiertas de Chaturbhuj

Me acercaba a los bordes y me señalaba distintos puntos claves del paisaje de su pueblo, los chatris, el palacio, el Ram Raja, u otros palacios y templos. Era un tipo nervioso, no paraba de hablar y moverse, pero muy simpático; incluso me acerco a ver los pájaros que viven en las cubierta, desde una pareja de buitres bengalíes (Gyps bengalensis), especia autóctona del subcontinente y en peligro de extinción, un curioso alimoche o buitre egipcio (Neophron percnopterus) y como no las innumerables cotorras también conocidas como pericos de cuello anillado (Psittacula krameri). El colofón lo pusieron las cervezas, tema que salio en la conversación, cuando hablando de todo un poco, le comenté que la kingfisher era esplendida; se empeñó en ir a comprarme unas cervezas, así que le di 200rp, algo más de tres euros y se fue, no dude que volvería y aunque tardó, provocado seguramente por la búsqueda de un buen precio para poder rentabilizar la vuelta de las rupias que obviamente le di. Disfrutamos de una bella caída del sol dando unos tragos a una fría “strong” que le comenté que eran mis favoritas. Sin esperar a nadie, de pronto apareció Marco, ninguno de los dos esperábamos encontrarnos allí, fue una agradable sorpresa, justos nos terminábamos la bebida en un marco incomparable. A lo lejos divisamos a Sol y Ander paseando por la ribera del Betwa, por la calle Jhansi Rd, magnifico colofón a una excursión en solitario.

 

Bajamos juntos, la conversación con el improvisado guía fue mucho más fluida y todo fueron agradecimientos en la despedida. También le dije a Marco que nos veríamos en el hotel para la cena, se marcho a toda prisa, tenia que acordar con el dueño de un pequeño restaurante la reserva de mesas; yo más relajado, volvería paseando.

la plaza delantera al templo de Ram Raja

Mi propósito inicial era entrar en el templo de Ram Raja, ya lo tenia localizado a vista de pájaro desde el flanco Norte de las cubiertas y aparecería frente a mis ojos al salir por la puerta Norte, tras bajar unas escalinatas al borde del podio en el que se iza el templo. Llegué a una gran plaza al Este del templo, delante había una especie de mercado de artesanía y una estructurilla metálica con una liviana cubierta, seguramente para protegerse del sol durante el día, allí una cola de gente esperaba la hora de apertura del santuario, circunstancia que unida a que el propio edificio, por lo menos exteriormente me parecía un verdadero pastiche, me disuadió del intento de acceder. Era una construcción aparentemente reciente, pintada en colores pastel crema, que en absoluto me llamaba la atención, por mucho que en las guías se hable de su importancia, y de que se trate de una de las atracciones turísticas más populares de la ciudad e incluso del país. Al parecer, es el único palacio y templo en el que el dios Rama, avatar de Vishnú y liberador del demonio Rávana es adorado como rey y dios, ambos protagonistas del Ramayana. Para mi lo más atractivo era la historia del templo original, cuyo origen se encuentra en los esposos Madhukar y Ganeshi y la disputa de éste templo con su vecino Chaturbhuj y a cual de los dos dioses, que en realidad son el mismo, Rama Vishnú, debía acoger y que precisamente coincide con el que adoraba el antepasado de ambos, Mihira Bhoja.

los dos pilares de Sawan Bhadon, foto de Toño Gómez

Al final, entre que se hacía de noche y que debía ya de regresar al hotel, aceleré el paso y me acerqué a darle un mínimo vistazo a las construcciones que estaban un poco más al Norte y que detecte desde las cubiertas, las busqué en mi Lonely y allí venían pequeñas referencias del palacio y sus pequeños jardines, el Palki Mahal y dos extrañas pilastras cuadradas conocidas como Sawan Bhadon que me recuerdan, aunque éstas son de menor tamaño, a las los dos que presiden la entrada al antiguo recinto de exposiciones de Montjuic, en Barcelona. Es curioso pero estas vetustas edificaciones (GE 25º21’03.75”N − 78º38’23.67”E elev. 219m) me traían a la memoria aquella bonita frase de Mary Shelley“el espíritu de días pasados tenía aquí su morada y nos deleita perseguir sus huellas” que recogía en su novela “Frankenstein o el moderno Prometeo”.

 

Los pilares de Sawan Bhadon están integrados en el pequeño jardín de trazado mogol Phool Bagh. En realidad se trata de dos grandes shunt que se construyeron siguiendo los principios persas de loscaptadores de viento o badgir, éstos funcionan como torres de refrigeración al estar dotados con un ingenioso sistema para la producción de frío, funciona bajo el principio físico conocido como “efecto Venturi”; unas corrientes de aire atraviesan unos conductos subterráneos comunicados con lossurtidores de agua de la fuente de Chandan Katora introduciéndose en el palacio contiguo, la diferencia de temperatura entre el exterior e interior provoca la entrada y salida de aire por los huecos que existen en la parte alta de las torres. Este principio tan antiguo de la termodinámica persa es hoy estudiado concienzudamente en el mundo occidental para introducirlos en las arquitecturas bioclimáticas. Actualmente uno de ellos luce un enclenque andamiaje de palos, y es que ya necesitan una restauración. Para llegar a ellos tuve que bordear el Palki Mahal, que tiene una fachada dando a la plaza blanqueada y con una hilera de tenderetes de una planta, aunque muy desfigurada, por encima aparezcan unas bóvedas ligeramente acebolladas y rematadas por flores de loto invertidas de clara inspiración mogol. En el palacio residió el hijo de Raja Bir Singh, el príncipe Hardaul Dinmal y posteriormente fue utilizado en verano por sucesivos gobernantes bundelas. Su historia es muy hermosa, cuentan que Hardaul para probar su inocencia ante su propio hermano mayor, que lo acusaba de tener una aventura con su esposa, terminó suicidándose, tanto conmovió su muerte a sus convecinos que lo convirtieron en un mártir, una figura santa, que incluso hoy día continúa, adorado como Señor en Orchha. Todo este conjunto, que me pareció bastante interesante, podría fecharse de finales del dieciocho.

 

Apresuré mis pasos, ya era de noche y aún quedaba la cena. Cuando llegué al Amar Mahal tuve que despertar a Francisca. Después del baño había pedido un sándwich y una cerveza, dando cuenta de ambos en la terraza de la habitación, saciado su apetito se duchó y acostó y, lógicamente desechaba la propuesta de la cena. Le comenté que el guía había contado con los dos, pero que creo que no habría mucho problema y así fue. A la hora acordada nos encontramos casi todos con Marco en el jardín delantero del Resort, serían las ocho, ya de noche cuando salimos. Bajamos por un camino parecido al que cogí sólo, aunque ahora al final del hotel giramos a la derecha buscando la carretera Jhansi-Tikamgarh Rd en dirección Norte, poca iluminación en casi todo el recorrido, tan sólo en algunos locales y negocios ya cerca del local, un restaurante con un nombre evocador “Mediterráneo”. La cena esplendida y a muy buen precio, aunque se alargo en exceso para el plan previsto en el amanecer del día de mañana, ya nuestro guía, al llegar al hotel nos propuso, para el que quisiese apuntarse, una ruta en bicicleta, por supuesto no estaba dispuesto a perdérmela. A las once llegamos al hotel, afortunadamente habíamos dejado la llave de la habitación escondida y no se armo demasiado jaleo.

 

Parecía que acababa de dormirme cuando sonaba el despertador, que madrugón eran las cinco de la mañana, aún de noche. A las cinco y media estábamos todos los que saldríamos en recepción, pocos. Marco, el organizador y líder; Ander, ciclista empedernido; la joven barcelonesa, Pepi y, Toño y yo, madrileño y sevillano de la misma edad y parecido sobrepeso. Amanecía a las 6:00 cuando Marco discutía por su móvil, aun no habían aparecido los que debían de traer las bicis. Por fin a las 6:30 salíamos, y con que bicis, como las de ellos, bueno un poquito mejores, por supuesto sin cambios, ruedas gordas y mecánica con ausencia de engrasantes, pero esperad que os cuente.

 

El objetivo era dar un paseo por el interior de la Reserva Natural, también conocida como el Santuario de Vida Silvestre de Orchha, donde supuestamente residen abundantes especies de animales salvajes y exóticas aves. Salimos agrupados, descendimos cuesta abajo por la carretera de los cenotafios en dirección a ellos, al Sur, nos desviamos a la izquierda entre los hoteles el Betwa Retreat y Orchha Resort, donde la carretera propiciaba su pendiente y cogíamos velocidad, afortunadamente no había apenas nadie en la calle. La carretera cruzaba el río Betwa por un puente de hormigón estrecho y con bastantes baches, el día comenzaba a clarear con fuerza avistándose ya un sol radiante que plateaba la aguas del río en su discurrir acelerado, los primeros hombres que aprovechaban la claridad del incipiente día para asearse en sus aguas nos saludaban al pasar raudos por la calzada.

en Singapura nos invitaban a conocer sus viviendas

El recorrido lo realizamos por la SH37, en la fracción de 100 kilómetros de la NH12A que une las poblaciones de Jhansi con Tikamgarh, que recibe el nombre de travesía de Orchha y que discurre en su totalidad por el interior de una gran isla que forman dos brazos del Betwa. Por supuesto de esa carretera inmunda afortunadamente tan sólo hicimos unos 6 kilómetros desde el puente a la salida de Orchha a otro que se desvía para cruzar el otro brazo del río y que ni siquiera llegamos a cruzar (GE 25º17’54.88”N − 78º37’21.21”E elev. 231m). El firme es viejo, cuajado de baches y con un tráfico de vehículos a cuatro ruedas, coches, pequeñas camionetas y no tan pequeñas que bien poco le importaban los ciclistas y si alguien tenía que salvar un bache ellos obviamente tenían preferencia. En el segundo puente nos desviamos por un camino terrizo hasta llegar a la aldea de Singapura, a unos tres kilómetros más. En total dieciocho, en los que empleamos unas tres horas, a las 9:30 estábamos de vuelta.

 

Al pasar el primer puente torcimos a la derecha adentrándonos en la Reserva, la carretera absolutamente sombría por una espesa vegetación en las que únicamente identificaba algunos tipos de acacias, tecas y ficus, y muchos langures grises o comunes (Semnopithecus entellus) en el borde, en los arcenes y que partían despavoridos hacia la espesura cuando nos acercábamos. Aún no llevábamos ni un kilómetro cuando nuestros compañeros, más en forma que Toño y yo, nos dejaban sin miramientos atrás. Llegó un repecho en el que hasta nos llegamos a bajar de las bicicletas, cuando Toño me dice −me vuelvo, yo no me doy una paliza−, pensé que tendría que seguir sólo. Apreté la marcha para no quedarme demasiado atrás, incluso ellos se paraban a esperarme, en el primer descanso les dije que Toño había decidido regresar, claro cuando yo llegaba ellos llevaban un rato parados y me volvían a dejar atrás. En uno de esos tirones se partió el pedal derecho de mi bici, rotura que coincidió con un bache y un batacazo, afortunadamente nadie me vio. Como pude continué, pasamos por las casetas del control de la Reserva en un ensanchamiento de la carretera, un poco más adelante se produjo la segunda parada, al contar mi percance, el líder se apiadó y me cambio su bici, aunque me pareció un tanto injusto, sino hubiese sido así no habríamos regresado a tiempo.

 

Al llegar al segundo puente nos asomamos al otro brazo del Betwa, casi igual de caudaloso aún fluyendo mucho más remansado. La parada fue un poco más extensa, iba empapado de sudor y con las gafas empañadas, aprovechamos para beber agua y hacernos las fotos de rigor, para el recuerdo e inmortalizar esta pequeña aventura. Marco siempre atento al horario nos apremiaba nuevamente. Montamos en las bicis y dejando la carretera a nuestra izquierda cogimos por una sinuosa senda, dejamos atrás la arboleda salvaje para adentrarnos en unas pequeñas parcelas de cultivo que se asientan en la ribera del río, cereal a pequeña escala, hortalizas y pasto para bastantes vacas con las que nos topamos.

fachadas de inspiración mogol en la aldea de Singapura

El camino flanqueado por cercados de hincos se adentra suavemente en un caserío que no alcanza las cien unidades de casas humildes, de una planta, en su mayoría de ladrillo. Estas gentes han detectado nuestra presencia y salen de sus casas a curiosear, a saludar a estos que no saben bien a que vendrán por estos parajes tan aislados. Preparamos nuestras cámaras dispuestos a hacer buenas fotos, como no, los niños quieren salir retratados, un hombre nos invita a entrar en su casa, tras la puerta hay un patio doméstico y en una habitación próxima hay acumulados enseres de lo más variopinto, desde una televisión a un ventilador, una motocicleta y hasta un camastro, en un cobertizo cercano la señora de la casa prepara un guisado con su hijo en el regazo mientras el padre hierve leche en un barreño, en sendos hogares de leña. Los suelos son de tierra apisonada, los techos de rollizos de madera y chapa, posiblemente sustituyendo al antiguo pasto, no se pinta desde hace años, pero a pesar de todo, se respira tranquilidad, las miradas son sonrientes, no me atrevería a aventurar y decir que son felices, pero me gustan estas gentes. Dimos un paseo entre las casas entre innumerables “namaste, namaste”, Algunas fachadas me recordaban la arquitectura mogol, pequeñas portadas pintadas de azul añil en la que el portón de madera se situaba enmarcado con un arco poli lobulado, molduras y innumerables hornacinas, posiblemente imitando esos grandes palacios de sus queridos maharajás y emperadores.

segundo percance con mi bici a la salida de Singapura

A la vuelta, una vez abandonadas las pequeñas parcelas y cuando marchábamos los cuatro en fila india, al intentar esquivar unas vacas se metió mi rueda delantera en un hoyo, se giro, frenó en seco y catapún, una vuelta de campana, éste si que fue un gran batacazo, el segundo, cuando me levante, un poco dolorido y con raspones en las rodillas y manos, haciéndoles ver a mis compañeros que no me había pasado nada cuando se interesaban por mi estado; comprobé que los frenos se habían bloqueado, ni Ander experto cicloturista podía hacer nada. Tuvimos la suerte de que un padre de Singapura que llevaba a su hijo en un ciclomotor al colegio (por eso del uniforme tan habitual por estas tierras) se paro auxiliarnos. Nos prestó sus herramientas y con alguna dificultad se desbloquearon los frenos. No rodaba la bicicleta fina del todo, así que Ander se quedó con mi bici y me cedió la suya, que apuro. El resto del camino lo hice lo más rápido que pude, tanto que llegué el primero, afortunadamente ahora todo era cuesta abajo, no podía permitirme llegar otra vez el último, con todos los contratiempos que ya había causado.

vista del Palacio de Raja Mahal desde Chaturbhuj

Sobre las 9:30 dejaba el vehículo en el aparcamiento del hotel, allí nos esperaba el encargado del alquiler para recogerlas, poco a poco llegaron Ander y Pepi y Marco el último el pobre, sin pedal. Quedamos para dentro de una hora, el autobús nos acercará al Palacio del Rajá, tiempo más que suficiente para asearnos y desayunar, incluso tuve tiempo para darme un relajante baño en la piscina, lo necesitaba después de esta singular odisea. Me encontré con Francisca en el comedor, estaba con Lidia y Toño a los que me uní y les conté los pormenores de mi accidentado paseo.

 

A la hora prevista el autobús nos dejaba al inicio del pequeño puente que cruza el brazo Oeste del río y que bordea la isla fortificada del Fuerte de los Bundelas. A esta parcela se accede por un elegante puente de piedra que por sus facciones fue construido o reconstruido en el siglo 17, son algo más de 70 hectáreas, además de la defensa que le proporciona el río que actúa como un foso natural, se encuentra rodeada de una muralla defensiva almenada. Adosado al paño Oeste aparece un recinto menor rodeado de un muro con unos bastiones circulares aparentemente bastante desproporcionados; son unas seis hectáreas en las que se sitúan las construcciones palaciegas y algunas otras de menor importancia, todas conectadas entre si. El origen del Fuerte se remonta a principios del siglo XVI, cuando en 1501 el jefe Bundela, Rudra Pratap Singh es coronado primer rey de Orchha.

Diwan-i-Am del Palacio Raja Mahal

En la cabecera del puente nos esperaba el joven Raj, guía local en esta visita y en la siguiente, el templo de Lakshmi. Recorrimos el puente a pie hasta un pequeño rellano que se encuentra en la única puerta de acceso al fuerte, en la esquina Noroeste del Raj Mandir, de doble hoja con arcos poli lobulados de gran altura y que permitiría la entrada de grandes elefantes provistos de no menos grandes palanquines. No me percaté de cuando se adquirieron los tiques pero no los pidieron en lo que correspondería al patio de armas, tras cruzar el portón. Las visitas a monumentos previstas por la agencia en esta interesante ciudad, pero como en tantas otras volvía a ser escasa, natural, se ciñe a lo más interesante, afortunadamente me he desenvuelto bien en mis escarceos en solitario, en los cenotafios y en Chaturbhuj; aquí sólo teníamos prevista la visita a los dos grandes palacios del Fuerte y no es poco, aunque me hubiese gustado haber podido disponer de una información más exhaustiva, la encontrada en la red es poco rigurosa y dispersa. Atrás se nos quedo dar un paseo por el interior del Fuerte en el podríamos haber visitado los cenotafios que faltaban hasta contemplar los catorce del grupo a orillas del Betwa o; el Raj Praveen Mahal, un pequeño palacete con su pequeño (jardín) bagh mogol construido por Indrajit Sing hijo de Vir Singh Deo en honor de su amante y bailarina Praveen Rai o; los baños persas Khana Hammam, en los que destacan, como en toda la arquitectura de origen musulmán sus techos abovedados y que divisé desde los varios jarokas por los que me asomé en lo más alto del palacio de Jahangir, afortunadamente y creo que fui el único del grupo que se acercó a los establos de los camellos, al Este del segundo palacio y desde donde la vista de su fachada trasera es esplendida.

 

Como iba siendo habitual Raj y marco nos reunieron a la sombra del Jahangir para darnos unas breves nociones del primer palacio que visitaremos, el Raja Mahal o Raj Mandir, que queda a la derecha de la entrada. Raj toma la palabra y en un escueto castellano nos va desgranando su historia, ligada a la fundación del imperio Orchha cuando a principios del dieciséis Rudra Pratap decide que el Fuerte de su capital estará en este la isla del Betwa y comienza la primera construcción con su palacio. Fue una lástima que al morir en 1531 este bravo guerrero bundela no lo disfrutase acabado, es continuado por su hijo, Chand Bharti, a quien se debe la estructura completa que vemos, aunque únicamente termina el primer patio. El estado final se debe a Madhukar Shah, el gobernante Bundela más importante y activo, promotor de las grandes construcciones de la ciudad, cuyo reinado duro desde 1554 a 1591. Su planta es rectangular ocupando una plataforma de unos 5.000 metros, está dividida en dos patios. Antes de entrar a su interior, nos señalo el Diwan-i-Am la sala de las audiencias públicas resuelta como los ya hemos visto a lo largo del viaje, aparece como adosada al palacio lo que parece indicar que fue construido claramente en el 17 en la época mogol; se abre al primer patio con un objetivo claro, facilitar el acceso al pueblo, que nada más podía llegar hasta aquí; por supuesto, nos indica que el Diwam-i-Khas lo encontraremos en el interior. La apariencia exterior es compacta, muros claramente defensivos en el que los huecos aparecen sin decoración mural, la única corresponde a las jarokas, unas parecen de piedra y otras de madera, la ornamentación queda para las cubiertas, en las que destacan los chatris y los paños de balaustrada que los unen en su borde y la ocho cúpulas de múltiples gajos de inspiración persa que siguen los modelos timuridas de Tamerlan y que aparecen en las edificaciones del borde del segundo patio. Estas son similares a las que vi ayer en el palacio de Palki Mahal, son chatas pero elevadas sobre un tambor cilíndrico, coronadas por una flor de loto invertida que sostiene el pináculo. 

sala real en el Palacio de Pratap en el Raja Mahal

Accedemos lateralmente por la fachada Este, por una puerta que podría ser la principal y que comunica con el primer patio, lo que fuese el núcleo del palacio de Pratap. Raj nos va señalando las distintas dependencias, −aquellas son las zenanas de las concubinas del rey, aquellas las cocinas y el ala domestica, aquellas las del rey− nos dijo que los patios estuvieron presididos por albercas para refrescar el ambiente y que solo se conserva en segundo patio. La edificación es compleja, en algunas zonas identifico mandapas, salas abiertas y apilastradas similares a los diwan, cuento hasta cuatro plantas, quizás en el cuerpo más interesante sea el que separa los dos patios, donde unas arcadas de gruesas pilastras octogonales sostienen lo ya repetidos arcos poli lobulados, los muros imagino serán de ladrillo, aparecen estucados con morteros de cal en un amarillo ocre un tanto descuidado en los que destacan unos balcones de piedra pintados en marrón. Las plantas como en otros casos se conectan por escaleras que vuelven a escamotearse en los gruesos muros. Pero lo que ansiaba enseñarnos el guía local eran las famosas decoraciones, los frescos en las dependencias reales más importantes, expresión máxima de la pintura bundela, murales de vivos colores con temas principalmente religiosos hinduistas que utilizan personajes míticos del Ramayana, combinados con dibujos geométricos, florales y escenas militares, reyes, caballeros y soldados cabalgando sobre caballos y elefantes, en general en aceptable estado de conservación. En algunas dependencias se combinan las pinturas con teselas de espejos, incluso existe, como en Amber, la Sala de los Espejos o el Sheesh Mahal en la que igualmente sobresalen sus magníficos jarokas (balcones con cierres de jalis).

fachada principal y trasera del Palacio de Jahangir

Después de recorrer unas cuantas de dependencias, escuchar relatos mitológicos de los héroes del Mahabharata y recorrer sobradamente los dos patios nos dirigimos hacia el segundo Palacio. Agrupados a la sombra del propio palacio, en una explanada, que a la postre resultó ser la extraña fachada trasera situada de espaldas al puente, el único acceso. En esta plataforma a la que accedimos por unas escaleras existe otro edificio que cierra su cara Norte, lo preside una terraza. Cuando Francisca se enteró que era un restaurante, nos abandonó, decidió acercarse a refrescarse e ir al baño; mientras el guía local nuevamente cumplía su rito, antes de entrar orgulloso de que lo rodeásemos para escuchar la historia de uno de los monumentos más importantes de su tierra, de su pueblo. Comenzó diciéndonos que el Jahangir Mahal lo mandó construir el que fuese Rajá de Ochha durante los años 1605 a 1627 Vir Singh Deo, el motivo estaba muy calculado, agasajar al emperador mogol Jahangir, quien tuvo la delicadeza de dormir tan solo una noche en tan esplendida construcción cuando vino a la ciudad en 1606, quizás para agradecer su apoyo al rajá en el derrocamiento de su padre Akbar; y lo que es la vida, la historia entre ambos comenzó con las cruentas batallas en las que el mogol sometió a los bundela para arrebatarle sus dominios. Así que con el propósito de agradar a su invitado se proyectó un edificio muy del gusto mogol, pero como no podía ser de otra manera, la influencia hinduista se deja sentir con tanta fuerza que la síntesis entre ambos estilos resultó muy lograda. Fue terminado en 1598 casi cincuenta años después que el Raj Mahal, siendo su elaborada arquitectura mucho más ornamentada.

 

El edificio ocupa el centro de una plataforma horizontal de la que forman parte la plaza trasera en la que estamos y otra que se sitúa frente a la puerta principal, su planta es cuadrada, de unos 50 metros de lado. Haciendo gala de los principios compositivos basado en la simetría mogola, se organiza alrededor de un patio de 30x30m cuyo centro es presidido por un estanque cuadrado de dos niveles sobre una plataforma de piedra ligeramente elevada, en las esquinas hay unos vasos menores octogonales y entre ellos unos bancos también de piedra. El edificio exteriormente es elegante y potente, cuatro cuerpos que se cierran en las esquinas con bastiones que recogen dos balconadas corridas y cerradas por una celosía de piedra de un color más oscuro que los propios paramentos. Las plantas quedan así claramente marcadas, la baja fue reservada para el ejercito, sus paramentos son casi ciegos, apenas pequeñas troneras y puertas escamoteadas; las dos superiores, marcadas con el balcón corrido, correspondieron al sequito real y sus sirvientes; por encima de ella, el mundo mágico de las cubiertas, las bóvedas y lo chatris, las dependencias del emperador, su reina y el sequito de concubinas. Es aquí, en la cubierta donde vuelven a utilizarse el tipo de cúpulas que antes describí, la de gajos y ranuras estrechas rematadas por flores invertidas de loto; aparecen coronando las cuatros esquinas, no exactamente, ya que el centro de los bastiones se desplaza en diagonal hacia afuera, son una planta más baja y en su cubierta aparece con gran sutileza un chatri; otras tantas cúpulas marcan los ejes de simetría de los lados de la exquisita planta cuadrada, todas ellas conectadas por balaustradas ornamentales. En el interior aparecen las galerías protegidas con vuelos de piedra apoyados en jabalcones muy elaborados, entrantes y salientes se suceden con jarokas y amen de las bóvedas, multitud de chatris se recortan en el caluroso cielo. Es una obra que responde a un Proyecto ejecutado en un periodo corto de tiempo, de un buen profesional de la arquitectura.

desde las cubiertas del Palacio de Jahangir, el palacio Praveen, los cenotafios y el Betwa

Intenté recorrer el mayor numero de dependencias, muchas de ellas oscuras y con a veces un insoportable olor a excremento de murciélagos, las escaleras como en otros palacios, difícil de adivinar donde se encontraban, escondidas, estrechas, empinadas y oscuras. Extraña excepción una exterior en el patio, aunque en apariencia antigua, me pregunto si será un añadido. Llegué a las cubiertas rastreé el paisaje desde las balaustradas, en todas las direcciones, el río, la isla, Orchha, el palacio de Raja Mahal y el palacete de Praveen, los cenotafios, nuestro hotel y la jungla. Observé restos de unos azulejos turquesas, restos seguro que de una decoración exquisita, porqué aunque aquí solo pernoctó una noche Jahangir, la reina Ganeshi Bai, la esposa del rajá Shah Madhukar lo uso como su residencia.

Chaturangini Sena el establo de camellos

Mirando al Este vi una pequeña construcción que me recordaba a los establos de los elefantes que ví en Hampi, en el estado de Karnataka, salvando claramente las distancias, estás eran muchísimo más pequeñas. Busqué la salida que correspondía a ese lado y me acerqué, la batería de mi Leika parpadeaba en rojo, quizás serían sus últimas fotos, la extraje y la froté fuertemente para recargarla un poco y allí me plante, le hice varias fotos, entre ellas a unos paneles explicativos que se encontraban a su entrada, y que nombraban los establos como Chaturangini Sena, al que le añadía la siguiente parrafada: El ejército de Orchha constaba de cuatro partes, elefantes, caballos, camellos y soldados de infantería que protegían los territorios Bundela en el siglo 17. En otro panel se contaba el verdadero destino de la construcción, que además después de mirar con detenimiento el ancho de sus huecos de acceso claramente se adivinaba que no era para elefantes y curiosa la pregunta de inicio: ¿Que era este edificio? Esta es una estructura sólida y cuadrada, formada con una fuerte apariencia de bloques de piedra. Cuatro tramos de escaleras conducen a una terraza. A pesar de la falta de decoración exterior su aspecto es elegante, aunque majestuoso. El interior está elaboradamente decorado y tiene anillos en los techos de columpios. Algunos especulan que esto no era un establo de camellos, pero en realidad puede derivar su nombre de las elegantes proporciones de sus aberturas con arcos estrechos. Es plana y de zócalo alto, similares a los del Samadhi (plataformas para la meditación a orillas del Betwa), lo que implica una interpretación diferente. Su ubicación ofrece una espectacular vista panorámica del río y del paisaje forestal, lo que sugiere que pudo haber sido un pabellón de placer. ¿Qué es lo que piensas?

detalle de la Puerta Principal del palacio de Jahangir en la fachada trasera

Afortunadamente pude hacer algunas últimas fotos del Jahangir Mahal, desde los establos y gracias a la explanada delantera contemplé en su totalidad la fachada principal que mira al amanecer. En ella destaca la puerta principal a la que se accede desde una terraza desde la planta baja, aquella que ocupaba el ejército del emperador, la escalera es lateral, quedando a su derecha, correspondiendo con una senda que acerca a los establos. Enmarcada por dos pilastras espaciales de la altura total del edificio, huecas en las plantas, en el módulo correspondiente al balcón corrido aloja a sendos elefantes que nos dan la bienvenida, el de la derecha sostiene en su trompa unas flores y el de la izquierda una campana. La puerta que creo es de teca, con unos dinteles de piedra de serpientes que recuerdan a aquellos que tanto abundaban en Fathepur Sikri. Ahora que observo con detenimiento la portada identifico varios colores de piedras, no se si areniscas o calizas, amarillo siena y rojo, claros y oscuros llegando a lo que me pareció marrón desde la lejanía.

Nuevamente me había quedado atrás y solo, busque la puerta por la que entramos y allí me esperaban a la sombra. Únicamente nos quedaba una vista programada para esta mañana. Serían las doce cuando cruzábamos el puente mogol de piedra en busca del autobús, fuimos paseando por el mercado, bastante concurrido a estas horas, compramos alguna fruta. Marco, a cuenta de que teníamos la tarde libre propuso la idea de bañarnos en el Betwa, que aunque el río por esta zona tiene aguas que incluso son utilizadas para hacer rafting, él conoce un chaval que nos puede acompañar a una zona sin riesgo, ah y que no nos costará nada. Nos apuntamos Pepi, Gema, Marco y yo, pocos; quedamos a las 4:00 en recepción. Entre la charla y lo entretenido llegamos a nuestro vehículo que nos esperaba a la sombra de unas acacias en Tikamgarh Rd. Cruzamos la ciudad de Este a Oeste, en el extremo opuesto se encuentra nuestro próximo destino, fueron tan solo unos minutos, esta ciudad es un pañuelo.

 

Nos apeamos en las afueras, en el borde del caserío, en el camino que lleva al pueblo de Ganj, allí frente a nosotros, coronando una suave colina, en un páramo ralo en vegetación aparece el templo de Lakshmi Narayan, la diosa hindú de la riqueza y consorte de Vishnú, su porte es majestuoso, vuelve a ser otra de esas construcciones indias que me dejan sorprendido, aunque el motivo fundamental y por el que se suelen acercar aquí a los turistas, como es sabido son, las por otra parte muy bien conservadas magnificas pinturas bundela, como nos dirá Raj, que sigue acompañándonos, aunque su discurso, seguramente repetido hasta la saciedad en tantas visitas, comienza con una reseña histórica. Subimos a pie la cuesta que nos acercará al templo, allí, a medio camino y bajo lo que me pareció una casia fistula, una pareja de ancianos con trajes típicos un tanto ajados pedían un donativo mientras el tocaba una flauta de caña; al frente quedaba un último tramo terrizo a escalinata, dejando las líneas dibujadas de piedra como un perfecto pedestal para tan soberbio monumento.

detalle de la fachada de templo de Lakshmi, acceso y bastión

Nos detenemos en el interior de la portada y antes de comenzar su recorrido, nos cuenta que su promotor fue Vir Singh Deo (reinado 1605−1627), él fue también el promotor del Palacio de Jahangir de donde venimos y ese quizá sea un dato importante, ya que pienso en la solidez compositiva del palacio y su diseño unitario, aquí ocurre lo mismo. Se finalizó su construcción en 1622.

 

Es una doble estructura, dicen que parecido a un fuerte, compuesta de un claustro de una sola planta que protege del espacio libre y abierto circundante al santuario que se ubica en su interior, exento y que se puede circunvalar al aire libre. Esta ejecutada en fábrica de ladrillo recubierto con morteros de cal; la cubierta del claustro es accesible, presenta pretil hacia el exterior de una planta de altura para consiguiendo mayor realce del cierre perimetral, en el centro de las fachadas exteriores y marcando la simetría aparece una bóveda bengalí, como aquellas de latón dorado del Fuerte Agra y que me recuerdan a un gajo de naranja, de clara inspiración mogol; esta galería es de unos 5 metros de ancha, ciega hacia el exterior y con pocas aberturas hacia el interior. La planta es cuadrada de 30x30m y en sus esquinas tiene cuatro bastiones octogonales de dos alturas y cubiertos con una pirámide achatada de pétalos de flor de loto sobre un recrecido ciego e inscribibles en circunferencias de 7m excepto el correspondiente a la portada de acceso de 9m. Por su apariencia exterior podríamos pensar que se trata de una estructura defensiva, a mi entender, nada más lejos de ello, la delicada ornamentación de sus fachadas ciegas o el tratamiento de los bastiones cuyas plantas bajas están resueltas con un grueso muro grecado, le confieren una vibración de gran belleza. Realmente pienso que es una solución muy brillante la materialización del deambulatorio del templo que encierra y protege en su interior. A la pregunta de porqué construyeron el templo allí, no tengo respuesta.

sikharas del sanctorum y su antesala, foto de Toño Gómez

La otra estructura a la que hacia referencia es la interior, el templo propiamente dicho. Consta de dos elementos, el Sancta Sanctórum resuelto no con una sikhara como en Chaturbhuj sino con una torre octogonal de cinco plantas rematada por una cúpula semi esférica con los mismos pétalos que en los bastiones, su gran altura la interpreto para que desde el exterior sea el propio templo y su diosa, los protagonistas. Este lugar es reservado al brahmán, aunque como no está consagrado al culto, pudimos acceder, todo cubierto de polvo y abandonado, pero aún conserva la estructura de ladrillo que en su día tuvo que alzar el “yoni”, la vaginal de Lakshmi, soporte del lingam, falo de Shiva, algunas flores resecas atestiguan el fervor que aún los shivaitas le tiene a este lugar. Presidiendo el altar se encuentra una pequeña antesala con una vieja estructura de madera que parece haber servido para sostener un inciensiario o algo equivalente. Este espacio esta marcado en cubierta por una, en este caso si una sikhara de cinco rathas o pancharatha, que también se eleva sobre el claustro y se ve exteriormente.

En último lugar y dentro de esta descripción arquitectónica, he dejado la relación entre ambos elementos, quizás lo más interesante. El templo esta orientado hacia el amanecer, hacia el palacio de Jahangir, según la diagonal del deambulatorio; al bastión mayor se le adosa un cuerpo rectangular de dos plantas más alto incluso que la misma torre, su composición me recuerda en sus proporciones y elementos a la portada principal del palacio, ambas con la misma orientación Este, se utilizan arcos, cúpulas y vuelos de inspiración mogol. El conjunto visto desde la base de la colina me llega a parecer triangular, no es hasta cuando lo recorro interiormente, cuando detecto esta concepción espacial tan bella.

 

Obviamente todo es producto de mi obsesión por la arquitectura, para el turista en general, el principal atractivo son las antiguas pinturas murales del interior, de las cuatro galerías del deambulatorio, donde Raj verdaderamente disfruta, no se cansa de repetirnos que son consideradas las mejores conservadas de todo el país, que suponen una mezcla de los estilos de las pinturas Bundela y Mogol. En ellas se representan escenas míticas de dioses y héroes como Rama, Hanuman o Krisná en Lanka, basadas en los textos sagrados del Ramayana, aunque también hay otras historias más actuales, como imágenes de las primeras batallas libradas por la independencia de la India en el siglo diecinueve. En las pinturas que se utilizan una gama de colores escasos y destacando la superficie del fondo, de los paramentos de cal o estuco de mármol, se encuentran en la superficie lisa de las bóvedas de cañón de las galerías; la verdad es que me parecieron infinitamente mejores las del Palacio de Bundi. Si veo aquí un tipo que no había visto antes, abundan unas pinturas realizadas mediante la técnica del rascado, en ésta pinta toda la superficie base en un único color y se graba el dibujo con un buril, aparecen en los zócalos, algunas hornacinas y en cenefas, sobre bases en rojo oscuro, granate o marrón, lamentablemente algunas han sufrido el vandalismo y se encuentran rayadas y con algunas inscripciones que delatan a los energúmenos.

pinturas murales en el interior del templo de Lakshmi
barbero en las aceras de Tikamgarh Rd

Salí más que satisfecho, buscamos nuestro vehículo en busca del frescor y dando por finalizada la visita cultural en Orchha. De camino al hotel una parte numerosa del grupo solicitó parar en la zona del mercado, para dar un vistazo y realizar algunas compras, al final nos bajamos todos. No encontramos nada interés, bueno a un precio asequible, sí vimos los preciosos montoncitos de harina de arroz de colores o, tallas de Ganesh de bronce bastante bonitas también o, pulseras tobilleras como las que compré en la puerta del Palacio de Thirumalai en la ciudad de Madurai en el Sur. Al final, pensamos ir dando un paseo por Tikamgarh Rd, por el acerado que da al río, que está arbolado y tiene una sombra agradable, en el camino nos topamos en la misma acera con un joven barbero que con una estructurilla metálica liviana que sostenía un espejo y los útiles de afeitar rapaba la cabeza a uno de estos hindúes que se dejan una coletilla en la coronilla del cráneo, sentado en un taburete, también metálico. Comentábamos el calor que hacia y lo bien que nos sentaría un buen baño en la piscina cuando lleguemos al Amar Mahal y por qué no, pedirnos uno de esos magníficos sándwiches de pollo que probamos ayer y que tan rico estaban con un par de kingfisher heladas. Dicho y hecho y aún me quedaba un ratito para una siesta, que maravilloso invento.

en busca del arrea de baño en el río

A las cuatro como acordamos estábamos en recepción los cuatros, nuevamente esperando al paisano que nos llevará a una zona del río donde podamos bañarnos con comodidad. Traía mi mochila con la toalla grande de baño de mi habitación, agua, la Nikón de Javier y mis apuntes del viaje, así que mientras llegaba o no el individuo me senté en un sofá y saqué mi dossier, ya creí que era hora de leer algunas notas sobre el Betwa, dispuesto como estaba a acogerme en sus brazos.

 

Mencionado como el río Shuktimati en la epopeya épica del Mahabharata, fue también conocido por su nombre en sánscrito de Vetravati. Nace en la cordillera de Vindhya, al Norte de Hoshangabad en Madhya Pradesh y fluye en dirección Noreste a través de los estados de Madhya y Uttar para desembocar en el Yamuna después de 590 kilómetros, a unos 175 de aquí hacia el Noreste, enHamirpur, ciudad del estado de Uttar. Entre otras curiosidades tenemos: la presa de Matatila, no muy lejos de aquí, a tan sólo unos 50 kilómetros al Suroeste río arriba, muy importante para la zona por su capacidad de acumulación de agua y por el turismo y en la práctica de deportes acuáticos o, que actualmente se están vinculando las cuencas hidrográficas del Betwa y del río Ken para mejorar los cultivos en la región de Bundelkhand o, su vital importancia para el mantenimiento de las aves acuáticas migratorias.

donde nos bañamos en el Betwa

Por fin llegó y nuevamente el retraso obligaría a apretar el paso, cogimos camino de los cenotafios, una vez pasados cruzamos el cauce medio seco de una torrentera que vierte al río a escasos metros del chatri abandonado. La senda era sinuosa, a veces estrecha y otras se perdía entre la espesa y reseca maleza, Marco nos contaba que por estos parajes el vecino de Orchha que nos acompañaba tenia un huerto, parecía más una excusa que una realidad, lo cierto es que parece que hasta él perdía el rastro del camino. Pasamos por el lado de dos pequeños cenotafios en ruinas, uno de ellos era octogonal, el otro de base cuadrada, ambos cubiertos con bóvedas semi esféricas peraltadas sobre tambores cilíndricos para realzar su altura y carentes de toda ornamentación; más adelante, casi al llegar nos encontramos los restos de otro, a este únicamente le quedaba la base, los muros de piedra ya habían perdido los recubrimientos de mortero de cal y ni rastro de la cúpula, sobre sus restos vivía cómodamente un crecido ficus. Una hora andando así que creo que nos tuvimos que haber alejado del hotel unos seis kilómetros, llegamos a una zona de abundante pedregal, una caliza entre grisácea verdosa y rojiza. El sitio era ideal para un buen baño, había zonas con bastante profundidad, algunas piedras que emergían en el cauce asegurarían que la corriente no nos arrastrase. Nos bañamos todos, el agua estaba fría y aunque apetecía por el calor, terminamos tiritando y abrigados con las toallas. Como no podía ser de otra forma, inmortalizamos el momento con las consabidas instantáneas. Después de un rato de charla mientras nos secábamos, Marco propuso la vuelta, como no nos aligerásemos nos iba a coger la oscuridad de la noche en el camino. Comenzamos la vuelta y a medida que veíamos, no como el sol caía, ya se había ocultado, el celeste de la atmósfera se tornaba grisáceo, cada vez más oscuro. Cuando bordeábamos el grupo oficial de los cenotafios, el crepúsculo nos anunciaba la caída de la noche, afortunadamente veíamos la luces del hotel “Orchha Resort” y la calle del nuestro iluminada.

trenes al paso de la Orcha Railway Station

En recepción nos despedimos hasta las ocho, la hora acordada para ir a cenar todos juntos, esta vez el local escogido sería el “Blue Sky”. Le dije a Marco que Francisca y yo nos iríamos ante a dar una vuelta, que nos veríamos directamente allí, que por donde quedaba el restaurante, me dijo −no tiene perdida, justo al lado del Mediterráneo−. Empleé justo el tiempo de asearme y arreglarme un poco, así que disponíamos de un buen rato para pasear e incluso si encontrábamos algo que nos gustase, comprarlo. Bajamos hacia el final del hotel, giro y cuesta a la derecha hasta enlazar con la ya familiar Tikamgarh Rd, a los doscientos metros ya comenzaban los primeros bazares, ya cuando nos vieron que nos íbamos acercando un par de chavales de sendas tiendas se nos acercaron, identificaron rápidamente nuestro idioma y con el que mejor chapurreaba el castellano nos fuimos, prácticamente todas las tiendas son iguales. A Francisca le gustaban los fular, compró uno de pasquina amarillo que cuando en la cena lo enseño a las compañeras, todas querían uno igual, también se probó vestidos y pantalones de los que se utilizan en el salwar kameez o en el kurta y un pequeño pañuelo con elefantes, regateamos y conseguimos todo a buen precio y el joven dependiente también se veía satisfecho, cuando apretaba demasiado, retrocedía para no asfixiarlo. Al salir ya era de noche, tranquilamente paseábamos hacia el Sky, pronto estábamos todos. Llegó Marco, tras él subimos por una escalerilla metálica, allí nos tenían preparada una mesa alargada, a nuestro lado un grupo de alemanes también esperaba a ser servidos. La espera fue en exceso larga y tediosa, tanto nos quejamos que nos atendieron antes que a los teutones y estos nos miraban refunfuñando. Mejor la tertulia y la convivencia que la propia cena, cada día era el grupo más compacto y realmente nos encontrábamos bien todos juntos. A las diez nos dábamos las buenas noches y nos citábamos para mañana a las nueve.

 

Nos levantamos con tiempo, después de un buen desayuno, café con leche, zumo, tostadas con mantequilla, mermelada, beicon tortilla, fruta, yogur, de todo un poco, recogimos nuestras maletas de la habitación que dejábamos atrás, con nuestro pequeño patio, la piscina y sus sándwiches y en general el acogedor y agradable Amar Mahal. Nos íbamos acumulando en recepción cuando sucedió aquel ridículo episodio con la camiseta de la selección de fútbol vasca que me regaló aquella entrañable pareja de compañeros Joseba Gorrotxategi y Arantza Zubizarreta a los meses de habernos despedido tras finalizar aquel magnifico viaje a la Patagonia y en el que congeniamos tremendamente y en el que además cambié mi opinión sobre los nacionalismos y que aún hoy mantengo. Fue tras aquella cena en las cabañas del Parque Nacional de Puyehue en la Región de los Lagos, cerca de Osorno en Chile, Arancha me decía en un tono casi dulce, −Víctor y si nosotros queremos ser independientes, por que os tenéis que oponer vosotros, si sois de otra tierra− quizás fuese en ese momento en que nació una amistad en el viaje que se sello con aquel presente que me llegó a casa meses mas tarde. Y por qué cuento esto, se me acerca una joven y con ese tono tan inconfundible de los vascos me dice −de donde eres−, mi acento también me delato obviamente los andaluces somos perfectamente reconocibles dentro de la piel de toro, pues la niña hasta se molesto, el asunto tiene dos palmos de narices, en fin corramos un tupido velo.

 

Ya cargábamos el equipaje cuando Francisca me comenta que si he visto la sombrilla que compró en Fatepur Sikri, le dije que no. Tuve que poner a prueba mi escuálido inglés, pedí en recepción la llave de la habitación 128 una vez realizado el check out para recuperarla, allí estaba, un olvido al recoger el equipaje, recuperada y prueba superada.

 

Empleamos dos horas y media largas en el trayecto de 175 kilómetros que separan Orchha de Khajuraho, partimos en dirección Norte por la NH12A (SH37) en busca de Pratap Pura desde donde enlazaríamos con la NH75. A escasos dos kilómetros del cruce, cuando tan solo llevamos unos minutos no creo que habríamos hecho más de cinco desde que dejamos el hotel y después de cruzar el pueblo cuando tuvimos que hacer una parada obligada, fue la primera. Nos detuvimos en un paso a nivel, en el cruce de la red ferroviaria en un pequeña población. No tardé nada en pedirle al ayudante del chofer que me abriera la puerta, nos echamos a bajo como siempre los buscadores de imágenes, me acompañaron Ander, Pepi y Toño. Y bien que valió la pena, entre los camiones, rickshaws, coches y demás vehículos que sorteamos se encontraba un isocarro cargado de pollos, muchas gentes a ambos lados de las vías esperando en motillos, un ambiente animadísimo. A unos cien metros se veía un apeadero con un viejo cartel en el que rezaba “Orcha Railway Station” en aquel pequeño grupo de casas que se arremolinaba para dar la bienvenida o despedir a viajeros, me preguntaba que quedaba un poco lejos de Orchha como para tener que ir carreteando el equipaje. Había bastante gente esperando, al final hasta se cruzaron dos trenes de pasajeros, pudimos captar esas imágenes que parecen evocar tiempos pasados o de la ilusión cinematográfica, gentes subidas en los techos vagones en los que no cabía ni un alfiler cacharros colgados en las ventanillas, de esas con barrotes y sin cristales. Cuando se hubo acabado el espectáculo regresamos a nuestro propio vehículo y reanudamos la marcha.

familia de campesinos

En Patrap torcimos a la derecha, pasamos una última vez por el Betwa con característico olor que recordaba a Orchha. A partir de aquí un rosario de ciudades, pequeños pueblos y aldeas las que salpicarían estos 175 kilómetros, dejamos atrás Barwa Sagar, después fue Mau Ranipur, a unos 50 kilómetros de la salida, cálculo que realizo en función del tiempo transcurrido; cruzamos el río Dhasan, frente al puente viejo y sobre grandes rellenos de tierra que tendrán que soterrar cuando lo acaben, construyen un nuevo y moderno puente, de mayor altura y por el que pasará la carretera ampliada. Viajamos ahora hacia oriente nuestra dirección predominante es Oeste-Este, aunque desde el puente parece que hemos girado suavemente hacia Sureste.

 

Durante el camino repasaba las fotos y los buenos momentos que habíamos disfrutado, como en tantos otros desplazamientos, me gustaba observar el paisaje que intuitivamente siempre lo comparaba con el nuestro con el cercano del Sur de la vieja Europa. Se vuelven a repetir los mismos parámetros que nos van acompañando a lo largo de este viaje, son todos similares, la mayoría de las tierras llanas y cultivables se encuentran aradas, en algunas otras identifico plantaciones de sorgo, caña de azúcar y colza, también otra especie de cereal que no identifico, al pedirle a nuestro guía que le preguntase al chofer, me ha indicado que se trata de un tipo de verde para el ganado, parecida a nuestra alfalfa, aunque esta es amarilla pajiza. Hay ganado, vacas brahmánicas y búfalas negras, productores de la rica leche que alimenta a este bello país. Estas áreas quedan salpicadas de pequeñas construcciones, viviendas de campesinos y de escasos árboles sin apariencia de orden, aparecen en el borde de caminos, cercas del caserío y en las lindes de unas parcelas que evidencian un reparto de tierra equilibrado, aparentemente no hay latifundios. Es una información intuitiva de la que tampoco tengo seguridad. Apenas aparecen rocas y las zonas montañosas, muy poco elevadas, se ven en la lontananza. Los campos se suceden en los kilómetros mezclados a veces con estepas más o menos rotuladas por la mano del hombre. Pocas señales de humedales, algunos ríos y pocos estanques o simples charcas como abrevadero para las reses.

 

El bueno de Marco cuando el tedio de la carretera hace mella vuelve a sacar sus notas preferidas como ya ocurriera días atrás, cuando con un verso emocionado y apasionante nos desgranó la trimurti cósmica sus miles de avatares e historias narradas en los textos védicos y entre ellos, las bellas historias del Mahabarata y del Ramayana. Hoy nos hablará de las castas, intentaré no acudir a Gema, así que apresuradamente busco mi diario en la mochila he intento estructurar lo que escucho, tan ajeno a veces a nuestra propia cultura occidental y, es que nuestro joven guía es un estudioso de las religiones orientales, de hecho es antropólogo. −Seguro que habéis escuchado hablar muchas veces de las castas, ¿pero sabéis verdaderamente lo que es?−, nos miramos con caras de incrédulos esperando que comenzara a hablar.

 

Las castas suponen un importante sistema tradicional de estratificación social en la India, establecido por el hinduismo, la religión mayoritaria del país y se ha ido heredando de generación en generación hasta nuestros días, su recorrido seguramente sobrepase ya los 2.500 años. Esta clasificación, que se argumenta en la creación divina del hombre a partir de las diferentes partes del dios Brahma, se estructura en 4 los grupos básicos o varnas (color en sánscrito): los “brahmanes” son los sacerdotes, la casta más alta, a los que se le añaden en la actualidad los maestros, académicos, etc.; los siguientes son los ”chatrías”, los guerreros y ahora militares y gobernantes, los “vaishias”corresponden a los comerciantes, artesanos y campesinos y, por último, los “shudrás” los siervos, actualmente los trabajadores. Cada uno de estos grupos se subdivide en innumerables familias,subcastas o “jatis”, generalmente asociados a oficios y actividades. Fuera de las castas quedan los intocables, los parias o “dalias”, la clase más baja, tan baja que a ellos se les destinan los trabajos más penosos, siempre se les menciona como a los encargados de recoger literalmente la mierda con las manos, los que limpian las letrinas.

en las dabhas siempre hay un pilón donde asearse

Menos mal que los tiempos evolucionan para todos, por que el cumplimiento de las reglas sagradas establecidas para las castas están un tanto obsoletas; desde el clasismo social, que marcaban los casamientos entre sus miembros, o el trabajo al que se podía acceder y, por supuesto se nace y se muere en la misma casta. Los avances de la sociedad civil en el siglo XX, encabezada por el propioMahatma Gandhi quien hace de ella su apuesta para la construcción de una nueva India en detrimento del poder religioso. El importante y creciente número de budistas (se dice que escisión del hinduismo) puso siempre en crisis el sistema de castas, han provocado una mayor tolerancia. A pesar de que ha habido varios intentos para su abolición, el sistema de castas continúa aún vigente, y mucho más en las zonas rurales. Y aunque los matrimonios entre castas ya no sean perseguidos, no son bien vistos. Es muy difícil borrar de un tirón tanta tradición en las comunidades hinduistas. Muestra de ello será el suceso que nos ocurrió el último día en Delhi con el guía local racista, impresentable. Por qué hay miembros de las castas altas que se consideran superiores y que llegan a creer que los de castas inferiores, además de eso, inferiores, son impuros.

 

Cuando acaba, todos aplaudimos al que sentimos como el mejor de los oradores, son ya muchos días y los lazos entre todos se van estrechando, tan sólo llevamos trece jornadas juntos y parece muchísimo más el tiempo transcurrido. Es como si adivinásemos que comenzamos el último tramo de esta fantástica aventura. Mañana nos despediremos de nuestros acompañantes hindis, de nuestro chofer con su elegante calva y bigotillo ralo cenizo y su inseparable el joven Tispal Negi, ambos tan atentos en todo momento. Quizás sean este tipo de situaciones improvisadas y que nunca te las esperas, las que hagan de este tipo de viajes en grupo su mayor atractivo. Pero esto aún no se acaba, así que continuemos.

el garzali o miná común de la dabha

KHAJURAHO

 

Hemos dejado atrás ya hace bastantes minutos Nowgaon y después Chhatarpur cuando solicitamos una primera parada para miccionar, costó algo de trabajo por la carencia de dabhas en los muchos kilómetros y la ausencia de sobre anchos en la carretera donde poder estacionar el autobús en adecuadas condiciones de seguridad. Por fin se encontró un sitio, estrecho pero basto; no tenia ganas pero no podía dejar la ocasión de sentir el calor en estas tierras y asomarme desde los arcenes a ver lo que fuese, incluso nos cruzamos con un ciclista y a un hombre mayor acompañando a lo que seguro serían tres de sus nietos. La carretera no estaba en mal estado, por lo menos no padecimos las obras del Rajastán, tampoco había curvas así que el personal de a bordo aprovechaba para cabecear, mientras que seguía con mi particular “exin” secuenciando imágenes que aún no se bien si llegaré a procesar. Aún nos quedaría una segunda parada en una nueva dabha.

 

Las paradas suelen ser siempre similares, lo más importante es estirar las piernas y dar un descanso más mental que otra cosa, aunque siempre ocurre cualquier cosa que reseñar. Se volvió a montar el revoloteo de niños en torno a Francisca cuando sacó una bolsa con material escolar, unas gorras y unos llaveros. También llevaba días queriendo saber el nombre de un pájaro. Si en el Sur siempre nos acompañaba el cuervo, y no es que aquí no halla, aquí nos merodea otro algo más pequeño que el corvido, mayor que nuestro común un gorrión, tiene las patas, el pico y un cerco en los ojos, amarillos, es de color pardo con la cabeza más oscura, parece bastante domestico; llegado el momento le dije a Marco que le preguntara al chofer por su nombre, le dijo no saberlo, pero no importó mucho, se acercó a un grupo de gentes en aquel establecimiento y resuelta la cuestión, lo llaman “garzali”. Con posterioridad cuando compramos en Benarés el libro que le regalamos a nuestro guía aproveche y adquirí “Wildlife of India” de la colección Traveller’s Guide de Collins, escrita por Mark F. Tritsch, en ella, en su página 100 encontré al dichoso pájaro, el common myna (Acridotheres tristis), el “miná común”, una especie de estornino, especie por cierto invasora y actual amenaza para los ecosistemas australes. Poco más que volver a nuestro coche y proseguir.

la fantástica piscina del Klarks Hotel

Aún nos quedaba pasar por Basari, ya parecía que estábamos cerca. A mitad de camino a unos 70 u 80km de Panna, se encuentra la pequeña aldea de Bamitha, es allí donde tomamos el desvío a Khajuraho por fin; torcimos ahora a la izquierda para hacer los últimos doce kilómetros, ahora en dirección Noreste, antes de entrar pasaríamos cerca de la estación de ferrocarril y del aeropuerto. Serían la 13:30 cuando llegamos, Marco nos propuso cambiar la visita prevista inmediatamente, de ahora al medio día, a por la tarde, hacia mucho calor, así que ¿por qué no nos acercábamos al hotel, dejábamos el equipaje y nos dábamos un buen baño en la piscina antes de comer y por la tarde realizábamos la visita programada? No hubo gran problema en aceptar su propuesta, máxime cuando el Clarks, nos cogía de camino, justo antes de entrar a esta pequeña ciudad. Un excelente hotel, con una magnífica habitación y mejor piscina. Después de un baño decidimos echarnos una siesta en lugar de almorzar, seguro que a la noche cenaríamos en grupo y con ésa nos aviaríamos. Nos levantamos un poco antes, incluso me dio tiempo de descargar la Nikón, la sustituta de mi Leika y leer un poco acerca del lugar donde nos encontramos.

 

Mi inseparable Lonely Planet indica que la leyenda dice que Khajuraho fue fundada por Chardravarman, hijo del dios de la luna, Chandra, quien sedujo a una joven doncella que se bañaba en un arroyo. La dinastía Chandela construyó los templos, muchos de los cuales se levantaron en un lago. La mayoría de los 85 templos (permanecen 25) fueron construidos entre los años 950 y 1150 y continuaron activos después de que los Chandelas trasladaran su capital a Mahoma. El aislamiento de Khajuraho los preservó de la desacralización que los invasores árabes impusieron; no obstante la zona fue abandonada poco a poco, hasta que la jungla se apoderó de ella. El resto del mundo lo ignoró hasta que el oficial británico T. S. Burt fue guiado a las ruinas por los porteadores de su palanquín en 1838.

el león emblema de los Chandelas

Y es que pese a su pasado esplendor esta ciudad no es muy grande, son sus magníficos grupos de templos hinduistas ejercen una fuerte atracción al turismo, dicen son los mejores del país, claro pero somos gente de paso. Y lo primero que me llamó la atención es su nombre, nunca lo había escuchado hasta ahora, como la mayoría de estas pequeñas ciudades, Raj nos dijo que deriva de dos palabras del sánscrito, como casi todo lo que tiene historia; además es un nombre muy atractivo, “el que lleva palmeras”, por lo visto los recintos sagrados estuvieron amurallados, que no fortificados y sus puertas flanqueadas por dos palmeras y, porqué he mencionado lo de no fortificado, porqué los reyes chandelas nunca vivieron aquí, a este lugar se retiraban únicamente a orar.

 

A la hora acordada el autobús nos recogió en la puerta del hotel y en nada nos dejó en una explanada terriza donde suelen aparcar los buses turísticos. Es curioso por qué el vehículo nos podría haber dejado en la puerta del recinto arqueológico, ya que se encuentra en la misma carretera Bamitha-Rajnagar, en la avenida  Jhansi Rd, la misma que el Clarks, a algo menos de 3 kilómetros, al Oeste de la aldea y al Norte del estanque de Sagar Shiv, pero a escasos metros antes de llagar torcimos a la derecha por Jain Temple Rd, dejándonos a unos 200 metros de los templos, los que tuvimos que deshacer. En el recorrido a píe nos acompañaba una tropa de vendedores que nos acosaban de forma insufrible, rápidamente cuando detectaron que éramos españoles, en castellano y hasta bien hablado, se dirigían a nosotros, uno de ellos no se separó de mi en todo el trayecto, al final colaboré con su causa y le saqué a buen precio dos pequeñas vasijas de bronce con grabados eróticos y una guía de los templos, publicada por Shree Nath Book Stall, de la colección SN BOOKS, en inglés, que me ha sido de bastante utilidad para la comprensión de los distintos templos; todo por 700 rupias, a 300 cada vasija y 100 la guía, la que más trabajo me costo regatear, en total unos 10,80 euros; ¿estaría aquel paseíllo preparado?, o fue casualidad.

el erotismo es el principal atractivo de los templos de Khajuraho

Por fin llegamos al conocido como el Grupo Oeste, en el que se agrupan los principales templos de toda la ciudad, allí nos esperaba nuestro guía local que como el de Orchha se vuelve a llamar Raj, ¡o es un nombre muy común, o es el que dan cuando no lo quieren dar!; éste también va de gracioso, lo único que parece gustarle es hacer comparaciones con las figuras eróticas y la sexualidad de nosotros mismos. Nos encontramos en el acceso de este cuidado parque arqueológico rodeado por una valla, y abierto al público todos los días mientras hay luz natural, previo pago de una tarifa mínima de acceso donde la mayoría de sus templos se agrupan en dos filas, allí se saludaron ambos guías y compraron los tiques de entrada. Las explanadas de césped y los grupos de arbustos en flor de aspecto bastante cuidado le dan un aspecto, para mi gusto, excesivamente pulcro. Todos los templos estén declarados por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad desde 1986 y aunque parezca que sólo son famosos por sus esculturas eróticas, en sus orígenes tuvieron una importante actividad religiosa, fueron construidos como morada de deidades o dioses que no pertenecían a ninguna secta en particular, dedicados principalmente a Shiva, Vishnú o los Tirthankaras jainistas.

 

Los templos se agrupan en tres áreas y son conocidos por su situación cardinal. No nos acercaremos a los otros dos, están antes algo distantes y no está programa la visita a ellos en este viaje. Son el Grupo Este compuesto de seis pequeños templos, tres hinduistas y tres jainistas, entre ellos, el mejor sería el de Parsvanatha, tampoco al Grupo Sur, a un kilómetro del anterior, con dos templos de pequeño tamaño; el de Duladeo y el de Chaturbhuj, este tiene en su interior una estatua de Vishnú de tres metros de altura que valdría la pena ver.

templo de Lakshmana, foto de Toño Gómez

Pero centrémonos en el Grupo que visitamos, todos sus grandes templos están orientados hacia el amanecer, son de tonalidad amarillenta, pienso que de una arenisca dura pero fácil de esculpir y de granito rojizo; entre ellos hay uno que resulta extraño por sus paramentos blancos, el dedicado a Parvati. La textura exterior de sus paramentos es vibrante, las luces y sombras que tapizan la piel amarilla de caliza de estos grandes pepinos y sus basamentos con abundantes esculturas y tallas, proponen siluetas bastante contundentes, en el perfil que se recorta con el cielo destacan las grandes sikharas y más, si consideramos las plataformas sobre las que se elevan, de más de tres metros de altura y cuyo destino era facilitar la procesión ritual a su alrededor en el exterior antes de realizar las ofrendas en el interior.

 

Los templos se sitúan ahora en un paisaje compuesto de praderas y zonas verdes. Cuando la India obtuvo su independencia de Gran Bretaña en 1947, el paisaje era semi desierto y matorrales. El parque arqueológico tiene como objetivo la vistosidad para el turista, ninguna relación con el paisaje histórico. Nos preguntamos sobre el antes, la verdadera relación entre los distintos templos con el paisaje circundante, lamentablemente no he tenido ninguna información al respecto, ni en pinturas ni gravados, ni la arqueología ha aportado nada, lo único que se sabe es que en el siglo X una comunidad de brahmanes regentan los templos y que en sus alrededores solo existían árboles, el césped como sabemos es una horterada importada por los británicos.

 

Según consta en la publicación SN BOOKS: se cree que los templos de este grupo se construyeron muy juntos para cubrir lo que era originalmente un lago sagrado, a él pertenecen casi todos los grandes templos de Khajuraho, con la excepción de los de Parvanatha y Duladeo. Dos de ellos, el Lakshmana y Vishvanatha, registran específicamente haber sido construido por reyes, mientras que un tercero, Kandariya Mahadeva, el más espectacular, es obviamente una construcción real. Los más grandes de este grupo se sitúan mirando al Este y en dos filas paralelas en los lados opuestos del parque, de Norte a Sur. Todos están consagrados a Shiva o Vaishnava, excepto el templo Chitragupta, que es el único templo del Sol en Khajuraho.

 

A partir de este punto los textos en cursiva son extraídos de la publicación referida, acompañó los textos en ingles, probablemente un traducción no muy buena de originales en hindi; por lo que al traducirla al castellano la he realizado libre, con el fin de hacerla más inteligible. Comenzamos la visita siguiendo a Raj al templo de Lakshmana.

 

Lakshmana Temple (c. AD 900-925). Lakshmana temple stands in the heart of a large cluster of temples near Shiv Sagar. This temple is the earliest and best preserved of the mature Chandella temples. It is dedicated to the triple headed four armed Vaikuntha form of Vishnú. The temple is attributed to king Yasoverman. An inscribed slab, which was originally excavated at the base of temple, is now fixed in the passageway around the sanctum.

 

El templo Lakshmana construido entre los años 900 y 925 se encuentra en el corazón de un gran grupo de templos cerca de Shiv Sagar. Es el más antiguo y mejor conservado de los templos de la madurez Chandella. Se dedica a la Trimurti y a Vaikuntha armada de Vishnú. Se le atribuye al rey Yasoverman, según consta en las inscripciones que tiene una losa de piedra originalmente situada en la base del templo y ahora en el pasillo que circunvala el santuario.

capilla subsidiaria en las esquinas del templo de Lakshmana

The main temple is built on a high platform terrace and is surrounded by four subsidiary shrines. The four subsidiary shrines are placed at the comers of the platform terrace a fifth one, facing the entrance, may have originally been dedicated to Garuda but enshrines now an image Brahmani, locally called Devi. Although the Kandariya Mahadeva and Vishvanatha temples are also of the Panchayatana (five shrines) type, only the Lakshmana temple preserves all four comer shrines. The subsidiary shrines, which have only a single curvilinear shaft, are smaller and simpler than the principal temple, but they also incorporated carved panels and ornamented doorways.

 

El templo principal está construido en una terraza sobre plataforma elevada, rodeado por cuatro capillas subsidiarias en las esquinas de la terraza. Una quinta capilla la encontramos en el frente de la entrada, pudo haber estado originalmente dedicada a Garuda, pero ahora consagra una imagen Brahmani, Devi por los locales. Aunque los templos de Kandariya Mahadeva y Vishvanatha son también de cinco santuarios, del tipo Panchayatana, sólo el de Lakshmana conserva los cuatro santuarios de esquina. Las capillas subsidiarias tienen una sola cubierta curvilíneo, son más pequeñas y más simples que el templo principal, también incorporan paneles tallados y adornadas puertas.

bajos relieves en los paramentos exteriores del templo de Lakshmana

The entrance is by imposing steps, which run up the middle of the east side, Friezes on the terrace basement depict processions of horses, elephants, camels, battle scenes, dancers and musicians, domestic and erotic scenes, deities, ascetics with women, and ritualized sexual acts. Beautifully carved elephants at the base are built as if they were supporting the temple also has one of the finest specimens of Apsara brackets.

 

La entrada se realiza desde una escalinata en el centro de la cara Este. Los frisos del basamento de la terraza representan procesiones de caballos, elefantes, camellos, escenas de batallas, bailarines y músicos, escenas domésticas y eróticas, deidades, ascetas con mujeres, y actos sexuales ritualizados. Elefantes bellamente talladas en la base parecen estar sosteniendo el templo, también tiene una de los mejores ménsulas con Apsaras.

 

The temple is entered through an elegant two looped Makara-torana (arch which carved cocodriles) flanked by gladiators. A pillared hall, at the comer of which are carved brackets with Apsaras, leads to the sanctum. Eight figures on each column represent the eight sect of Tantra.

 

Al templo se accede a través de un elegante Makara-torana, dos arcos con cocodrilos tallados con forma de serpientes, flanqueado por los gladiadores. Una sala hipóstila en cuyas esquinas hay ménsulas con talladas de Apsaras, conduce al santuario. Ocho figuras en cada columna representan los ocho de la secta de Tantra.

 

The doorway of the sanctum is adorned with carvings and bands, which depict lions, Vishnú incarnations (as a fish, tortoise, boar and his composite form with a central human head flanked by boar and lion heads), the Navagrahas (nine planetary deities including Chandra, Surya, Mangala and Rahu) and on the doorjamb are reliefs depicting the Sagar Manthan or Churning of the ocean. The sanctum is Panch-ratha (five projections) and enshrines an image of Vishnú as Vaikuntha. Two bands of carved panel, depicting Apsaras and sunrasundaris in the projections and couples in complicated sexual acts in the recesses cover de exterior walls of the passageway below the main tower. The Apsaras and sunrasundaris are in attendance to the deities, bearing offerings, dancing or playing musical instruments, dressing or wringing out their wet hair. The additional porches are separated by balconies and angled eaves.

 

La puerta del santuario está adornado con tallas y bandas, que representan leones, encarnaciones de Vishnu (como un pez, tortuga, jabalí y su forma compuesta con una cabeza humana central flanqueada por cabezas de jabalí y el león), los Navagrahas (las nueve deidades planetarias, Chandra, Surya, Mangala y Rahu, etc.) y en el marco de la puerta hay relieves que representa la Sagar Manthan o el Océano de Mantequilla. El santuario es un Pancharatha (cinco proyecciones) y consagra una imagen de Vishnú como Vaikuntha. Dos frisos de paneles tallados, representan apsaras y sunrasundaris y parejas en complicados actos sexuales en los recovecos de las paredes exteriores por debajo de la cubierta principal. Los apsaras y sunrasundaris están para asistir a las deidades, haciéndoles ofrendas, bailando o tocando instrumentos musicales o, vertiéndose y escurriéndose el pelo mojado. Los porches adicionales están separados por balcones y aleros inclinados.

dibujo en el pavimento exterior de la terraza del templo de Lakshmana

The best examples of medieval art adorn the Jangha (walls) those of a pair of minstrels, their faces expressing devotional rapture, and a dancing Gartesha on the southern facade are among the finest.

 

Los mejores ejemplos de arte medieval adornan el Jangha (las paredes) los rostros de un par de juglares expresan éxtasis devocional y, la de Gartesha bailando en la fachada Sur, se encuentra entre las mejores.

 

Desde la terraza y mirando hacia el Sur, pero ya exterior al recinto, detrás de la cerca del parque arqueológico veíamos muy cerca templo Matangesvara, ya que aún conserva la actividad religiosa y está fuera del alcance del turismo. En su escalinata y terraza observábamos como un grupo de locales, cuatro hombres mayores que habían salido del templo, también se entretenían con nuestra presencia. 

Aunque quedo fuera de nuestra visita turística también he creído interesante adjuntar la reseña incluida en la publicación SN BOOKS: 

 

Matangesvara Temple (c. AD 900-925)This is the only temple in worship in Khajuraho. It is dedicated to Shiva. There is a huge linga in the Garbhagriha made of highly polished colossal stone of 3’8” in diameter and 8’4” high. A large Gauripatta 20’4” in diameter and 4’5” high in which the linga is set occupies the entire floor of sanctum. This is a plain square temple, which is 24½ foot square internally and 35 foot square externally with oriel windows on three sides. The temple faces east direction where the projecting portico is there with a number of steps leading to high sanctum.

 

Este es el único templo de culto en Khajuraho, está dedicado a Shiva. En el garbhagriha hay un enorme lingam de piedra pulida de 1,10mts de diámetro y 2,50 de altura sobre una gran gauripatta 6,10mts de diámetro y 1,32 de altura que ocupa toda la sala del santuario. Se trata de un templo cuadrado llano, que es de 7,35mts de cuadrado interior y 10,50mts exterior, con miradores en tres lados. El pórtico de entrada se enfrenta a la dirección Este, se accede a la plataforma del santuario salvando una serie de escalones.

 

On plan and is design, it is a grand elaboration of the Brahma temple, which this notable difference that the central projections on the three sides are marked by balconied windows, canopied by projecting caves, which are so characteristic of the developed Khajuraho temples.

 

Su diseño se elabora a partir del templo de Brahma, con la notable diferencia de que las proyecciones centrales en tres lados están marcadas por ventanas y balcones dosel con entrantes y salientes, tan característicos y desarrollados en los templos de Khajuraho.

 

Since both its exterior and interior are almost plain and devoid of the exuberant sculptured and carved ornamentation , which came to be a hallmark of the developed Khajuraho style, there is no doubt that this is one of the developed Khajuraho style, there is no doubt that this is one of earliest temples of Khajuraho, assignable to circa 900-925.


Dado que tanto el exterior como el interior son casi planos, carece de la ornamentación exuberante en esculturas y tallas, sello distintivo del estilo desarrollado en Khajuraho. No hay duda de que este particular estilo evidencia de que se trata de uno de los primeros templos, que podemos datar alrededor de 900 a 925.

templos de Varaha y Parvati, izquierda y derecha

Me despegué de los ridículos comentarios Raja y disfruté con las excelentes tallas, eróticas o no, de animales y dioses, incluso mirando el suelo me percate de un grabado en el pavimento con una acrobática postura sexual. Y si alzaba la vista, disfrutaba de la majestuosa silueta de las cubiertas apepinadas o shikharas, que decrecen hasta el pórtico de entrada o que crecen hacia el santuario, comunicando la garbhagriha con la torana y viceversa. Cuando salimos me acerqué al magnífico templete que se encuentra en su frente.

 

Varaha Temple (c. AD 900-925). The Varaha shrine, built on a lofty plinth, is essentially similar in design to de Lalguan Mahadeva, but is simpler and more modest. It is an oblong pavilion with a pyramidal roof of receding tiers, resting on fourteen plain pillars, and enshrines a colossal monolithic image of Varaha incarnation of Vishnú in the animal from. The Varaha or boar image in the shrine is 8’9” long and 5’9” high carved of a single block of stone. All over de body of the boar some 672 figures of Hindu Gods and Goddesses are carved.

 

El santuario Varaha está construido sobre un zócalo elevado, presenta un diseño similar al de Lalguan Mahadeva, aunque más sencillo y modesto. Se trata de un pabellón rectangular con una cubierta piramidal de retroceso de niveles, que descansa sobre catorce columnas simples y que consagra una imagen colosal y monolítica de Varaha, encarnación animal de Vishnú en un jabalí de 262cms de largo y 172cms de altura, esculpida en un único bloque de piedra. En todo su cuerpo están talladas unas 672 figuras de dioses y diosas hindúes.

magnifica talla de Varaha vehículo de Vishnú

The serpent Seshanag is pedestal, which also, preserves the feet of the broken figure of the earth goddess (Prithvi). Its flat ceiling is carved with an exquisite design of lotus flower in relief. The shrine is built entirely of sandstone. It is obviously later than the Brahma and Lalguan Mahadeva temples which belong to the phase of transition between granite and sandstone, and is assignable to circa 900-925.

 

La serpiente que hay a sus pies es Seshanag, que también conserva la talla rota de los pies de la diosa de la Tierra (Prithvi). Su techo plano está tallado con una flor de loto en relieve con un diseño exquisito. El santuario está construido totalmente de piedra arenisca. Obviamente es posterior a los templos de Brahma y Lalguan Mahadeva que forman parte de la transición en la construcción de granito a piedra arenisca. Se puede fechar a alrededor del 900 a 925.

capilla dedicada Parvati

Al dejar atrás estos dos templos en busca del paseo principal pasamos por una pequeña capillita dedicada a Parvati, cerrada con una puerta de madera blanca, curiosamente su pequeña shikhara restaurada es del mismo color, y al lado izquierdo del de Varaha, ambos orientados al Oste, la verdad que resultaban una pareja muy bonita.

 

Parvati Temple (AD 950-1000). This temple, situated immediately to the southwest of the Viswanatha, is a heavily restored small shrine, originally comprising a sanctum and porch. The porch is completely lost and of the sanctum, only the plinth has survived.

 

Situado inmediatamente al Suroeste del de Viswanatha, es un pequeño templo restaurado compuesto originalmente de un santuario, del que sólo ha sobrevivido el pedestal y un porche, completamente perdido.

 

The doorway belongs to a Vaishnava shrine as is indicated by a Vishnú figure on the middle of the lintel, while the image in the sanctum represents Gauri with the godha (iguana) as her vehicle. Near it, facing the main road, is a hundred year old temple built by a Maharaja of Chhatarpur.

 

La puerta pertenece a un santuario Vaishnava como indica la figura Vishnú en el centro del dintel, mientras que la imagen en su interior representa Gauri con la Godha, la iguana como su vehículo. Cerca y frente a la carretera principal hay un templo centenario construido por un maharajá de Chhatarpur.

frisos en el los laterales del templo de Kandariya Mahadev

Salimos al camino ajardinado en dirección al gran templo de Kandariya Mahadev, destaca por su imponente tamaño, es el mayor de todos. Antes de subir a su plataforma de más de tres metros de altura nos hicimos unas fotos con él al fondo, Este basamento ha sido reconstruido por el Departamento de Arqueología de la India con una extraña y sui géneris interpretación de su estado original; no se insinúan siquiera las cuatro capillas desaparecidas, la escalinata de acceso es excesivamente brutalista y los paramentos laterales se han aplacado arbitrariamente, aparecen insertos restos de esculturas sin orientación y orden aparente, pienso que quizás en otro entorno más moderno resultaría más acertado.

 

Kandariya Mahadeva Temple (c. 1025-50). This is a largest, loftiest and the finest among the existing Khajuraho temples having a plinth area of 102’3” by 66’10” and standing 101’9” in height. Originally Kandariya temple was a pancha yatan type temple, but four subsidiary shrines at the four comers of the terrace do not exist now.

 

El templo consagrado a Kandariya Mahadeva es uno de los más grandes y altos, el mejor de los existentes en Khajuraho. Tiene un basamento de 30,67 x 20,04 y 30,52mts de altura. Originalmente era un templo del tipo pancha yatan (pancharahta), sus cuatro capillas subsidiarias en las esquinas de la terraza han desaparecido.

el gran templo de Kandariya Mahadev

The six main parts of a full fledged Khajuraho temple, viz. the ardha mandapa, mandapa, mahamandapa, antarala, garbhagriha an pradakishina path are co-ordinated here into and integrated whole. The roof of each of these parts designed as a mountain peak comprising of Amalaka and Kalas. From sculpture and architecture point of view, Kandariya is considered to be the best temple among the Khajuraho group of temples. It looks like a mountain of masonry with shikharas appearing like peak upon peak. Eighty four smaller projections are carried upwards to the shikhara in a great sweep resulting in a superstructure, which is visually somewhat restless but unified. The graded hall roofs and shikhara signify the mythical Mount Kailash in the Himalayas. The layout affects the shape and architectural appearance of the exterior, which is an effective combination of bold projections and recesses, the whole being held together by horizontal bands of carvings. The temple is approachedby a flight of stairs. At the entrance the artistic arch (torana) is decorated with figuresof deities, Mithunas, musicians, kirtimukhas, makaras, etc.

 

Las seis partes principales de un templo de Khajuraho son: ardhamandapa, mandapa, mahamandapa, antarala, garbhagriha; el deambulatorio o pradakishina está aquí integrados en un todo. La cubierta de cada una de estas piezas está diseñada como un pico de montaña, constan de Amalaka y Kalas. Desde el punto de vista de la escultura y arquitectura, Kandariya está considerado como el mejor templo de todos los grupos de Khajuraho. Se parece a unas montañas de sillería con shikharas o picos que aparecen unos sobre otros. Ochenta y cuatro proyecciones más pequeñas llevan hacia arriba a la sikhara a una gran extensión resultando una superestructura, visualmente inquietante, pero unificada. Las cubiertas graduales de los salones son los sikharas, que significan el Monte Kailash en el mítico Himalaya. La disposición afecta a la forma y el aspecto arquitectónico del exterior, que es una combinación eficaz de proyecciones de luces y sombras, relieves y entrantes, el conjunto está unido por bandas o frisos horizontales de tallas. Al templo se accede por un tramo de escaleras. En la entrada, el arco artístico o torana está decorado con figuras de deidades, mithunas, músicos, kirtimukhas, makaras, etc.

techo interior de la Mahamandapa en el templo de Kandariya Mahadev

Kandariya is the only local temple, which displays two makatoranas, both of exquisite design, in the interior. The ceiling of the ardhamandapa and mandapa are carved richly. The ceiling of the mahamandapa composed of concentric overlapping circles. The lintels of the sanctum and the doorjambs have rich floral carvings. The figures of Gamga and Yamuna on their respective Vahana, the makara (cocodrile) and kurma (tortoise) are carved on the bases of the doorjambs. Inside the sanctum, a square chamber stands a marble linga, the phallic symbol of Shiva.

 

Kandariya es el único templo local, que muestra dos makatoranas en el interior de exquisito diseño. Las cubiertas de la ardhamandapa y mandapa están ricamente talladas. El techo interior de la mahamandapa esta compuesto de círculos concéntricos superpuestos. Los dinteles del santuario y los marcos de las puertas tienen ricas esculturas florales. Las figuras de Gamga y Yamuna en sus respectivos Vahana, el makara (cocodrilo) y kurma (tortuga) se tallan en las bases de los marcos de las puertas. En la cámara el interior del santuario se encuentra un lingam de mármol, el símbolo fálico de Shiva.

templo de Jagadambi

Eight hundred sculptures and carved on its interior walls. The scultures on this temple are conspicuously slender and taller and show the richest variety of apsaras types in lively and often violently agitated postures. Exhibiting mastery in the rendering of female contours and revealing a peak of conscious sophistication and exuberant grace, these sculptures represent the highest watermark of the characteristic art diction of Khajuraho. Three bands of sculpture on the outer walls depict gods and goddesses including aspects of Shiva, dickpalas, maithunas and surasundaris in the projections interspersed with mytical beasts in the recesses. Apsaras in a variety of alluring positions are particularly notable for their slender form. The erotic sculptures are concentrated on the northern and southern facade, in the juncture between the shrine and the main hall. The roof of the mandapa is also intricately carved and the basement is provided with processional friezes that ilustrate courtly themes. Warriors and hunters, acrobats, musicians, dancers, devotees and amorous couples. Niches in the basement house figures of goddesses carved almost all around.

 

Tiene ochocientas esculturas y tallas en sus paredes interiores. Las esculturas, que en este templo son visiblemente más delgadas y altas muestran la rica variedad de tipos de apsaras en posturas animadas y, a menudo agitadas violentamente. Presentan el dominio en la concepción de los contornos femeninos y revelan un alto punto de sofisticación y gracia conscientemente exuberante, estas esculturas muestran el dominio de la técnica de la marca de agua, característica propia del arte de Khajuraho. Las esculturas de tres frisos en las paredes exteriores representan dioses y diosas, incluyendo a Shiva, dickpalas, maithunas y surasundaris con animales míticos intercalados en los rehundidos; apsaras en variedad de posiciones atractivas, especialmente notables por sus figuras esbeltas. Las esculturas eróticas se concentran en la fachada Norte y Sur, en la unión entre el santuario y la sala principal. El techo de la mandapa también está intrincadamente tallado y, el basamento ofrece frisos procesionales que ilustran temas cortesanos: guerreros y cazadores, acróbatas, músicos, bailarines, devotos y parejas amorosas. En los nichos del pedestal aparecen figuras de diosas talladas en casi todas partes.

 

A partir de aquí decidimos dejar al Raj, personalmente no estaba dispuesto a escuchar mas sus chistes sobre sexo. Cuando subimos arriba lo bordeamos como mandan los cánones, siguiendo las agujas del reloj, pero nos parábamos constantemente para mirar hacia el cielo y contemplar esas paredes curvilíneas amarillentas llenas de luces y sombras, con miles de detalles a los que es difícil fijar la atención en uno concreto. De aquí pasamos al templo de Mahadeva a su derecha, hacia el templo de Jagadambi transitando por la misma explanada de piedra, me pregunto que si será esta situación una recreación de los arqueólogos, En el camino nos paramos en una de las muchas y preciosas esculturas de piedra de leones rampantes de melena rizada y con una de sus patas delanteras sobre un niño, es el símbolo real de los Candellas, y aunque la mayoría están sobre las shikhara, ya dejamos atrás a otro en una de las praderas de césped.

 

Devi Jagadambi Temple (early 11th century). The Devi Jagadambi temple shares a plataform with the Kandariya Mahadeva temple. Originally dedicated to Vishnú, the image within the sanctum is one of Parvati as goddess of the world; this is not the original images but dates to the same period as the temple. It faces east. The plan of the temple is identical with that of Chitragupta temple. It is 73 foot long and 42 foot wide. Since the image is painted black, the temple is also known as prominently on the Lalatabimba or the sanctum doorway that is refers to, as if the temple was originally dedicated to Vishnú.

 

El Devi templo Jagadambi comparte plataforma con el templo Kandariya Mahadeva. Originalmente estuvo dedicado a Vishnú, la imagen actual dentro del santuario es de Parvati como diosa del mundo, aunque no es la imagen original, está fechada en la misma época que el templo. Está orientado al Este. El diseño del templo es idéntico al de Chitragupta. Es de 21,90 metros de largo por 12,70 de ancho. Dado que la imagen está pintada de negro, el templo es también conocido como un lugar prominente en la Lalatabimba o referido al umbral sagrado, como si el templo estuviese dedicado a Vishnú.

 

Its basament mouldings, however are simple and are devoid of the processional frieze a conspicuous feature of the Chitrgupta temple. Again unlike the Chitragupta, which has six pairs of dvara palas disposed all round the mahamandapa interior, this temple shows only three pairs of them.

 

Las molduras de su basamento son simples y desprovistas del friso procesional, característica notable del templo Chitrgupta y a diferencia de que tiene seis pares de dvara palas en el interior del mahamandapa, Jagadambi muestra sólo tres pares de ellos.

 

The square ceiling of its mahamandapa hall is much simpler than the octogonal ceiling of Chitragupta temple, which thus appears to be relatively more ornate and envolved and therefore slightly later in date than this temple.

 

El techo cuadrado de su sala mahamandapa es mucho más simple que el octogonal del templo Chitragupta, que por lo tanto, parece estar relativamente más adornado y por lo tanto se fecha un poco más tarde que el templo.

 

The carvings on the outer walls are among the best, they include several of Vishnú, one of Yama (the God of death), amorous couples and surasundaris whose sinuous postures and expressions of intense absorption characterize them as masterpieces of the fully developed Chandella style. It is perhaps the most erotic temple Khajuraho.

 

Las tallas en las paredes exteriores son de las mejores, incluyen varias de Vishnú, uno es Yama (el dios de la muerte), parejas y surasundaris amorosas cuyas posturas y expresiones son de intensas y sinuosas, características obras maestras del estilo Chandella completamente desarrollado. Es tal vez el templo de Khajuraho que contiene más figuras eróticas.

para sexo una muestra cualquiera de os bajo relieves de los templos del Grupo Oeste

Aunque aún quedaba luz el sol ya se había ocultado y posiblemente contempláramos las últimas tallas, las parejas amatorias y las figuras que las flanquean formando grupos de una exuberancia digna del mejor porno y que se las llega a relacionar con el apogeo del arte erótico del Kamasutra, como tratado sexual, pero no sólo todo es erotismo, hay que añadir las escenas que se corresponden con la vida en palacio, de actividades cotidianas, o danza y música, entre las figuras humanas se intercalan las de animales, las correspondientes a los dioses generalmente las encontramos en los interiores, todo aderezado con paneles de exquisita geometría o encajes florales. El último templo a que nos acercamos con algo de detenimiento fue al de Chitragupta, al Norte y algo más separado del anterior. Estaba totalmente envuelto en una maraña de puntales metálicos objeto de una última restauración solo lo circunvalamos respetuosamente en el sentido horario.

el León Chandela enjaulado en el templo de Chitragupta

Chitragupta Temple (early 11th century). This is the only local temple dedicated to Surya (Sun God) and is situated about 91 m to the north of the Jagadambi temple and 183 m south east of an ancient (Chandella) three storied stepped tank, known as the chopra. In respect of plan, design, dimmensions and decorative scheme this temple closely resembles the Jagadambi and consists of a sanctum without ambulatory, vestibule, maha mandapa with lateral transepts and entrance porch, the last being completely restored above the original plinth.

 

Este es el único templo local dedicado a Surya (dios del sol), está situado a unos 91 metros al Norte del templo Jagadambi y 183 al Sureste de tres antiguos tanques escalonados (Chandella), conocidos como chopra (tanques escalonados, stepwells o baoris en el Rajastán). Con respecto a la planificación, diseño, dimensiones y cotas y esquema decorativo este templo se parece mucho al de Jagadambi, consta de un santuario, ambulatorio, vestíbulo, mahamandapa con cruceros laterales y porche de entrada, el último está completamente restaurado por encima del zócalo original.

 

The main image enshrined in the sanctum represents an impressive sculpture of standing Surya are depicted on the lintel of the ornate doorway. The temple walls are also carved with some on the finest figure of Surasundaris, erotic couples and gods including an eleven headed Vishnú (in the central niche of the south facade) with the central head of Vishnú and the remaining heads representing the ten incarnations.

 

La imagen principal a la que está consagrado el santuario representa una impresionante escultura en pie de Surya que adorna el dintel de la puerta de entrada. Las paredes del templo también están talladas con algunas de las mejores figuras del surasundaris, parejas eróticas y los dioses que incluyen once cabezas de Vishnú (nicho central de la fachada Sur), la cabeza central representa a Vishnú y las restantes a diez jefes o encarnaciones.

templo de Vishvanatha

This temple is also known as Bharatji’s temple it measures 74’9” by 51’9”. The technique of “adorning the waste of shrine with bands of sculptural griddle” just as in theLakshman temple has beenfollowed in this temple also. The exterior walls are full of rich exquisite carvings. The figures on the plinth friezes are that of hunting scenes, elephant fights, processions, dancing girls etc.

 

Este templo es también conocido como el templo de Bharatji mide 22,42 x 15,52mts. La técnica de “adornar los espacios perdidos del santuario con frisos escultóricos”, como ocurre en el templo de Lakshmana se ha seguido en este templo también. Las paredes exteriores están cuajadas de ricos y exquisitas tallas. Las escenas de los frisos del zócalo son de caza, luchas de elefantes, procesiones, bailarinas, etc.

 

Ya se iba yendo la gente todos los visitantes eran conminados por el personal del recinto arqueológico a abandonarlo, era la hora del cierre, el azul del cielo se iba convirtiendo poco a poco en gris y aun nos quedaban algunos templos que visitar, y aunque fuese solo de paso la retirada la haríamos acercándolos a los dos últimos, el de Vishvanath y el santuario de Nandi, hasta la salida.

 

Vishvanatha Temple (AD 1002). Vishvanatha temple is built near a ruined tank called Dhugavan. This temple is dedicated to Shiva in his aspect as Lord of the Universe. According to an inscribed slab now in the temple porch, king Dhangadeva built this temple. It anticipates the Kandariya Mahadeva which marks the culmination of the Chandella style, but is laid out in much the same manner as the Lakshmana temple which predates it, introducing subtle variations in the main shrine the basament has smaller niches, doubled in two tiers. Only two out of four subsidiary shrines are intact in northeast and southwest comer.

 

El templo Vishvanatha está construido cerca de un tanque arruinado llamado Dhugavan, está dedicado a Shiva en su aspecto de Señor del Universo. De acuerdo con las inscripciones que aparecen en una lápida, ahora en el porche del templo, el rey Dhangadeva construyó este templo. Se anticipa el Mahadeva Kandariya que marcará la culminación del estilo Chandella, aunque en apariencia es la misma manera del templo de Lakshmana, anterior a el. Introduce variaciones sutiles en el santuario principal, el basamento tiene nichos más pequeños y se duplicó en dos niveles. Sólo dos de las cuatro capillas subsidiarias están intactas, las de las esquinas Noreste y Suroeste.

Shivaligam en la garbhagriha del templo de Vishvanatha

The outer facade has the traditional there broad bands of sculpture. The high basement on the terrace has fine scrollwork, carvings of processions of men and animals, and amorous couples. The basement niches are carved with the Saptamatrikas (seven Mothers) with Ganesha and Virabhadra.

 

La fachada exterior presenta los grandes frisos cos tallas tradicionales. La gran terraza cuenta con muy buenas volutas y tallas de procesiones de hombres y animales, y parejas amorosas. Los nichos de la plataforma están tallados con los saptamatrikas (siete madres), con Ganesha y Virabhadra.

 

A richly adorned doorway provides access to the sanctuary, which originally had an emerald linga in addition to the present one enshrines in the sanctuary. Within the temple, the main hall and passageway around the shrine contain some of the loveliest sculptures, including one of a woman with a fruit in one hand and a parrot in the other, a mother with her child, amorous couples, a surasundari playing the flute and another, notable for her charming expression, painting her foot. The ceiling has eleborate patterns of many petalled flowers and hanging stamens. East of the temple, sharing its raised platform, is an open pavilion housing a large Nandi image; the basement has a frieze of elephants. The pavilion has a pyramidal roof of horizontal elements.

templo de Nandi y Vishnavaha

Una puerta ricamente adornada da acceso al santuario, originalmente tuvo un lingam esmeralda, además del actual consagrado en el santuario. Dentro del templo, los salones principal y de paso alrededor del santuario contienen algunas de las esculturas más hermosas, entre ellas una de una mujer con una fruta en una mano y un loro en la otra, una madre con su hijo, parejas de enamorados, una surasundari tocando la flauta y otro, que destaca por su expresión encantadora, pintando sus pies. El techo tiene patrones elaborados de muchas flores de pétalos y estambres colgantes. Al Este del templo, sobre una porción de la plataforma elevada hay un pabellón abierto que alberga una gran imagen Nandi, las paredes del pedestal tienen un friso de elefantes. El pabellón cuenta con un techo piramidal de elementos horizontales.

 

Aún cuando el crepúsculo del atardecer comenzaba a envolvernos y en el interior de los templo de Vishvanatha la oscuridad dominaba, únicamente podíamos intuir su interior y sorprender con el flash de la Nikon de Javier a nuestro querido Marco haciendo sus delicias delante del lingam negro de Shiva. Terminamos repasando, más no pudimos, el pabellón del toro Nandi, ya casi totalmente de noche y cerrando.

 

Nandi Shrine. This is a detached Nandi pavilion forming an integral part of the architectural scheme of the Vishvanath temple. The two temples stand facin geach other on a common terrace, which is approached by lateral flights of steps, the southern steps being flanked by a pair of elephants and nothern by a pair of lions. This shrine enshrines a powerful colossal image of Nandi, the bull vehicle of Shiva, which faces the main deity, of the Vishvanatha temple. The temple is 31’3” x 30’90” and statue is 7’3” long & 6’ high.

templo de Nandi

Se trata de un pabellón independiente dedicado a Nandi y que forma parte integral del esquema arquitectónico del templo Vishvanath. Los dos templos destacan por asentarse en una plataforma común, se acercó por dos escalinatas laterales, la del Sur está flanqueada por un par de elefantes y la del Norte por un par de leones. Este santuario consagra una poderosa y colosal imagen de Nandi, el toro vehículo de Shiva, que se enfrenta a la deidad principal del templo Vishvanatha. El santuario es de 9,37 x 9,22mts, la estatua es 2,17mts de largo y 1,80 de alto.

 

It is an open square pavilion resting on twelve pillars with a shallow two pillarred bay projecting from the middle of each side, the whole enclosed by a low parapet of plain kakshasana balustrade. It has pyramidal roof of receding tiers of pidhas with an almost plain circular ceiling of overlapping course. The only noteworthy decoration on its facades is a bold elephant frieze on the basement resembling that of the Lakshmana temple.

 

Se trata de un pabellón cuadrado abierto que descansa sobre doce columnas con un porche poco profundo sobre dos pilares, todo rodeado por un bajo antepecho o kakshasana plano. Cuenta con techo piramidal de retroceso niveles con un techo circular simple compuesto por planos superpuestos. La única decoración que destaca en sus fachadas es un atrevido friso de elefantes en los paramentos del pedestal que se asemeja a la del templo de Lakshmana.

Arquitectura Hinduista, uso del arquitrabe, foto de Toño Gómez

Nos reunimos en el acceso y mientas algunos entraban en el aseo me gire para dar un último vistazo a aquel recinto, detrás de las copas de los árboles aparecían las grandes sikharas en distintos planos, la poca luz que le restaba al día las tornaba pardas, fue cuando comprendí aquello del paisaje montañoso del Himalaya, Salí satisfecho por la visita y de esta nueva experiencia. No obstante, llegado a este punto y antes de seguir con la narración, necesito procesar tanta información como ya llevo recibida del hinduismo.

 

Hace ya días que visitamos el primer templo, fue a las afueras de Amber, el de Shiromani dedicado a Krishna, allí vi la primera sikhara y observé que la entrada se orientaba hacia el Norte (N), después fueron los templos de Sas Bahu Ka Mandir (N) en Gwalior, su acceso también mirando al Norte, más adelante el esplendido de Chaturbhuj (E) en Orchha mirando al Este, quizás la orientación más recurrente, como este magnifico conjunto (E) en Khajuraho. Irremediablemente he tenido que revisar las notas de mi anterior viaje al Sur del país, a otras ciudades que desarrollaron una arquitectura religiosa hinduista tan distinta, a la que personalmente me gusta definir como los “templos ciudadelas”, los que encontré en Kanchipuram (SE), o Chidambaram (E), Tirachipuli (S) o Madurai (NE) y las que más tarde, acercándome al centro del país, descubrí en las pequeñas ciudades de Halebidu (E), Belur (NE) y Hampi (E), mucho más cercana a las de ahora. Son numerosas las imagenes acumuladas y las preguntas que por lo menos e de intentar aclarar.

 

Estos templos del Norte me resultan cercanos a la arquitectura dravidiana, presentan unas características comunes, se asemejan en lo básico. Son de piedra profusamente decorada, esculturas y bajos relieves abultados, con tallas de imágenes y figuras muy diversas, desde las religiosas, a la cortesanas, desde los animales mitológicos a la fauna cercana salvaje y doméstica, con soldados y escenas bélicas, y sin faltar, como no, flores y estructuras geométricas. Otra característica que aprecio es el uso de bloques de piedra de gran tamaño, se traban con espigas y machihembrado, confiando su estabilidad al peso, y que si hoy día vemos morteros de cal, éstos son producto de restauraciones y reconstrucciones, quizás no muy afortunadas. Pero quizás, una de las señas de identidad más importante es el uso del arquitrabe, entiendo que por simple desconocimiento del arco y la bóveda, que tardaría en llegar, vinieron con las hordas persas y los mogoles. Otra de las cuestiones que siempre me he preguntado ha sido, cómo se orientan estos templos, cuestión de bastante importancia al tratarse de edificios exentos, siempre he escuchado la teoría de que miran al Este, para que la luz del amanecer inunde su interior para las primeras oraciones del alba. Pero claro cuando repaso por los lugares donde he estado, si bien, predomina la mirada hacia Oriente, a otros se accede desde el Norte, o el Sur, incluso existen orientaciones combinadas, como Suroeste. Buscando y buscando, he encontrado unos escritos titulados “La Cosmología Hinduista” de la Universidad de Chile, muy clarificadores, pese a que he intentado conocer su autor, no he dado con él, y bien que me gustaría nombrarlo. Se argumenta, se rigen por patrones matemáticos, distintos coeficientes que se extraen de las deidades principales a las que se dedicará la construcción, o las guardianas, el ancho, el largo, el donante, la duración, etc. De unas fórmulas polinómicas se obtiene un valor denominado “yoni” que divide el circulo “mandala vaastu purusha” en 8 direcciones, las más auspiciosa es Oriente, razonamientos complejos e interesantes que pueden ser ampliados en la página anteriormente reseñada.

La Escultura Hinduista, foto de Toño Gómez

Ya para terminar esta personal introducción a la arquitectura religiosa hinduista, quizás sea el momento de aportar una breve relación, de esos nombres, que frecuentemente se mencionan y, que nos ayudaran a entender estas construcciones, que por otra parte son el mayor legado de la cultura india hinduista. Me apoyo en lo mucho que he recopilado estos años de pasión por el subcontinente, folletos de hoteles y visitas a monumentos, algunas publicaciones adquiridas a esos insufribles vendedores locales que te las ofrecen insistentemente y que generalmente se adquieren a muy buen precio, incluso mis inseparables guías Lonely Planet, del Sur y del Norte y, como no la red y su wikipedia a la que obviamente hay que acercarse contrastando datos; los que podreis encontrar en el apartado GLOSARIOS

por los campos de Khajuraho, paseo en bici a Kundapura

Quedamos citados a las 20:00 en el restaurante “Raja Café”, aprovechamos para hacer unas compras, era increíble como por unas cuantas palabras en castellano como se acercaban a nosotros y en nuestro idioma nos invitaban a entrar en sus tiendas, nos ofrecían telas vestidos, objetos típicos, bisuterías y souvenir. Eran los niños los que con más soltura se comunicaban con nosotros y como ganchos nos dirigían a negocios específicos en los que seguramente obtendrían alguna pequeña comisión por las ventas. No llevábamos mucho dinero, uno de los chavales, al oírme se ofreció a acercarme a un cajero, lo acompañé a lo largo de la avenida Jain Temples, torcimos hacia la izquierda por la Main Road, hasta llegar a una zona comercial, y efectivamente allí había un cajero, al intentar sacar dinero la operación resultó infructuosa y no llegué a saber realmente por que fue, ya que en otros lugares si me fue posible, lo cierto es que volví a reencontrarme con Francisca en una tienda en la que previamente acordamos, allí estaba con Sol repasando el genero, ambas encantadas. Terminamos comprando únicamente unas camisetas de esas en las que aparecen elefantes o la silueta del país con la bandera tricolor y como no unas del tan afamado Taj Mahal. Nos sentíamos un tanto acosados por tanto vendedor, así que decidimos acercarnos al Raja, aunque no hubiese nadie ya que aún no era la hora acordada.

 

Orientándome por la Lonely cogimos por una calle terriza un tanto oscura y polvorienta, nos cruzamos con Ander que nos dijo que un poco más adelante se encontraba el restaurante. Nuestra agradable sorpresa fue encontrarnos con Lidia y Antonio, en la barra se encontraba también Marco charlando seguramente con el regente del local y acordando nuestra cena. Era pequeño, se accedía por un patio con unos cuantos veladores, en el fondo y bajo cubierto había una especie de barra de bar con unos tiradores de cerveza y unos expositores frigoríficos, nos sentamos los cuatro a tomarnos unas cervezas mientras cambiábamos impresiones sobre la intensa jornada, se nos unió nuestro guía, y casi con él Ander, había dejado a Sol de compras con Fina la gallega; disfrutamos del momento fumando unos pitillos y saboreando unas frías kingfisher mientras esperamos la llegada del resto. Puntualmente a las ocho no faltaba ya nadie, Marco nos dijo que cenaríamos en la terraza de la planta alta, a la que llegamos por una estrecha escalera de caracol metálica situada en la esquina del jardín con la calle; un tanto apretados nos acomodamos en una larga mesa. Una nueva cena de grupo, en torno a nuestro joven guía, aglutinante necesario en este buen viaje que daba sus últimos pasos en Madhya Pradesh. Mientras degustábamos los sabrosos y picantes platos de la tierra aprovechó para acordar con quienes nos apuntaríamos a la ruta en bicicleta por los campos cercanos para mañana por la mañana; se planteaban dos opciones para todos los gustos con el fin de que grupo fuese más nutrido que en Orchha, bicicletas o rickshaws para que así pusiese ir hasta Francisca, que lamentablemente declinó esta lujosa alternativa, se quedaría nuevamente descansando en el hotel, y lo entiendo, demasiado esfuerzos está haciendo. Terminamos la cena con unas ricas bolitas de helados y dábamos por concluida la jornada. Sobre las diez nos esperaba nuestro autobús que nos acercó al Clarks.

pequeña parcela agrícola

Quedamos a las nueve en el parking de hotel, hemos tenido tiempo de un copioso y relajado desayunar, e incluso de preparar el equipaje que recogeremos a la una, hora en que nos despediremos de nuestro conductor y acompañante, ya que será un vehículo distinto el que nos llevará al Khajuraho Airport HJR. Me despedí de Francisca a la que deje tomando el sol en la piscina y, a falta de que llegara el auto rickshaw en el que realizarían el recorrido las tres inseparables vallisoletanas María Jesús, Isabel y Mila, y en el que además se cargaba abundante agua a la vista del calor que pasaríamos; el resto cogimos una bicicleta cada uno e iniciamos la marcha.

 

Ya a las nueve lucia el sol con rabia, comenzaba a dejarse notar. Salimos por Jhansi Rd a la izquierda, en dirección al pueblo, a los pocos metros, no más de cien, giramos a la derecha por otra carretera secundaria muy recta, llana y despejada, el buen firme y la visibilidad facilitaban un ritmo rápido, cálculo que recorridos un kilómetro cuando nos volvimos a desviar otra vez a la derecha, pasando muy cerca del templo de Chaturbhuj al que afortunadamente al regresar me pude parar a hacerle unas fotos, aunque no pude entrar al estar cerrado. Paseábamos más lentos que en Orchha, esta carterita que ahora serpenteaba por un paisaje llano y de cultivos se sitúa al Sureste de Khajurajo y es una de esas muchas de las que entretejen el territorio indio, dándole vida a esa infinidad de pequeñas aldeas como Kundapura a la que nos dirigimos, pero que también nos podría haber acercado a Tikuri, Beharkhera, Pira o Bhiyatal en sus proximidades. Muy concurrida, pero afortunadamente transitada por muchas bicicletas y ciclomotores, era la hora de que padres acerquen a sus hijos al cole, algunos coches, pero los menos.

cobertizo para aperos de labranza

Discurríamos por campos, la mayoría resecos, arados después de la recogida del grano del cereal y las leguminosas, el paseo resultaba agradable y atractivo, cuando detecto que se paran nuestros guías, pensé que era para un descanso, a Marco lo acompañaba, imagino que el dueño del negocio de las bicicletas de Khajurajo, daba la casualidad que conocía a uno de estos pequeños agricultores, y resulta que estaba en su parcela, al saludarse nuestro guía interpretó que era una ocasión inmejorable para conocer más de cerca las tareas propias de estas gentes, cuya economía básica es la agricultura y la ganadería.

 

Me acerqué a una pequeña plantación de soja cuya parcela no alcanzaba más de una hectárea, incluso recogí unas vainas con el grano maduro que aún conservo secas en casa. Marco, a sabiendas de mi afición a la botánica me llamó y señalándome una pequeña planta me dijo, −sabes que es esto−, me aventure tras olerlo a decirle −Hierva Luisa−, −no, es Mentha Piperita, la famosa menta de los gintonics ingleses−. Él también conoce bastantes plantas, así que nos contó que era un híbrido entre dos de sus variedades la Mentha Spicata y la Aquatica, nuestra común hierbabuena y la asilvestrada menta acuática, que al ser estéril, sólo se reproducen por esquejes y estos son caros, cuando el cruce es bueno se dedican a multiplicarlo con las características deseadas, todas estas operaciones de ingeniería botánica, cuyo espectacular resultado es el pepermint se realizó por primera vez en Inglaterra y fue llevada por los colonizadores a la India en los tiempos del Raj, pensando que sería muy productivo explotarla en un clima más calido y benigno.

 

Marco le pidió al guía local que si seria posible nos llevásemos unos esquejes, amablemente nos prepararon unos pequeños cepellones con barro para que mantuviesen la humedad y nos lo acercaron al hotel. Es una lástima que nuestra idea de regresar con un plantón indio de ancestros europeos no diera su fruto, quizás los fríos de la bodega del avión o la secuencia de estaciones, no se cual habrá sido la causa, aunque brotara en Sevilla las primeras yemas al llegar, mi plantón no ha superado la aclimatación, no ha prosperado.

la colina que aparece sutilmente en medio de los campos

Cuando salíamos para recuperar la marcha me percaté de la existencia de un pequeño cobertizo en el que suponía, se guardarían los aperos. No desaproveché la ocasión y me acerqué a curiosear antes de salir de la finca. Por fuera estaba bastante deteriorado, una fábrica de un pie de un ladrillo rojo de tejar forraba y protegía o otro muro interior de tierra, parecido a un tapial, y que salvando las lógicas distancias me recordaba a aquel lakhauri de los muros de las fortalezas mogoles, cuyo esqueleto de ladrillo era forrado en aquellos casos con piedra; en este cobertizo mucho más humilde, el interior están revocado con mortero de cal; sobre la pared exterior se apoyaba un arado todo de madera, incluso la cuchilla, como aquellos otros tantos que vi en la rudimentaria agricultura del Sur. La cubierta era de una teja plana con los bordes levemente curvados cogidas con mortero de barro y cal a una tablazón de madera, imagino, ya que en el interior hay una loneta de plástico, probablemente evitar las goteras. El suelo es terrizo, apisonado, cuando me asome había muy pocos enseres, unos ladrillos dispuestos a modo de hogar, de tal forma que puedan calentar leche o agua para té, unas botellas y garrafa de plástico. Quizás lo más valioso sea el documento grafico.

La fila india de extranjeros en bicicletas causaba la curiosidad de todo aquel con el que nos cruzábamos, los niños correteaban unos metros siguiendo nuestras rodadas, otros nos miraban con sorpresa, aunque siempre recibíamos miradas de cortesía y algún que otro tímido saludo. Mas adelante, la carreterilla cruza un arroyo seco que las aguas de los monzones alivien su árida piel resquebrajada, el reguero reseco discurre en el pie de una pequeña colina alargada la cual sorteamos por su extremo Sur. Resulta realmente espectacular al manifestarse como una recta espina dorsal, parece si un gran dinosaurio levantase una suave sabana bajo la cual duerme, me recuerda aquella bonita descripción sobre la delgada nativa supuesta amante de Kurtz, que recoge Joseph Conrad (1899) en el “El corazón de las tinieblas”, en la página 198 del Capítulo II que dice «... veía todo el conjunto justo debajo de ella, exactamente igual que se ve la columna vertebral de un hombre a lo largo de su espalda, bajo la piel...». Y ha sido ahora cuando le he identificado por sus coordenadas en Google Earth: 24º48’23.63”N – 79º56’17.90”E elev. 231 metros, cuando aún me resulta más sorprendente. No la divise claramente hasta que no llegué a Kundapura después de un último trecho de kilómetro y medio.

las productoras de leche en el baño

Esta pequeña aldea a unos seis kilómetros de Khajuraho se la conoce como la ciudad de los Kundar, un grupo pequeño de familias que no creo que alcance más de 100 personas, agricultores y ganaderos de la etnia Kundar. La leche de sus búfalas es muy exquisita y apreciada y, son los propios vecinos de Khajuraho los que vienen a por ella ya que son reacios a desplazarse de su asentamiento. El acompañante de Marco nos cuenta que están protegidos por el gobierno al tratarse de una pequeña etnia originaria de estos territorios. Personalmente, no sabría expresar el cúmulo de sensaciones que sentí al entrar en este pequeño poblado que no cuenta con más de cincuenta humildes casas, todas de una planta, me sentía un curioso, un cotilla, un invasor, sin alcanzar a comprender como me miraban esos dulces ojos de chiquillos y mujeres que siempre adornan sus caras con bellísimas sonrisas.

 

Se accede desde el pie de la carretera al que se acercan las casas como si pidiesen amparo, en una pequeña laguna que se ve nada más llegar y que al estar ahora tan vacía, tendrá un escaso metro de agua en el centro, donde un buen numero de búfalos que retoza en su interior no llegan a tener cubierto ni siquiera sus lomos. Dejamos las bicis y el rickshaw cerca de una alberca circular al borde del caserío, está muy concurrida, las mujeres hacen la colada y unos cuantos de niños y jóvenes se asean, intuitivamente nos fuimos para ella para hacer fotos, con gestos rechazaron nuestra actitud, y lógicamente no quieren perder su intimidad.

repellando con mortero de boñiga de búfala

Siguiendo a nuestros guías nos adentramos en esta minúscula ciudad de casas de adobe y ladrillo, algunas encaladas y con unas pequeñas puertas entre abiertas donde se adivinaba una intensa vida hogareña. En una de ellas un bebe muy cuidado aleteaba con sus pequeños brazos en una canasta que se columpia colgada del techo. Mujeres atareadas en sus labores cotidianas, unas tendían la ropa, otras porteaban garrafas de zinc colmadas de leche y otra se dedicaba a embadurnar con mortero orgánico una catta, un pequeño basamento o tarima circular de una vieja acacia en un espacio que a modo de pequeña plazoleta dejaban unas casas, utilizaba una mezcla de boñiga fresca de búfalo mezclada con barro y agua, excelente e higiénica mezcla, aunque alguno de nosotros diéramos muestras de asco, cuando Marco les preguntó de que estaba hecho, se atrevió a dar unas repelladas a su amable invitación, curiosamente huele cuando esta fresco, pero cuando se seca es duro e inodoro. En el nuestro guía y su acompañante de las bicicletas charlaban con las gentes que se arremolinaban a nuestro alrededor, era difícil saber quienes éramos los que sentíamos más curiosidad, si ellos o nosotros. Pese a que como mencioné en el párrafo anterior las sensaciones son a veces confusas el cruce por aquel lugar tan remoto reconfortaba nuestros espíritus castigados por una cruel crisis en la que pensamos que lo vamos a perder todo.

entrega del material escolar de la Diputación de Sevilla en Kundapura

Antes de marcharnos le dije a Marco que aquel lugar era un sitio ideal para entregar el material escolar que me entregaron en el Servicio de Bomberos de la Diputación de Sevilla y que traía en mi mochila; me indicó que no sacase nada, que le preguntaría a algún vecino como proceder, me contó que a ellos les preocupa que sus pequeños relacionen los regalos con las visitas de turistas, así que me pidió que se lo entregase discretamente a un joven, al de mayor edad que los acompañaba, que cuando nos fuésemos y alejásemos él lo repartiría. Las fotos las capte al rato, cuando ellos verdaderamente gozaban de aquel material de desconocida procedencia, las imágenes son enternecedoras, esos grandes ojos mirando aquellas láminas coloreadas con los recortables de los modernos coches de bomberos, eran el reflejo de una sociedad con pocos recursos y una felicidad que muchos de nosotros la envidiaríamos en la vieja Europa, donde la competitividad raya la mayoría de las veces una crueldad despiadada.

F149_templo de Chaturbhuja

Tocaba ya la retirada, como otras tantas veces no me cansaba de mirar hacía atrás intentando que se quedasen grabados en mi retina el máximo de aquellos momentos con el tiempo se volverán en imborrables recuerdos. Decidí tomar la cabecera de la fila india de bicis, mi intención era llegar con algún tiempo y poder visitar el templo de Chaturbhuja. Quizás al encontrarse en proceso de restauración estaba cerrado, sólo pude hacerles unas fotos desde el exterior; en otros blogs he visto que alberga bella figura de Visnu de 2,7 metros de altura con 4 brazos bastante bien conservada, también dicen que este santuario es el único que de Khajuraho en el que no aparecen tallas eróticas. Cuando llegué a la altura de la verja y puse los pies en tierra comencé a sudar por el esfuerzo de los últimos kilómetros acelerados, fui a coger la Nikon y al intentar limpiar las gafas empañadas, la cámara cayó al suelo, con tan mala suerte que Pepi que venia detrás tuvo la habilidad de pasar con las dos ruedas por encima, no lo llego a entender aún, pero pasó con las dos ruedas por la vieja Nikon de Javier, la segunda cámara que sufría un percance. Cuando la recogí del suelo la pobre estaba medio destripada, las dos medias carcasas dejaban ver su interior, intente recomponerla simplemente apretando ambas mitades e increíblemente continuó haciendo magnificas fotos. Pepi agobiada se disculpaba del infortunado incidente, la consolé, ya nada se podía hacer y para que lamentarse, le dije que no se preocupara.

Aeropuerto de Khajuraho

Hice unas cuantas más de fotos y continué el camino, a nuestra altura llego Fina y los tres avanzamos en solitario sin esperar al resto. Al llegar a Jhansi Rd y pese a que la gallega me dijo que había que girar a la izquierda, me empeñe en torcer a la derecha, cuando llevaba más de un kilómetro sin percatarme de la existencia del Clarks, pensé que obviamente el equivocado era yo. Pregunté a un motorista parado en el arcén cuando acabo de hablar por su móvil por el hotel, me confirmo mis sospechas, tuve que dar la vuelta y deshacer lo recorrido. Al llegar ya estaba allí todo el grupo. Me acerqué a la piscina y Francisca ya no estaba, la encontré en la habitación terminando de arreglar el equipaje aún faltaba algún tiempo para la salida, un baño y poco más.

 

Íbamos llegando unos tras otros con nuestros equipajes a recepción, aproveché que Toño y Lidia charlaban con Ander, les comenté que el trayecto hacia el aeropuerto sería el último que haríamos en el autobús que la agencia había puesto a nuestra disposición en estos trece días que llevábamos ya en el país. Cuando hice el viaje a la India del Sur, en una situación similar, les entregamos las propinas al conductor y acompañante del autobús en un emotivo acto, improvisamos un pequeño discurso de agradecimiento por las muchas atenciones recibidas y en atención a la procedencia del grupo de viajeros lo hicimos en castellano (como se me ocurrió a mi, a mi me tocó), en inglés, en catalán, en vasco y en gallego. Propuse la misma idea al año siguiente en Sri Lanka y fue también bien acogida, tanto que se repitió. Ahora nuevamente lo volvía a exponer. Así que cuando estuvo cargado todo el equipaje, delante del bus, aprovechando su escasa sombra, era la una del mediodía, Pepi tenia el sobre con las propinas que se lo entregó a nuestro conductor, indicándole que era también para Tispal, su acompañante, improvise unas palabras que Marco las trasvaso al ingles y Pepi al catalán, Ander hizo lo propio en vasco y hubo que exigirle a Fina que las pasase a gallego. Al final nos fundimos en un abrazo y partimos hacia el Khajuraho Airport HJR.

 

A escasos kilómetro y media en la carretera de Jhansi se encuentra este pequeño aeropuerto, se descargo el equipaje y cada uno con el suyo entramos en una escueta nave colmatada de turismo, básicamente occidental. La espera, como siempre tediosa, a la 13:05 teníamos resuelto el embarque y a las 13:45 despegábamos de Madhya Pradesh, asientos 24B y 24D del vuelo 9W-0724 de la Compañía Jet Airways, destino Benarés, 315 kilómetros en 50 minutos.

 

 

Víctor Díaz López

Septiembre de 2013

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